Cómo regular tus emociones
Existen ciertas emociones que resulta fácil distinguir, como la alegría o la satisfacción; otras como la ira, la angustia o la decepción las dejamos pasar desapercibidas sin meditar cuáles fueron los factores que las provocaron desencadenando en ti una reacción explosiva ante cualquier circunstancia.
En la convivencia diaria de pareja, resulta de gran importancia tener la capacidad de disfrutar todas las etapas y altibajos que implica no sólo el noviazgo sino también el matrimonio, desde el hecho de estar hoy muy bien y mañana pésimo en aspectos como comunicación, sexualidad, emociones, etcétera. Por ello, conviene que cada uno de los enamorados aprenda a identificar sus emociones para lograr reconocer cómo se siente y cómo marcha su relación.
En la dificultad, cuando el mundo no es color de rosa, es cuando las parejas pueden evaluarse a sí mismas para saber qué está sucediendo con ellos, con su actitud y con su relación, tanto de manera personal como de pareja. Basado en mi experiencia como psicoterapeuta, las tres herramientas mediante las cuales podrán analizarse son: la verdad, la realidad y el uso de la razón.
Por ejemplo, ante un sentimiento de soledad, tú puedes evaluarte con la cabeza fría y el corazón tranquilo cuestionándote sobre qué es lo que provoca que tú, como mujer, de pronto te sientas abandonada por tu prometido. Quizás cuando le pediste un favor como acompañarte para investigar juntos cuándo y dónde serían las pláticas prematrimoniales, él respondió con un simple “Amor, ve tú. Yo aprovecho para terminar mi trabajo y así podré verte más tiempo mañana”. El punto clave aquí es que tú, como mujer, ante esa respuesta te sentiste no tomada en cuenta, no valorada, no comprendida, y esa fue una señal de alarma para tu inconsciente; el sentirte “sola” quizás lo estás atribuyendo únicamente a la respuesta de tu pareja, misma que despertó en ti una reacción exagerada de reclamos que terminaron provocando una discusión y un pleito entre ustedes, pues en lugar de manejarlo de manera emocionalmente adecuada, se desbordaron en ti tus propias necesidades. Si no logras identificar la causa real del origen de tu molestia el primer responsable de sentirte sola resultará ser tu pareja. Pero, ¿realmente fueron sus palabras las que te hicieron sentir sola?.
En casos como este, es importante meditar acerca de tus sentimientos y concientizarte de qué es lo que realmente estás sintiendo, si es enojo, angustia, decepción, tristeza, etcétera, además, habrá que analizar si estas reacciones son frecuentes y se han vivido con anterioridad, incluso con tus parejas anteriores, o si es una situación exclusiva de tu pareja actual. Al reflexionarlo, lograrás transformar tus propias reacciones, hacerte responsable de ellas y comprender las causas que te hacen actuar de determinada manera ante estas eventualidades, teniendo al mismo tiempo la libertad de explorar o aprender a regular tus impulsos, haciendo de ti una persona madura y equilibrada a nivel emocional.
Con este nuevo aprendizaje tendrás la oportunidad de observar, escuchar y sentir a tu pareja desde una nueva óptica, utilizando como herramientas de apoyo la verdad, la realidad y el uso de la razón. Reflexionar sobre tus emociones te ayudará a regularlas y a detectar aquellas de tipo negativas-destructivas propiciadas por circunstancias que nada tienen que ver contigo.
Si ahora que son novios te quedas sin meditar sobre este tipo de situaciones generadoras de estrés, es fácil vaticinar que en tu matrimonio estos eventos continuarán repitiéndose, empeorando cada vez más.
Ese tipo de sensaciones, como la soledad, también la experimentan los hombres; sin embargo, ellos no lo platican, más bien descargan su tensión en sus salidas con los amigos, tomando una copa, jugando baraja o acudiendo a espectáculos de entretenimiento como el fútbol, conciertos, etcétera.
Para finalizar con el arte de regular las propias emociones, te invito meditar sobre: cuál es o son las emociones que te están haciendo sentir mal (enojo, furia, frustración, tristeza); desde cuándo o debido a qué te sientes así; qué factores, actitudes o situaciones disparan en ti las reacciones de enojo; qué puedes hacer para trasformarlas. Esto te ayudará a forjar un proyecto matrimonial basado en una relación de madurez, prescindiendo de las habituales soluciones de escape.