Malestar emocional desapercibido

Es complicado cargar con el estigma de una enfermedad mental: ansiedad, depresión, psicosis, bipolaridad… Son tantos los prejuicios sociales que las personas no se atienden hasta que se presenta una crisis. “Tú puedes, échale ganas, los psicólogos están locos, ni gastes”, estas, entre otras recomendaciones se escuchan cotidianamente.

Debido a la presión social, son muchas las personas se resisten a buscar tratamiento para el trastorno de salud mental bajo el argumento de que no están locos; por años, evitan acudir a terapia con profesionales de la salud mental, enmascaran el problema con el consumo de alcohol, drogas, varias parejas, compras compulsivas y hasta en ludopatía, lo cual solo empeora los problemas.

 

La mayoría de los médicos pasan por alto el malestar emocional, se enfocan en los padecimientos físicos como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la presión arterial, los del sistema urinario y los padecimientos digestivos. El sistema biomédico debe actualizarse en los nuevos enfoques más humanistas. Desde las universidades de medicina, la prioridad es aprender la Farmacopea, al estado emocional no le dan importancia, ni siquiera a sus estudiantes. A los futuros médicos los saturan de materias, duermen poco y desde el inicio les quitan la sensibilidad, el grado de estrés es tan elevado que para no dormir aprenden a medicarse, se vuelven adictos. Las materias de psicología, herbolaria y medicina tradicional son severamente criticadas, lo importante es seguir el modelo de la Industria farmacéutica. En Cuba el sistema de estudios incluye la herbolaria y remedios naturales.

 

El grupo social presiona con la negación: “¡Échale ganas!“, “La depresión es para los débiles”… Los trastornos de ansiedad afectan al 20 por ciento de la población; pero, eso fue antes de la pandemia, actualmente se dispararon al grado que, a los primeros síntomas de resfriado, experimentan los síntomas del tan temido covid. El estrés, el miedo, la sobreestimulación, dan lugar a todo tipo de malestares físicos como diarrea, estreñimiento, ardor de estómago, inflamación, trastornos del sueño, dolores musculares, sudoración, inseguridad, falta de energía, apatía.

La depresión es otro trastorno psicoemocional con efectos en la salud física. Las mujeres tienen períodos de depresión por el ciclo hormonal, parecen bipolares pero son efecto de las hormonas. Los hombres enmascaran la depresión con mal humor y hasta violencia. La depresión interfiere con las relaciones personales, afecta la capacidad de lidiar con las tareas diarias y aumenta la capacidad de sufrir dolor muscular crónico. Los que padecen depresión no tienen la motivación para hacer ejercicio ni para atender sus necesidades: preparar alimentos, ordenar su casa, además de ver afectado su ciclo de sueño. El insomnio, es un signo de la depresión, se les cierran los ojos de cansancio y por la madrugada despiertan dándole vueltas al pensamiento, la tristeza los invade sobre todo para los que están en proceso de duelo por el fallecimiento de alguno de sus seres queridos.

 

Los tratamientos biomédicos y sus especialidades hacen la separación de los padecimientos mentales y físicos, pero la persona es un ser completo: bio, psico, social, emocional y hasta espiritual. Lo que sucede en la mente tiene efectos en alguna parte de su cuerpo, un dolor físico tiene efectos nocivos en su mente.

Hicieron una investigación en la escuela de medicina de la Universidad de Stanford a mujeres con cáncer de mamá, el resultado fue que las mujeres que controlaron la depresión, las que tenían buena actitud, se recuperaban y vivían más años que aquellas que estaban muy deprimidas y sin esperanza en la recuperación, atendidas por médicos pesimistas con profecías de fallecimiento en cierta fecha. El cuerpo reacciona al estrés mental como si fuera estrés físico. Escucho quejas de las mujeres en su visita al médico que les dicen “Señora, ¡échele ganas!”, pero no los derivan con los profesionales de la salud mental.

 

Un caso clínico. Vino a consulta un señor acompañado de su hijo que vive en Estados Unidos. Le envían dinero porque ya no trabaja. Han peregrinado por varios especialistas, me muestran una cantidad de estudios; tomografía, resonancia magnética, análisis clínicos y una bolsa con medicinas. Revisé los estudios, solo con verlo me di cuenta de que padecía depresión. Le pregunté por sus actividades: trabajaba en la construcción, la esposa lo abandonó cansada de su alcoholismo, ahora los hijos no quieren que trabaje, al no tener otra actividad y vivir solo, lo atrapó la depresión. Es notorio, el proveedor de la familia, sin otra actividad, cuando deja de trabajar y de beber lo atrapan las enfermedades.

 

Enfrentar cualquier malestar emocional, por pequeño que parezca, es clave para evitar trastornos mentales graves, el desgaste que el cuerpo sufre a causa de no estar en armonía es considerable. El problema es acostumbrarse a sufrir, tolerar los conflictos sin resolverlos. Le sacan la vuelta de tal manera que todo lo consideran normal. Una paciente me dijo con preocupación que su abuelo tenía un año sin bañarse, por más que le insistían no podían convencerlo, el problema es que el abuelo es alcohólico, por la cirrosis dejó de beber, ahora sufre las consecuencias mentales de la adicción.

Superar el malestar emocional

  • Reconocer lo que siente.
  • De pronto, la persona dice que la comida no tiene sabor, que no duerme bien, que le duele la cabeza, perdió la libido, no tiene ganas de conversar con nadie. El estado mental de falta de placer por las cosas cotidiana se llama “anhedonia”. Otra conducta para reconocer es cuando le dicen que se ha vuelto impulsivo, que siempre está a la defensiva. Estar distraído, se olvida si cerró la puerta, donde dejó las llaves, en fin, cuando la memoria reciente está alterada.
  • Falta de apoyo.
  • La persona se queja de que nadie lo entiende, que le dejan todas las cargas, los gastos. La queja puede ser real o solo que está cansada, sin energía.
  • Buscar ayuda profesional.
  • Lo que necesitan es ser escuchados sin sentirse juzgados, que revisen su estado mental y sus padecimientos físicos, su historia de vida, puede ser que un trauma de la infancia esté afectando su vida presente. No se quejen de que la terapia es cara, es más caro no atenderse a tiempo. Las cargas, las consecuencias como un suicidio, dejan mucha culpa por no haber ayudado a tiempo. En la depresión y la ansiedad hay mucha negación de manera que, si se niega, es válido obligarlo.
  • No esperen magia de un fármaco, como actualmente el CBD —tan de moda—, ahora es parte del pensamiento mágico, el negocio está de moda. No esperen magia, resuelvan lo que tienen que resolver, si no te gusta el trabajo, cambia, si no encuentras otro tolera y adáptate. Si tienen conflictos de pareja, no se acostumbren a vivir en crisis o se arreglan o se dejan, no hagan daño a los hijos.

 

* Rosa Chávez Cárdenas es psicóloga, homeópata y terapeuta. Visita su sitio web: www.rosachavez.com.mx Síguela en: https://www.facebook.com/DrRosaChavez y https://www.facebook.com/Tratamientointegral/ Comentarios a la autora: [email protected]

 

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