El miedo al compromiso

El compromiso es un valor fundamental en todas las áreas del quehacer humano. Puede ser generado para sí mismo o para otras personas, incluso en un proyecto puede requerir del apoyo de varias. La falta de compromiso se aprende en la escuela y en la familia de origen.

La falta de compromiso también se aprende en la convivencia con una familia disfuncional, una madre desordenada, carente de disciplina, que no se administra. Un padre que cambia constantemente de trabajo, que tiene varias parejas, mal proveedor, que maltrata. En casos graves, el padre alcohólico que desaparece por temporadas. Todo abona para que los hijos, faltos de valores, crezcan con un “Yo” débil, de manera que les cuesta ser independientes y seguros de sí mismos. En este escenario, en ocasiones toman el modelo de algún familiar, un maestro, un mentor y dan sorpresas en la vida adulta, conozco muchos en estas condiciones. En el opuesto, la historia del padre o la madre se repite y se dedican a la delincuencia o, como su padre, se atrapan en el alcohol o las drogas.

 

A los hijos producto de familias disfuncionales les cuesta trabajo establecer relaciones íntimas y cercanas, cargan con la desconfianza de la experiencia familiar. El miedo al dolor de la pérdida, del abandono, es más grande que el deseo de amor, de manera que eligen vivir su vida sin comprometerse y no se dejan amar.

 

Un caso de éxito

Lupita tenía 13 años cuando su madre enfermó gravemente, pasó casi un año en el hospital. Lupita tomó el rol de madre, se hizo cargo de sus dos hermanas menores, de los quehaceres de la casa, ir a la escuela y trabajar en una tortillería. Con esta experiencia aprendió a ser independiente, con su trabajo pagó sus estudios, se casó y no ha dejado el “rol parental”, sigue al cuidado de sus hermanas menores.

Falta de compromiso y lealtad

Mary le dio alojamiento a Lupita, su hermana menor, cuando se fue del pueblo a la ciudad para estudiar medicina. Juan, el esposo de Mary, se enamoró de Lupita, llevaron un romance a escondidas mientras ella estudiaba. Cuando terminó la carrera se fueron a vivir juntos. Mary siempre estuvo resentida con la hermana, el esposo y hasta con sus padres que, en lugar de apoyarla, se aliaron con Lupita y su yerno por conveniencia económica. Juan le daba mensualmente dinero para el sostenimiento de los hijos a su exesposa Mary; ella cada mes compraba un costal de papas y las guardaba como reserva. Para evitar el resentimiento se dedicaba a disfrutar en eventos y restaurantes, al final de mes, ya casi sin dinero, recurrían a la reserva: comer papas. La hija asistió a la universidad; pero el hijo, les dio muchos dolores de cabeza, con trabajos terminó la secundaria, falto de disciplina, cambiaba constantemente de trabajo, hasta que conoció a un hombre veinte años mayor que se convirtió en su pareja.

 

El compromiso

Siempre es antes que la acción, es el opuesto de la resistencia al cambio. Es la promesa seria que presiona, la acción que nos levanta cuando caemos o cuando topamos con un obstáculo. El compromiso es la base fundamental de la relación de pareja.

 

Los que carecen de modelos de compromiso que los puedan orientar, en el caso de la familia disfuncional, no tienen que sentirse huérfanos, la base de los vínculos afectivos, sociales y emocionales pueden encontrarla fuera de su familia, en los amigos, por ejemplo. Se trata de hacer vínculo para generar un ambiente cordial en los grupos. Para que surja una amistad tiene que producirse convivencia, intercambio de vivencias, no se puede tener amigos íntimos cuando se miente o se buscan por conveniencia. La amistad consiste en una relación de empatía que se va perfeccionando con el tiempo, esa que resiste las bromas, los malos entendidos, donde existe comunicación y honestidad. El compromiso surge en las cuestiones escolares y laborales, requiere paciencia, capacidad para demostrar que se cumplan las reglas, horarios y conductas. Cuando alguien está comprometido y comete un error, es importante que lo acepte, en la falta de compromiso culpan a otros y no aceptan la responsabilidad.

