La neuroquímica de la felicidad

La felicidad no se describe con palabras, para describirla hay que sentirla. Muchos critican los libros de autoayuda y los cursos —muy caros por cierto—, que ofrecen conseguir la felicidad con una receta práctica igual para todos. Con lo que contamos actualmente es con muchos estudios y datos científicos que nos explican cómo llegar al nivel de bienestar físico y psicológico.

 

Es un hecho que las áreas de la salud mental se han enfocado en patologías y trastornos mentales, pero no en sus causas psicoemocionales. La psiquiatría se enfoca en encuadrar enfermedades del manual de psiquiatría, en las causas internas y externas que favorecen las enfermedades mentales, y la industria farmacéutica en brindarles tratamientos costosos, se trata de que todo se resuelva de inmediato con un fármaco. Llevan a los niños a terapia por problemas de falta de atención, por vivir en conflictos familiares, y la solución es medicarlos como si el fármaco les diera la felicidad. El problema es que el niño va a crecer con un estigma de enfermedad mental.

La búsqueda de la felicidad en términos absolutos desemboca muchas veces en frustración y desánimo. Es un hecho poco tratado que los jóvenes hoy en día no sienten esa felicidad de manera espontánea, el principio del placer está bloqueado. Los cerebros están tan acelerados por la tecnología, el estrés, la búsqueda de lo material, el placer de vivir, de sentir, está alterado por eso buscan sustancias, relaciones sexuales hasta bisexuales y se atrapan en adicciones.

 

La sociedad actual vive tan acelerada con exceso de estrés, los enemigos de la felicidad son las expectativas. Me comenta una amiga que cuando se casó su hermano, antes de entrar a la iglesia, su novia le dijo: “No estoy segura de querer casarme”, él novio muy sorprendido le respondió: “Estamos a tiempo, podemos suspender todo el evento, pero dime en este momento”. Ella sonriendo le dijo “Bueno, no hay problema, nos casamos”. Su vida de pareja fue un eterno conflicto.

Hay maneras de abordar la motivación y los estados emocionales. Muchos mensajes circulan por las redes, lo que sabemos es que el pensamiento afecta la fisiología de nuestro cuerpo. Las preocupaciones, el miedo se sienten en el intestino; el pesimismo, el temor, los conflictos cotidianos y los no resueltos desde la infancia, impiden la felicidad, además de que atraen “malas vibras”, estar distraídos, confundidos, desmotivados, todo abona a que situaciones no gratas, como accidentes, les sucedan.

 

Vamos a compartir una mirada desde las neurociencias, esas que estudian el cerebro y la relación con el comportamiento, los pensamientos y los resultados. Existe un conjunto de hormonas y químicos que influyen en la felicidad, los niveles de energía y las emociones, veamos.

La neuroquímica de la felicidad

Los neurotransmisores y las hormonas son los encargados del principio de placer, la felicidad y la atención. Se afectan con el estrés, los cambios hormonales, algunos fármacos y enfermedades como la diabetes y el cáncer.

 

  • Endorfinas: se les conoce como la morfina natural y se activan con el pensamiento positivo, las buenas noticias, practicar deporte y actividades que nos producen placer, como comer postres, reír a carcajada y disfrutar con la persona que amas. Ayudan a disminuir el dolor físico. También se activan con el dolor, las quemaduras, los accidentes y en las conductas autodestructivas, por eso se dice que “el dolor produce placer”.
  • Oxitocina: es la hormona que regula los vínculos más cercanos, cuando recibimos un abrazo, un beso, una caricia, se genera esta sustancia. Su función principal es fortalecer las relaciones más cercanas. Funciona como ansiolítico, nos calma y nos genera felicidad. También influye en la confianza. Pasar tiempo con personas a las que amas y te aman, la produce. Una madre cariñosa, en los primeros años de su hijo siembra la semilla que en la vida adulta dará frutos. Un beso, una caricia, de esto carecen algunas personas que trabajan en línea frente a una pantalla. Cuando nace un bebé los niveles se incrementan para que la madre haga vínculo con su hijo.
  • Serotonina: es un antidepresivo natural y la mayor concentración se encuentra en el aparato digestivo. Se encarga del estado emocional, el apetito, la atención, la memoria y las defensas del sistema autoinmune. Una buena dieta contribuye a su producción. Es un hecho que las preocupaciones y las impresiones se sienten en el intestino, el colon irritable (colitis) disminuye la serotonina y casusa depresión endógena.
  • Dopamina: tiene dos caras. Una buena que nos ayuda a buscar los pequeños placeres de la vida. En el opuesto, es muy adictiva, por ejemplo, en la ludopatía, los deportes de riesgo como escalar, bicicleta, la moto, el surfing, entre otros. El enamoramiento también produce dopamina por eso la persona enamorada está fuera de la realidad y se vuelve adicta al amado.

