Ataque de pánico

La ansiedad se ha convertido en un signo de nuestros tiempos, se incrementó con intensidad durante y posterior a la pandemia; los trastornos de ansiedad actualmente son considerados un problema de salud pública.

El estilo de vida competitivo y acelerado de las grandes urbes contribuye al incremento de los trastornos de ansiedad. Los medios de comunicación masiva y las redes sociales aportan una dosis constante de inseguridad, incertidumbre, violencia y catástrofes que sobrepasan la capacidad de reacción dejando a la mayoría en estado de indefensión; la inmediatez de las noticias afecta nuestra capacidad de respuesta sobre todo al ser compartidas en la intimidad de los hogares. Las personas se quejan de síntomas y resulta por sí mismo difícil identificar la fuente de ansiedad ya que tiene varias causas: emocional o psicosocial, ambiental y espiritual. Lo que más afecta son los conflictos del entorno familiar.

Anteriormente se pensaba que las emociones se generaban en el corazón por las constantes taquicardias, pero está bien identificado que es en el cerebro, específicamente en el diencéfalo. Esta estructura se encuentra ubicada entre el mesencéfalo y los hemisferios cerebrales. Dentro de esta estructura queda englobado un conjunto de regiones corticales, núcleos y vías que se interconectan y reciben el nombre de sistema límbico. Este sistema representa parte de la evolución de los animales, el arquicórtex (derivado de los reptiles) y el neocórtex (de los primates). Situado en lo profundo del cerebro, el sistema límbico es el que lleva el control de las emociones, de la atención y la memoria; gracias a su respuesta la especie humana y los animales seguimos en la tierra.

Ataque de pánico

Los ataques de pánico giran en torno al miedo. Se asocian con la mente, son una constelación de síntomas, tanto físicos como cognitivos. El miedo se apodera del cerebro, el cuerpo responde y puede ser difícil encontrar la lógica de todo el proceso.

 

El ataque de pánico es la aparición repentina de un miedo intenso, la persona se paraliza. La diferencia con la ansiedad generalizada es que se manifiesta como una preocupación casi constante. Los que sufren ataques de pánico son afectados por síntomas que varían de persona a persona, de acuerdo con la causa y su nivel de tolerancia. Por ejemplo, una persona que fue privada de su libertad puede ver a un individuo que se parece al agresor y paralizarse.

 

Síntomas

Dificultad para respirar, taquicardias, hormigueo, temblores, náuseas, opresión en el pecho, calor, sudoración, escalofríos.

 

Signos

Miedo que provoca intranquilidad e inestabilidad. En medio de un ataque de pánico, las personas pierden el control, piensan que se están volviendo locas, que se trata de un infarto o que es un signo de muerte.

 

Los ataques de pánico desaparecen casi tan repentinamente como aparecen. Los síntomas se acumulan en el transcurso de 10 minutos y se disipan en media hora a pesar de que dejan efectos como el miedo a que se repita.

 

El temor de otro episodio es persistente, cualquier experiencia cotidiana como subir escalones, salir a la calle, conducir el auto, prender un horno, causa miedo. Los ataques de pánico pueden ser el origen de las fobias, o la fobia el origen del ataque. Por ejemplo el miedo a beber, a comer ciertos alimentos o cualquier estímulo que estuvo presente al ocurrir el episodio. Una de cada tres personas desarrolla agorafobia, trastorno de ansiedad en el que se presenta el temor de estar en lugares públicos, trasladarse por las calles, hacer fila o asistir a un concierto.

 

Tere, 19 años, se encuentra atrapada, alimentando sus miedos. Tiene planes de trabajar, de estudiar una carrera, pero no logra cumplirlos. Sus amigas la invitan a salir, pero por el temor de subirse al camión, no asiste, de manera que las amigas han dejado de buscarla. Lleva meses planeando acudir al módulo a tramitar su credencial de elector, en varias ocasiones ha perdido la cita. A pesar de recibir ayuda terapéutica no logra avanzar. Es importante identificar la “ganancia secundaria”, tanto en este como en otros casos, por ejemplo, los padres divorciados les tienen más consideraciones, los tratan como niños en lugar de ayudarlos a ser independientes.

Causas

Son varios los factores que provocan los ataques de ansiedad que se convierten en ataques de pánico. Los acontecimientos traumáticos en la infancia y las crisis en la vida adulta, las preocupaciones económicas, hablar en público, las culpas, sentirse solo a pesar de estar acompañado y alguna situación presente o pasada que cause vergüenza. El miedo a presentar un examen, un trabajo que cause mucho estrés o que se sienta incapaz de realizar.

 

El estrés intenso activa el sistema nervioso simpático, una red de nervios que desencadena la respuesta de “lucha o huida” ante la percepción de peligro. El cuerpo libera sustancias químicas como la adrenalina y la norepinefrina que causan que el corazón se acelere, las pupilas se dilaten y la piel sude. Los ataques de pánico se producen cuando el cerebro no es capaz de enviar los mensajes al córtex prefrontal asociado a la lógica y al razonamiento y a la amígdala que es la que controla la regulación emocional. Durante el ataque de pánico, el cuerpo amigdalino está hiperactivo y la corteza reacciona menos, lo que hace que se vuelva un círculo vicioso. La vida intensa que vivimos y la inseguridad son la causa de los cerebros hiperactivos.

 

 

Recomendaciones

  • Habla contigo mismo durante el episodio, no permitas que el miedo complique el suceso.
  • Llama a tu terapeuta, a un amigo de confianza. En la República Mexicana, contamos con el Sistema Nacional de Apoyo, Consejo Psicológico e Intervención en Crisis que ofrece un servicio de terapia psicológica gratuita a nivel nacional facilitada por psicólogos certificados, guarda su número telefónico en tus contactos: 800 472 7835, las 24 horas, los 365 días del año.
  • Levanta los brazos varias veces hasta que te canses.
  • Cuenta los colores. Nombra los colores que te rodean en voz alta: la ventana es verde, la alfombra es gris, las paredes son blancas, la camisa es amarilla… Se trata de distraerte de la creciente ansiedad.
  • Sostén algo frío, un hielo en las manos, pásalo por la nuca, coloca un pedacito de hielo bajo la lengua.
  • Observa la respiración. Respirar de manera acelerada como si estuvieran corriendo hace que hiperventilen y provoca que se sientan mareados. Respira de manera profunda, consciente, retén el aire y exhala por la boca. Al llenar de oxígeno el cerebro pone en funcionamiento el sistema nervioso parasimpático y reduce los niveles de angustia.
  • No abusen de los fármacos, el alcohol o cualquier sustancia, causan adicción y el cerebro seguirá repitiendo para que le des la sustancia. Es recomendable la terapia cognitivo-conductual para aprender a enfrentar el miedo y cambiar los patrones de pensamiento, también identificar si estas reforzando la ganancia secundaria.

* Rosa Chávez Cárdenas es psicóloga, homeópata y terapeuta. Visita su sitio web: www.rosachavez.com.mx Síguela en: https://www.facebook.com/DrRosaChavez y https://www.facebook.com/Tratamientointegral/ Comentarios a la autora: [email protected]

 

 

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