Las creencias permanecen en la memoria celular

Los seres humanos somos la consecuencia de una consciencia colectiva, de la misma manera que una nación de sus ciudadanos. La cultura incluye creencias, modelos, el lenguaje de cada país, de cada región. El término cultura se asociaba a las técnicas de cultivo, posteriormente se utilizó para destacar los conocimientos de las personas que tienen un juicio crítico y elaborado, es decir se le dio más importancia a los conocimientos que al modo de vida; pero, la cultura es un concepto muy amplio, está compuesto por el desarrollo artístico, los modos de vida y la variedad de costumbres de la sociedad, pueblo, tribu, la riqueza está en sus costumbres, sus modos de vida, esos que se van transmitiendo a sus generaciones y que se comparten a través del inconsciente colectivo.

Lo que percibimos, la interpretación que le da la mente, se encuentra en nuestro sistema de creencias. Dice un dicho popular: “todo depende del cristal con que se mira”. Para entenderlo es más fácil usar un ejemplo. Una madre consciente de que está embarazada siente toda la responsabilidad de que el fruto de su vientre nazca con salud. Si fuma, bebe o se alimenta mal, carga con la culpa del daño que le puede causar. Si sufre un aborto, va a culparse, va a recordar que cuando se dio cuenta que estaba embarazada sintió que era lo peor que le podía pasar, lo que le complicaría la vida. Sufrirá una lucha interna con la consciencia moral, un mecanismo de defensas llamado formación reactiva.

 

El carácter de nuestra existencia está determinado por la respuesta a las señales ambientales que impulsan la vida. Según el dogma de la biología de Charles Darwin, —el científico más influyente de la teoría de la evolución—, Darwin planteó que la existencia de los seres humanos está determinada por los genes y la naturaleza competitiva de la vida, “la ley del más fuerte”; sin embargo, la investigación reciente del Dr. Bruce H. Lipton, revela que influye más la respuesta a las señales ambientales y el entorno energético, que los genes. “No somos las víctimas de nuestros genes, somos dueños de nuestro destino con ciertas limitantes”, asegura. Afortunadamente, pues esto quiere decir que podemos cambiar la carga genética.

 

El Dr. Lipton expone su teoría en el libro La biología de la creencia, al contrario de Darwin, Lipton pasó de ser un científico reduccionista a un científico espiritual, más acorde a nuestros días, nos identifica más como seres humanos que como animales sin sensibilidad.

Los seres humanos no somos máquinas bioquímicas. Cada que se ingiere un fármaco para corregir una disfunción, se alteran las funciones de los otros sistemas. Ningún sistema trabaja por su cuenta: son las hormonas, los neurotransmisores, los genes, todos en conjunto los que controlan el cuerpo y la mente. La medicina biomédica, la institucional, le da demasiada importancia a los genes, pero, son las creencias las que controlan la mente y el cuerpo. La primera entrevista con un médico, si se han dado cuenta, es sobre la herencia de enfermedades en la familia. Si el abuelo o el padre tuvo diabetes, afirman que lo vas a padecer. En cuanto al cáncer, la primera causa para las campañas es la herencia, no toman en cuenta al medio ambiente y las creencias. El cuidado personal es importante y revertir las profecías para que no se vuelvan autocumplidoras.

 

El nuevo paradigma descubre la importancia de las creencias y cómo afecta la fisiología, de hecho, ya se había descubierto la importancia del pensamiento en los estados depresivos. El pesimismo, la inseguridad y las emociones reprimidas afectan de tal manera a los neurotransmisores que, a pesar de ingerir antidepresivos, no mejoran su estado de ánimo. Hasta que cambian la manera de pensar. En terapia, les enseño dinámicas y los motivo para que se ejerciten.

Lo que pensamos acerca de lo que nos pasa determina el comportamiento celular y el comportamiento de los genes. Las señales ambientales y la percepción de las señales determinan el comportamiento. Las células enferman en un ambiente enfermo, al cambiar el entorno modificamos la percepción de lo que sucede, de manera que las células crecen y se reproducen de manera vigorosa.

