Los efectos de la incertidumbre durante la pandemia

La pandemia nos ha dejado muchas consecuencias sociales y económicas similares a lo vivido en tiempos de guerra; también nos recuerda que los seres humanos somos muy vulnerables y vivimos en una sociedad siempre en riesgo. Sus efectos tienen una diferencia con otros desastres: incertidumbre prolongada, incertidumbre sobre la fecha de finalización, temor generalizado, la amenaza de un rebrote. La incertidumbre que persiste afecta la confianza en sí mismos, eleva el nivel de estrés y desencadena ansiedad; la ansiedad proviene de un estado desconocido, al prolongarse se convierte en depresión.

 

La sociedad moderna pasó de la seguridad que brindaba la medicina y la tecnología a una angustia permanente debido a las consecuencias de su desarrollo. Con tantos adelantos científicos y tecnológicos se pensaba que, en cuestión de salud, todo estaba bajo control. Y, de pronto, el incremento de fallecimientos nos dejó en estado de indefensión.

Los meses de confinamiento en el hogar quedan confusos; combinar en casa las actividades laborales, escolares y sociales con el espacio privado, deriva en tensiones y conflictos. Parece que cambiar la oficina a la casa resulta lo mejor; pero no a todos les funciona. El trabajo en su modalidad virtual no siempre tiene horario fijo y, para las parejas, convivir todo el día con el internet en las interacciones de la vida de pareja, modifica el concepto de hogar. La mayoría sufre estrés postraumático.

 

Reducir el estrés en la vida diaria es de suma importancia. El estrés provoca incremento de los síntomas psicoemocionales y el estado de ánimo se contagia entre los que conviven de cerca. La pandemia afecta la capacidad de adaptación, complica a los más vulnerables con trastornos mentales como ansiedad, depresión, obsesivos compulsivos, del sueño y alteraciones del apetito, ideas suicidas y crisis psicóticas.

La pandemia es el mayor experimento psicológico mundial, los efectos serán estudiados por varias disciplinas. Ya nos estábamos acostumbrando a la violencia y a las armas, pero no a un enemigo invisible. Tenemos que aprender a identificar cuándo una tristeza es pasajera y cuándo se convierte en un trastorno que afecta la capacidad de maniobra y adaptación. No se trata de voluntad, en ocasiones se requiere ayuda profesional porque la voluntad está severamente afectada, sobre todo en aquellos atrapados en alcoholismo y adicciones.

 

La fortaleza es una fuerza interior, hoy en día llamada resiliencia, son herramientas personales que algunos adquirieron en su familia y que se refuerzan en los momentos de crisis. Somos sociedades consumistas apegadas a lo material, de manera que las pérdidas se complican. La adaptación, esa capacidad con la que contamos los seres humanos y los animales, se intensifica con la toma de conciencia, el desarrollo de mecanismos para mejorar soluciones y la capacidad de solución de conflictos a pesar de todas las adversidades.

Cuando pierden la capacidad de adaptación, es momento de buscar ayuda profesional y desarrollar la solidaridad, ayudar al que ha perdido la voluntad. La psicoterapia no es dar consejos, se trata de encontrar soluciones, ayudar a recuperar la confianza en sí mismos, resolver las culpas, el resentimiento que paraliza, los traumas y solucionar los conflictos familiares. Sin salud mental no hay salud.

 

Los niños necesitan una crianza que les dé confianza y modelos a imitar; si los padres viven en conflicto, con violencia, consumen sustancias, sin comunicación, van a carecer de fortaleza emocional y falta de confianza en sí mismos. Vivimos en la era de la comunicación, ¡pero qué paradoja!, estamos más aislados entre los cercanos, le damos más importancia a los dispositivos que a la comunicación verbal.

El miedo, la ansiedad, la incertidumbre, los problemas económicos y el incremento de estrés disminuyen las defensas del sistema Inmunológico. Me comentó Mary, una paciente: “No sé qué me pasa, desde el inicio de la pandemia me descansaron y me están pagando mi sueldo, pero no sé cómo me siento; hasta le dije a mi jefe: como que no me hallo, no encuentro mi lugar, me da por comer y mal dormir”. Mi respuesta fue: “Lo que te sucede es consecuencia de la incertidumbre por el cambio de rutinas: no estás de vacaciones, no estas jubilada, sientes que no mereces recibir el salario sin trabajar”.

