El presente, lo que más importa
El bienestar depende, en parte, de cómo decidimos percibirlo, lo demás es cómo se va presentando y cómo se va resolviendo. Las personas deprimidas viven ancladas al pasado y las ansiosas queriendo ganarle al futuro. La realidad de la vida depende de la manera en que se responde a ciertas circunstancias, lo que surge ante las emociones que dependen de los estímulos exteriores. La mente es la responsable de generar la emoción y el sentimiento es la reacción física a esa emoción.
Los pensamientos de preocupación, inseguridad y miedo generan un cambio fisiológico, son barreras mentales que impiden sentir paz interior, felicidad, seguridad y confianza en sí mismo. Las emociones que nos afectan son causadas por pensamientos más o menos conscientes. Los pensamientos de autoagresión como: soy un bruto, me da miedo decir lo que pienso, estoy salado, soy un desastre, me lo merezco, entre otros, son sentencias para el cerebro.
La manera de pensar autodestructiva, y agresiva hacia los otros, se aprende en la familia, en la escuela y en el entorno social, son palabras que se repiten en automático. La buena noticia es que los pensamientos se pueden cambiar, no es fácil, pero con disciplina, deseo y decisión se pueden reeducar. No es magia, es un trabajo que lleva disciplina y toma de consciencia.
El primer paso es examinar las ideas que se tienen de sí mismo y las que surgen en los momentos de angustia, depresión y frustración. La consciencia moral es un juez que nos castiga cada que nos salimos de los programas mentales que traemos en el inconsciente colectivo, los “deberes y deberías” de acuerdo a la educación. No se trata de cambiar todo lo aprendido para volver a reconstruir, se trata de perfeccionar y deshacernos de lo que nos causa inseguridad, culpa, miedo y crítica personal. Por ejemplo, lo que ordena el entorno: deberías casarte joven y tener hijos, deberías permanecer callada para llevar la fiesta en paz, y otros que generan frustración como deberías comprar una casa en tal colonia, un carro de tal marca, tener tal número de hijos y pagar la colegiatura de la mejor escuela para que puedas aspirar a un estatus social.
Renuncia a estas actitudes
Renuncia al miedo al cambio, renuncia a vivir en el pasado, a los pensamientos negativos, a pensar de más y suponer, a los sentimientos de culpa.
Juan, de 50 años, se la pasaba culpando a sus padres de todo lo que no hizo. Permaneció soltero y cambiaba constantemente de trabajo hasta que un día le dije: “Ya no te puedo atender. No tiene caso, estás anclado en el pasado y no quieres avanzar. No pierdas tu tiempo, además, no aceptas que el cigarro te está haciendo mucho daño y cada día fumas más”, se asustó cuando sintió que lo estaba despidiendo y de inmediato como un niño regañado me dijo: “No, doctora, te prometo que ya voy a cambiar. Entiende: con la psicóloga que me atendía en México siempre le estaba escarbando a la infancia, culpaba a mis padres, me dijo que todo lo que me pasaba era por la educación que me dieron”. El psicoanálisis es una terapia muy larga, pero ya tenemos otros enfoques, terapia breve para avanzar en los asuntos no resueltos del pasado. Cuando somos niños, no tenemos otra opción que tolerar los errores de los padres; pero, cuando somos mayores, la tarea es independizarse y trascenderlos
Vivir en el pasado
La mayoría vive anclada en el pasado, es muy cultural, incluso las clases de historia en las escuelas se limitan a contar conflictos, no logros. A las generaciones pasadas nos educaron con el respeto a los mayores, a los padres y a los maestros. Bueno, eso era antes, los jóvenes de hoy en día no tienen el respeto de las generaciones anteriores, por el contrario, los padres se han vuelto rehenes de sus hijos. El resentimiento, la frustración, la melancolía, la culpa, la tristeza, son un gran peso para soltar y avanzar, los duelos y los conflictos no resueltos anclan al pasado.
El miedo al cambio
Sorprende el miedo que muestra el ego a cualquier cambio, no identifica que puede ser para bien, pero de manera inconsciente, aconseja: “Déjame como estoy”, “No le buigas (expresión coloquial del miedo al cambio)”. Otra es “no le busques tres pies al gato”. El miedo al cambio se presenta en los casos de divorcio, ante el cambio de trabajo, cuando se va a emprender un nuevo negocio. Incluso, los pesimistas les transmiten sus miedos.
Pensar de más y suponer
Hay muchas aves de mal agüero que siempre cuentan tragedias que van a suceder. Referente al clima, a la economía y al sistema político. De hecho, las noticias y los mensajes en las redes tienen el objetivo de causar ansiedad entre la población, de esa manera, es fácil dominar en cualquier sistema político. Por ejemplo, que nuestro país será como Cuba y nos van a quitar casas, autos y todos los bienes. Relativo a los impuestos que nos van a inspeccionar las cuentas en los bancos, y otra más: el que no se encuentre en el domicilio de su negocio lo van a privar de su libertad, en fin. Otro es obsesionarse con pensamientos de miedo: que reprobará el examen, que los ladrones están al acecho, que si subes a un taxi te secuestran…
La culpa
Es una de las emociones que resultan más destructivas. El origen de la culpa viene de varias fuentes: la cultura, la religión, los tabús, los prejuicios aprendidos en la educación, la familia y la escuela.
Cuando la culpa se origina dentro, por el juicio de la consciencia moral, surge el castigo y la vergüenza. En cuanto a la religión, por infringir las reglas de los mandamientos, le llamo la trilogía: pecado, culpa y castigo. No es necesario que un ministro o sacerdote juzgue, el juicio es personal. La cruda moral, es el juicio personal que conocen muy bien los alcohólicos: mientras beben, rompen reglas, cuando están sobrios se arrepienten y les causa culpa, luego buscan cómo pagarla, son condescendientes con los hijos, le compran regalos a la esposa. La culpa también surge por señalamientos de los otros: “Debería darte vergüenza”, “Si haces eso, Dios te va a castigar”, “Cuando llegas tarde me preocupo y no puedo dormir, al día siguiente me duele la cabeza”, “Te dije que no te casaras con esa mujer, ahora ve las consecuencias”. Es importante acudir a terapia para resolver los sentimientos de culpa cuando no pueden sanarse por sí mismos.
Recomendaciones
- La felicidad se alcanza cuando lo que piensas, lo que haces, y lo que dices están en armonía.
- El pasado queda como aprendizaje. El presente es como un ingeniero que construye el edifico del futuro, solo es necesario un buen proyecto a corto y mediano plazo.
- La paz interior es un estado de tranquilidad, responsabilizándose por el cuidado de la salud y la economía. Es vivir el presente, con planes a futuro, sin angustiarse por la muerte ni los bienes materiales. Tampoco se trata de ser irresponsable y recargarse en los otros. Nada tenemos seguro, lo único que sabemos es que todos nos vamos a morir.
* Dra. Rosa Chávez Cárdenas es psicóloga, homeópata y terapeuta, contáctala en: www.rosachavez.com.mx [email protected] https://twitter.com/DrRosaCh https://www.facebook.com/Tratamientointegral/