La diabetes y el sobrepeso afectan al sistema de defensa
En los países industrializados, el aumento de peso y las consecuencias que ocasiona tienen enferma a la población; por el contrario, en los países más pobres, el problema es la desnutrición y las enfermedades infectocontagiosas. Uno de los grandes placeres de la humanidad es la comida desde el nacimiento hasta la tumba. El acto de comer y la elección de los alimentos tienen gran relevancia, la manera de alimentarse es cultural de acuerdo a cada región, recetas que se transmiten de generación en generación elaboradas con los productos que cultivan y los que les proporcionan los recursos con los que cuentan: el campo, los animales que crían y los productos del mar.
La palabra dieta para muchos significa un castigo, símbolo de no comer o mal comer, hasta que, cansados de torturarse, abandonan las restricciones y vuelven a su estilo de vida, ese en donde se sentían satisfechos, como adolescentes en rebeldía: refresco, botanas, pan, sopa instantánea y comida callejera.
Cuando inician con la dieta prescrita por un profesional, se encuentran motivados; pero, en unos días la resistencia al cambio les gana, llega el momento en que abandonan la dieta, sueltan los candados y regresan a los rituales: comida rápida, el puesto de la calle, refresco, pan industrializado, viene el rebote y ganan kilos de más.
Las dietas crean un sentido de necesidad, una adicción, como otros placeres: el cigarro, las compras, el juego, incluso el sexo, lo prohibido genera el deseo de tenerlo. Hasta lo dice la Biblia, la restricción de comer fruta del árbol prohibido, Adán y Eva se reservaron un tiempo, hasta qué la tentación, la duda, el misterio, se salió de control. Así, aprendimos desde niños que la comida es premio o castigo: te portas bien te doy un dulce, te portas mal, te vas a la cama sin cenar.
Es importante entender cómo funciona el metabolismo, los factores que lo aceleran y los que lo reducen. Alimentarse entra en las necesidades básicas: comer, dormir y reproducirnos, de manera que comer o dejar de comer es cuestión de actitud, de porciones y balance. Disfrutar sin abusar, entender que los carbohidratos refinados se convierten en adicción y son los que más causan sobrepeso, incluso los productos “light” reducen el metabolismo.
Revisemos ciertos factores que causan sobrepeso: la Insulina, la vida sedentaria, algunos fármacos, las emociones y el metabolismo.
La insulina
Es una hormona, sirve para transportar la glucosa a las células; en el caso de los que padecen diabetes, los niveles de glucosa son inestables. Cuando los niveles de glucosa están altos, se presenta la diabetes y cuando están bajos se produce hipoglucemia. La insulina se utiliza para mantener un nivel de glucosa adecuado en la sangre, de manera qué, cuanta más glucosa es absorbida por las células, más se almacena en el cuerpo en forma de grasa, lo que provoca el aumento de peso, se almacena en el abdomen y en la cintura.
Revisemos lo que acostumbran todos los días: beben un litro de refresco de cola, acompañado de un panecillo; se eleva la glucosa, el páncreas reacciona produciendo insulina, la hormona que se encarga de llevar la glucosa a los músculos y al hígado para almacenarla como glucógeno. Cuando los depósitos están llenos por la poca glucosa que consumen, producto de la vida sedentaria y la poca actividad física, el hígado convierte la glucosa en triglicéridos, se almacenan en las células de grasa, abdomen y caderas. Hasta que se agota el sistema y se presenta la resistencia a la insulina, el hígado de tanto esfuerzo ya no reacciona, la glucosa sigue aumentando, el páncreas produce más insulina, hasta que agota la producción y ya no puede bajar los niveles. En este proceso se produce la diabetes.
Factores de que disminuyen la insulina
La herencia: la sensibilidad a la insulina puede ser genética, son modelos de alimentarse que se aprenden en la familia y en el grupo social.
La obesidad: especialmente la del abdomen.
La vida sedentaria: la falta de ejercicio, la poca actividad física en el área laboral, el uso del automóvil en lugar de caminar, el elevador en lugar de subir escaleras. La revolución tecnológica nos tiene con la mente acelerada y el cuerpo pasivo.
La dieta: el azúcar, la sal y la comida de alto índice glucémico, como los carbohidratos refinados y las grasas trans aumentan la resistencia a la insulina.
La falta de sueño o mal dormir: lo indicado es dormir ocho horas a oscuras y sin ruido.
El exceso de estrés: la hormona cortisol vuelve lento el metabolismo de manera que disminuye la quema de grasa.