Se ha demostrado que en la psicosis social, las emociones del grupo se tornan en síntomas comunes, experimentan los síntomas por el fenómeno de la compulsión a repetir. Un caso clínico es el de Luis, tenía tiempo laborando con mucha presión, las demandas en su trabajo le causaban mucho estrés, la empresa trasnacional es muy exigente. En plena pandemia, al regresar de un viaje de negocios inició con algunos  síntomas: dolor de cabeza, fiebre y cansancio, un médico le dijo que sus síntomas podían ser dengue, le recetó antibiótico y otros medicamentos, al ver que no mejoraba, acudió con otro médico y de inmediato lo diagnosticaron con Covid-19, en ese momento se le nubló la vista, experimentó todos los síntomas que a diario escuchaba, afectó su respiración y ya no supo de él, lo trasladaron al hospital. Permaneció un mes en terapia intensiva. Al no padecer otra enfermedad y estar joven, se recuperó. Pero la recuperación no termina al salir del hospital, quedan efectos psicológicos, además necesitan rehabilitación física, algunos hasta terapia de lenguaje, tardan en reincorporarse a la cotidianidad. Al salir del hospital necesitan procesos psicoterapéuticos; durante el tiempo de la intubación endotraqueal, padecen alucinaciones, posteriormente se deriva en ataques de ansiedad.

Recomendaciones para adaptarse

  • Que tu medicina sea tu alimento.
  • Sentado en una habitación tranquila, cierra los ojos y respira profundo.  Repite en silencio palabras positivas: «Yo estoy en paz. Estoy en armonía con todo mi cuerpo». Exhala por la boca y manda hasta al área del ombligo. Trae a la memoria un lugar que te dé tranquilidad, la playa, el campo. Observa el paisaje, qué escuchas, qué hueles, qué saboreas.
  • Actividad física, una caminata al parque con tu mascota, ayuda a relajarse. Observa cómo la mascota disfruta el paseo: huele, observa, está alerta. El yoga y el tai chi son excelentes actividades físicas que contribuyen para reducir el estrés, conectan el movimiento lento y fluido con la respiración profunda. Las clases de baile latino son muy relajantes. No hay pretexto, si no puedes asistir a un curso, puedes tomar clases por internet, incluso ver tutoriales gratuitos.
  • Busca alguien que te escuche, un amigo, un terapeuta, un pastor, un sacerdote, compártele las cosas que te causan estrés y preocupación. Puedes integrarte a un grupo de apoyo. Otras actividades: escribe un diario, un cuento, una historieta, dibuja, pinta, no importa que no sepas, deja que brote la imaginación. Tejer, bordar, hornear, carpintería, el jardín reducen la velocidad del cerebro y se convierte en creatividad manual.
  • En la hora del día que mejor te acomode, dedica unos minutos para priorizar tus tareas pendientes. Hay que ser flexibles, no hay que obsesionarse con las listas, ese es un signo de los que padecen trastornos obsesivos.
  • No sobrecargarse de información.  Causa daño, al grado de que el cerebro entra en pánico. Ante las primeras señales de angustia, respira, cambia de rutina; las señales son dolor de cabeza, cansancio, dolor en el pecho, colitis, apetito, mal humor, miedo.
  • Cuando la psique está en modo de supervivencia es importante encontrar la fuerza vital.  La fuerza vital, la libido, la energía, son la evidencia de la vida. La respiración es la fuerza vital, es importante conectarnos con ella, acercarnos al Yo interno.
  • Luchar contra la desesperanza. Cuando padecemos ansiedad, depresión o ambas, parece imposible encontrar el lado positivo de la vida. Dice un dicho popular: “No hay mal que por bien no venga”. Aléjate de las personas pesimistas, de los medios de comunicación que solo publican catástrofes y de las redes sociales. Tanto la felicidad como la preocupación no son eternas. Como dice una canción “Siempre vendrán tiempos mejores”.

 

* Rosa Chávez Cárdenas es psicóloga, homeópata y terapeuta, contáctala en: www.rosachavez.com.mx [email protected] https://twitter.com/DrRosaCh https://www.facebook.com/Tratamientointegral/

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