Otro ingrediente importante es correr el riesgo, cambiar rutinas. Las personas rígidas, la monotonía, las mismas costumbres afectan la producción de los químicos de la felicidad. La falta de deseo con la pareja puede ser en respuesta a las relaciones sexuales aburridas. En la obsesión por el orden y la limpieza, se produce exceso de serotonina, dopamina y glutamato, el cerebro actúa en automático, se pierde la creatividad, la intuición, la alegría de la vida.

 

Los estudios han demostrado que las personas obsesivas, rutinarias son las que enferman de Alzheimer. Los primeros estudios de la enfermedad los descubrieron en un convento en Nueva York, con monjas de claustro, observaron los síntomas y descubrieron que las conductas repetitivas y el encierro son el caldo de cultivo de la enfermedad.

La sociedad contemporánea sufre un gran vacío espiritual que intenta suplir con sensaciones como satisfacciones corporales, sexo, comida, alcohol, drogas. La cultura actual está atrapada en el hedonismo —la búsqueda del placer— la permisividad y el consumismo. La acumulación de objetos y sensaciones produce gratificaciones momentáneas, mientras crece el vació emocional, lo que conduce a rupturas familiares y comportamientos destructivos.

 

Hoy en día relacionan felicidad con posesión, se pasan la vida buscando estabilidad económica, pero entre más tienen más quieren, buscan pertenecer a la sociedad, tener prestigio, objetos materiales; hay tanta gente acumuladora, compra objetos en línea y ni siquiera los utiliza. La felicidad no está en el tener, sino en el ser, la forma del ser es la base de la felicidad.

Recomendaciones

  • Es importante entender los síntomas, por ejemplo, el deseo de dulces, chocolates, es síntoma de depresión. La anhedonia es la falta de placer por sí mismo, cuando necesitas algo más: alcohol, refrescos, pan, comida que no disfrutas, comprar, jugar en los casinos, la respuesta es la necesidad de afecto, el dolor de la perdida, una vida aburrida, falta de amor de diversión. Muchos adictos a las selfis que comparten en las redes sociales desean llamar la atención, para sentirse motivados.
  • Explora alternativas saludables que te ayuden a generar respuestas neuroquímicas. Comparte con gente alegre, esos que se reúnen a cantar, a bailar (mover el cuerpo), a compartir la lectura de libros, a escribir, pintar, tocar instrumentos.
  • Practica algún deporte, ejercicio aeróbico, simplemente caminar y descubrir la ciudad, sentir la naturaleza en el campo, contemplar el cielo, el vuelo de los pájaros, pasar tiempo con la mascota. Hoy en día hay tanta gente sola jubilada, aburrida, y otros trabajando horas frente a la pantalla.
  • Aceptar el presente y las limitaciones económicas. Comprar un carro costoso que no puedes pagar, enferma; estudiar en una universidad de prestigio y endeudarte, no es buena idea, acabarás con demasiado estrés y la decepción de que los salarios no te permiten pagar los intereses.
  • Es importante gestionar las emociones, los sentimientos son expresión de las emociones, nos enseñan y nos preparan para la acción. Sentir coraje no es malo, canalizarlo es una energía para hacer cambios.
  • Conclusión: es más fácil ser feliz cuanto menos necesitas. La actitud mental optimista es básica.

* Rosa Chávez Cárdenas es psicóloga, homeópata y terapeuta. Visita su sitio web: www.rosachavez.com.mx Síguela en: https://www.facebook.com/DrRosaChavez y https://www.facebook.com/Tratamientointegral/ Comentarios a la autora: [email protected]

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