El metabolismo: es un conjunto de procesos internos que se llevan a cabo en los órganos, lo que posibilita que exista la generación de energía. La biología se mantiene a sí misma, en un proceso llamado homeostasis, mantiene vigentes determinadas condiciones en su interior y para lograr este cometido se alimenta de distintos elementos producto de las reacciones metabólicas. Existen dos procesos antagónicos: el catabolismo y el anabolismo. En el primer caso, lo que existe es una descomposición de algunos elementos internos del organismo para la obtención de energía; un ejemplo, lo ofrece, el uso de reservas de grasa para obtener suministro energético. En el anabolismo observamos un proceso inverso que consiste en el uso de energía para obtener un organismo de mayor tamaño; así, durante este proceso lo que sucede es un fenómeno de constitución de nuevos tejidos y la reposición de células.
La emociones
El miedo, los meses de confinamiento, la ansiedad, la falta de ejercicio y el cambio de rutinas son factores que han afectado de manera que, muchas personas, han incrementado su peso en la pandemia por el Coronavirus. La psicosis social se pone de manifiesto y se viraliza el terror por todo el planeta, algunos intentan minimizar las consecuencias, otros alientan a mantener y profundizar el estado de shock que genera por diversos intereses. Es notable que otros virus letales como el Ébola, Zika o la fiebre amarilla no han causado tanto temor como el coronavirus.
La psicosis global como efecto colateral
El miedo exacerbado que se comparte por las redes sociales aunado al confinamiento propone nuevos escenarios de fobias globales. El miedo que se comparte, la paranoia del contagio, producto de la cuarentena, promueve sociedades más desconfiadas y muros altos para la intolerancia.
Antes de llevar algo a la boca acostumbra el diálogo interno, ¿cuál es mi necesidad? ¿estoy muy sentimental, necesito afecto, atención, reconocimiento, un abrazo, estoy en el periodo hormonal? Cuando te sientes a comer, porque es importante sentarte a comer y destinar unos minutos para que el cerebro ubique que está comiendo, despierta los sentidos: qué veo, qué huelo, qué saboreo, qué siento al llevarme el alimento a la boca. Antes de comer, coloca tu mano sobre el abdomen y evalúa tu nivel de hambre. Pregunta a tu estómago, si tiene hambre o el deseo de comer es una necesidad de afecto, evalúa. ¿Qué es lo que en realidad quieres? ¿Qué es lo que en verdad sientes? La conciencia, la intención, el aprendizaje que permite concentrarse en la inteligencia interna del organismo, así como la sabiduría del Universo que se expresa en ti, serán los principios que te guiarán hacia una alimentación saludable. Lo que necesitas para estar en forma y vivir de manera saludable es tomar conciencia de la sabiduría interna, atender las emociones.
Los fármacos
Los antidepresivos y ansiolíticos alteran el metabolismo de manera que muchas personas que acostumbran tomarlos aumentan de peso. El litio altera la tiroides. La cortisona y los esteroides afectan al sistema inmunológico, son arma de doble filo; buena opción cuando están bien indicados, en excesos dañan a los riñones. Los antibióticos, dejar para ocasiones especiales, las bacterias se han vuelto muy resistentes por el abuso indiscriminado; las muertes en los hospitales tienen que ver con neumonías de bacterias intrahospitalarias que no responden a los antibióticos.
Recomendaciones
- Es importante diferenciar los seis sabores, así sentirán más saciedad y disfrutarán más la comida: dulce, agrio, salado, picante, amargo y astringente. Entre los astringentes se encuentran los chicharos, garbanzos, lentejas, granadas, manzanas, peras y calabazas. Amargo: espinacas, lechuga y todas las verduras de hoja.
- Para fortalecer el sistema de defensas. El jengibre, la vitamina C que proviene de los cítricos, los arándanos, la guayaba, la grosella que se utiliza en jarabes. El ajo, es probiótico ayuda a mantener la microbiota, además es un antibiótico natural. Pescado, es fuente de nutrientes, contiene vitamina B12. La carne de cerdo por el contenido de proteínas y de zinc, un mineral esencial que ayuda a combatir infecciones.
- Antes de llevar alimento a la boca, pregúntate si es hambre, miedo, deseo de afecto, compulsión, una emoción, una recompensa por un conflicto que acabas de enfrentar.
* Rosa Chávez Cárdenas es psicóloga, homeópata y terapeuta, contáctala en: www.rosachavez.com.mx [email protected] https://twitter.com/DrRosaCh https://www.facebook.com/Tratamientointegral/