 

Los nuevos descubrimientos afirman que el ADN no determina el comportamiento celular, son las proteínas con las señales del ambiente, la percepción y la interpretación las que gobiernan las funciones de las células. La biología se adapta a la información ambiental que penetra por los sentidos y la interpretación que la mente hace de esa información. Cuando están enamorados, con tan solo pensar en el amado sienten las mariposas en el estómago; pero también con la música, una melodía puede causar ciertas reacciones, como descargas eléctricas por la emoción, derramar lágrimas, incluso ponernos de mal humor.

Los síntomas

Los síntomas son indicadores biológicos de que algo no anda bien, informan del problema cuando las células no funcionan correctamente. La costumbre se vuelve ley, de inmediato van al médico, les dan fármacos y suprimen el síntoma lo que provoca un deterioro de la respuesta. Por ejemplo, el vómito, la diarrea, la sudoración, son “drenajes” de un problema psicobiológico.

 

Tita, se queja de una alergia, por las noches siente mucha comezón en las piernas y brazos, hasta sangra de tanto rascarse, ya recurrió a varios médicos, compró varias cremas con cortisona sin sentir mejoría. Su rostro es de preocupación. Cuando me compartió que se quedó sin trabajo en la pandemia, le brotaron las lágrimas. Hace un año se compró un carro que abona mensualmente, le faltan dos años para terminar de pagarlo. Es madre soltera de un niño de 4 años. Tuvo que cambiarse de casa, pedir asistencia a sus padres; se siente muy frustrada, de ser independiente pasó a depender de sus padres. Le comenté que la ansiedad y el estrés disparan los problemas en la piel. La tensión mental necesita una salida, en muchos casos la piel, uno de los órganos más sensibles del cuerpo.

 

Las hormonas del estrés: el cortisol, la epinefrina, las citoquinas y la histamina, invaden el sistema nervioso, detienen el funcionamiento biológico y debilitan el sistema inmune. El sistema nervioso es el mediador entre las señales ambientales y el comportamiento de las células, es el que decide qué mecanismos activar para recuperar la homeostasis. El sistema nervioso toma decisiones como protección y crecimiento, ambos mecanismos no operan al mismo tiempo, se ocupa del estado agudo. Compartimos un inconsciente colectivo, las creencias modifican la percepción.  La mente con las creencias y prejuicios decide qué mecanismos poner en acción.

 

Para conservar la salud se reemplazan millones de células diariamente. Con la advertencia de que la ansiedad, el estrés y el modo de vida impiden el crecimiento de las células, el resultado es la enfermedad.

Cuando nos sentimos seguros, de buen humor, optimistas el sistema nervioso activa el modo de relajación, la sangre fluye abundantemente a la cabeza, se liberan bioquímicos como dopamina, serotonina, endorfina, oxitocina, vasopresina y la hormona del crecimiento. El cuerpo mantiene el equilibrio, las células y las funciones orgánicas trabajan con normalidad

 

Recomendaciones

  • Los pensamientos están íntimamente conectados con la biología, la genética y el comportamiento celular. La mente y el cuerpo son una unidad psicosomática.
  • El efecto placebo. Aquello que ingieren con la creencia de que los ayudará a mejorar. “Lo que la mente cree, el cuerpo lo crea”.
  • Cuando la creencia mental cambia, la percepción cambia. Cuando la percepción cambia, los pensamientos cambian. Cuando los pensamientos cambian, las respuestas neuroquímicas se transforman.
  • No todo se cura con fármacos, lo que más afecta las funciones orgánicas es lo emocional, el pensamiento, el miedo, los conflictos familiares, la inseguridad, la culpa.

 

* Rosa Chávez Cárdenas es psicóloga, homeópata y terapeuta, contáctala en: www.rosachavez.com.mx [email protected] https://twitter.com/DrRosaCh https://www.facebook.com/Tratamientointegral/

 

 

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