Amor o amistad en mi relación

El amor y la amistad, los dos sentimientos más
nobles que puede emanar el ser humano; gracias a ellos el sentido de nuestra
vida adquiere un gran valor, el mismo que nos impulsa y nos motiva a vivir.

La vida en pareja requiere de una actitud que
fortalezca los lazos de amor y amistad entre los cónyuges, a la par de fomentar
su desarrollo emocional, con ello, evitaremos que estos sentimientos se
debiliten ante situaciones de conflicto y desavenencias.


El diccionario define la palabra
amistad como un afecto personal, puro y desinteresado, ordinariamente
recíproco, compartido con otra persona. La relación de amistad no implica
atracción ni la práctica de relaciones sexuales, éstas quedan fuera de su
estructura y esencia; es una forma de relacionarse, una actitud que se tiene
ante determinada persona: amigo, hermano, hijos, padres, esposo, pareja, etcétera,
caracterizada por ser empática, respetuosa, tolerante, incondicional,
solidaria, asexual y puntualmente recíproca.

Gracias a la
amistad entre las personas, la cohesión social se fortalece y los proyectos
personales se pueden compartir convirtiéndose en proyectos comunes. La amistad
entre los miembros de la familia consolida el núcleo; la consanguinidad no es
suficiente para ser familia, se requieren sentimientos y convivencia, donde se
muestren y compartan el amor y la amistad.

La amistad es una creación de
nuestro sistema nervioso central, una capacidad, una fortaleza; ante la
posibilidad de darse, de unirse con el objeto amado, se construye
inconscientemente una relación fuerte y poderosa entre las personas totalmente
asexual. En lo particular, yo la defino como una creación de origen humano y al
amor como un sentimiento de origen divino.

El amor, por su parte, es definido
por el diccionario como vivo afecto o inclinación hacia una persona o cosa;
sentimiento que atrae a una persona hacia otra; persona amada; esmero con que
se trabaja una obra deleitándose en ella. El amor nos mueve mental o
físicamente hacia el objeto amado; se requiere y se siente la necesidad de su
presencia frecuentemente.

El amor nos puede llevar, por
voluntad, a unirnos físicamente y a decidir compartir nuestra vida con la otra
persona. Amar nutre y estabiliza emocional y físicamente cuando sé es
correspondido; amar sin ser correspondido o tener un amor platónico, puede ser
un signo de idealización del ser amado denotando cierto grado de dependencia
hacia ella.

El amor es la llave que nos abre
las puertas de un mundo real y a la vez maravilloso, sólo apto para quienes
desean sentir a plenitud emociones que producen placer y dolor. Por medio de él
conocemos lo más profundo de un ser. Amar es darnos, compartirnos en cuerpo y
alma, dejar lo mío para hacer lo nuestro.


Cuando amamos a nuestra pareja,
nuestra percepción de la realidad se altera, no vemos, ni escuchamos ni
sentimos al mundo ni a las personas de igual manera, es más, nuestra fisiología
se modifica, se crea un nuevo equilibrio en nuestras hormonas lo que nos
permitirá adaptarnos a esta nueva circunstancia.

Lo mismo sucede con nuestra
pareja: lo que haga y diga la persona amada no tendrá la misma connotación para
nosotros, hasta cierto grado, sus actos no pasan el filtro de la consciencia o
de nuestro juicio moral y de valores. Hacerlo podría modificar la relación
amorosa. “Te acepto como eres”, es muy común escuchar entre los enamorados.
Esta claro que el amor es capaz de modificar nuestra fisiología, por tanto,
sería lógico pensar que si nuestra salud mental se altera, éste equilibrio se
modificaría y la forma de convivencia amorosa sufriría las consecuencia, de ahí
que para amar y ser amado se requiera cierto grado de salud mental.


La decisión de relacionarnos con
otra persona por medio de la amistad puede ser una elección, mientras que amar
a una determinada persona puede surgir de una necesidad inconsciente, no
resuelta, que puede llevarnos a introducirnos en un laberinto de codependencia
emocional.

El tiempo es un factor
determinante para aclararnos qué es lo que sentimos por determinada persona,
demos tiempo para que nuestras defensas cognitivas conscientes e inconscientes
actúen. No es una mala idea comenzar una relación entre dos personas basados en
la amistad, esto nos dará tiempo para conocernos mejor a la vez de permitirnos
gozar su cercanía, compartir nuestros planes y objetivos, y uno que otro sueño.

Perder a un amigo por diferentes
circunstancias propicia un vacío muy grande; sin embargo, su recuerdo nos lleva
a revivir los buenos tiempos junto a él. Perder un amor es diferente, nos puede
dejar marcados para siempre, su recuerdo produce dolor y sufrimiento ya que lo
que se compartió fue más que amistad, fue corporal y emocionalmente más
intenso; si el amor fue maduro y mutuamente recompensante, su pérdida dejará un
profundo vacío que con el tiempo, podremos ver como un almacén lleno de
riquezas y esperanzas que ayudarán a nuestro desarrollo emocional dándonos la certeza
de que este mundo en realidad no es tan cruel, pues en él se puede dar y
recibir amor.

Sin lugar a dudas, la amistad
dentro de la relación es un pilar que fortalecerá el vínculo afectivo por
siempre. En este mes de febrero, deseo que el amor y la amistad lo experimenten
con una gran intensidad y, a la vez, que estas fechas se conviertan en el mejor
pretexto para reconocer y externar sus afectos hacia su pareja y amigos.
¡Felicidades!

 

* Dr. Psic. Héctor Ornelas Delgadillo, escritor,
investigador, terapeuta y psicotraumatologo, fundador del Centro de
Intervención en Crisis de Zapopan. Tel. (33) 3656 7572, Cel. 044 333 490 28 13,
[email protected].

 

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