La generación del milenio

Los milénicos son la generación más polémica y criticada, los que nacieron con el internet, entre 1980 y 1995, los de las redes sociales: Facebook, Instagram, Twitter, Youtube, las aplicaciones… Esta generación ha sido estudiada en diferentes áreas para vislumbrar su futuro, la mercadotecnia los tiene en la mira para ver quçe venderles ya que han cambiado preferencias. No les interesa comprar una casa con muchos muebles como a las generaciones anteriores. Están atrapados en la permisividad, la cultura desechable y las compras compulsivas de aparatos electrónicos. A los escritores les interesa conocer su concepto del amor y de paternidad; muchos lo dicen abiertamente, no quieren tener hijos, no les interesa atraparse en ese compromiso. Pero, algo queda claro, el 90 por ciento repudia la política. Consideran que los políticos son deshonestos, han escuchado a sus padres quejarse de la falta de compromiso y de la corrupción, llegan a enriquecerse. Las generaciones anteriores los que somos padres o abuelos de esos jóvenes, estamos asombrados de la falta de compromiso en cuanto a las relaciones, no tienen interés en casarse ni en una pareja para toda la vida.

 

También cambiaron el modelo de relación de noviazgo previo al matrimonio. Tienen dificultades para relacionarse frente a frente, están acostumbrados a las relaciones virtuales. Las relaciones sexuales se llevan a cabo de manera irresponsable, no toleran la espera, de inmediato van a la intimidad, incluso con relaciones del mismo sexo. Para sorprendernos más, la libertad sexual no es exclusiva de los varones como las generaciones anteriores, las jovencitas de secundaria sorprenden por, el libertinaje, los embarazos en niñas son preocupantes.

“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”, frase de Cortázar a la que podemos darte dos lecturas, la primera, en cuanto a las parejas estables que coinciden y se enamoran; la segunda: los que se encuentran ocasionalmente y sin conocerse se apresuran a la relación sexual. No todo está perdido en cuanto a los jóvenes, les preocupa el calentamiento global, el terrorismo, las migraciones, la falta de empleo y la extinción de las especies. No piensan a futuro en cuanto a relación laboral, ya que la mayoría de los empleos serán por contrato sin pensar en la jubilación. Viven el presente.

 

Maternidad y paternidad responsable

El compromiso en la relación de pareja involucra sentimientos de amor, ansias de permanecer tiempo juntos; el propósito es formar una unidad en los proyectos futuros, la economía familiar y la crianza de los hijos. Significa, además, compartir esperanzas, expectativas y una comunidad de intereses. Culturalmente se hacen bromas al respecto de que al casarse o vivir juntos se termina la libertad, esa creencia inconsciente llevada a la práctica termina con el placer de estar juntos, la pérdida de la libertad en la relación los despersonaliza.

El compromiso en la pareja surge de acuerdos, de valores como fidelidad, lealtad, amor, responsabilidad, respeto, tolerancia. La paternidad responsable surge de la relación entre la pareja, y no exclusivamente heterosexual porque en el presente estamos viendo otro tipo de relación con parejas del mismo sexo. La relación de los hijos con quienes los han engendrado es llamada filiación. La vida de los hijos tiene un valor especial para los padres, son la continuación, el reflejo de ellos mismos. Además de las necesidades materiales, afectivas e intelectuales, deben considerar que el ser humano es único e irrepetible, con una libertad no formada y que no puede vivirla adecuadamente si no se le enseña a tomar las riendas de su vida. El compromiso con los hijos inicia con darles aquello a lo que tienen derecho y enseñarles los valores para que no solo exijan sus derechos, sino que se hagan cargo de sus responsabilidades. Este tema es muy complicado con los jóvenes de las presentes generaciones.

 

Recomendaciones

  • Para confiar en los demás, primero hay que aprender a confiar en uno mismo y encontrarle el lado amable a la vida.
  • Para dar confianza hay que ser digno de confianza. Cumplir con horarios, fechas, compromisos económicos y laborales. Entender que, para que los sistemas funcionen, tiene que haber reglas y respetarlas, así como se deben respetar los reglamentos de tránsito, por ejemplo.
  • Para perfeccionarte en el compromiso, busca que tus metas tengan una buena finalidad, que el objetivo esté claro. Es interesante preguntarse: ¿para qué trabajo? Cuando les hago está pregunta algunos no saben que contestarme. Un ingeniero me respondió: “Para darles escuela a mis hijos”, pero sus hijos ya habían estudiado, se habían casado y tenían una buena herencia. Ya estaba trabajando sin un objetivo y sin disfrutar la vida. “No sé hacer otra cosa”. Es preocupante. Ya ocúpate de ti mismo, fue mi sugerencia.
  • Sea cual sea la finalidad, se trata de mejorar, perfeccionarse, aportar, ayudar, hacer buen equipo.

 

* Dra. Rosa Chávez Cárdenas es psicóloga, homeópata y terapeuta, contáctala en: www.rosachavez.com.mx [email protected] https://twitter.com/DrRosaCh https://www.facebook.com/Tratamientointegral/

 

 

 

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