Ser feliz
Descubrir tus virtudes y fortalezas, te ayudarán a desenvolverte mejor y realizar tus metas.
La felicidad no depende de lo que hace falta, sino del esmerado cultivo y la buena administración de lo que se tiene. Ser y sentirse feliz requiere también de voluntad para lograr el bienestar en la vida cotidiana.
Manuel González Oscoy, catedrático de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explica en qué consiste la felicidad: “Este estado anímico tiene como elemento principal una visión optimista de la vida. Esto no significa caer en una aceptación irreal de lo que sucede; sino tratar de permanecer en un estado mental y anímico lo suficientemente armonioso como para abrirle las puertas a la positividad, precisamente en el momento de enfrentar situaciones desagradables”.
Y agrega: “Las emociones y sensaciones que más se relacionan con el hecho de sentirse feliz, son la euforia, la dicha y el placer; casi siempre son consecuencia de haber experimentado un cambio positivo en nuestra vida. El cumplimiento de las expectativas tal y como se desearon, generalmente, conduce a estos estados”.
Por esto, no permitir, bajo ningún concepto, que los pensamientos negativos nos atrapen, puede ser la premisa número uno para empezar el día. En su lugar es recomendable optar por mantener la esperanza, visualizar el éxito en todas las actividades que se han de ejecutar; y aunado a esta actitud, será necesario esforzarse y realizar la parte que nos corresponde para hacer realidad nuestras metas.
Las circunstancias que nos hacen felices pueden estar más cerca de lo que imaginamos, pero hay que aprender a buscarlas. Tener la posibilidad de realizar las actividades diarias, disfrutar un logro o poder reunirse con la familia, son esos pequeños grandes milagros de los que está hecha la felicidad.
Según el especialista: “Muchas veces, las expectativas que se tienen sobre algo, no se cumplen a la medida de nuestros deseos, pero esto no significa que no existan otras fuentes de bienestar, que quizá pasen desapercibidas por estar obsesionados y con la mirada fija en aquello que no se ha logrado. Tener una relación ideal o una familia perfecta pueden ser espejismos que nos impidan apreciar todo lo que sí tenemos y disfrutarlo”. Ser consciente de quiénes somos y de todas nuestras capacidades y fortalezas, así como de los defectos y debilidades, nos ayudarán a lograr la plenitud.
La felicidad está al alcance de todos. Sólo es necesario abrir los sentidos para poder palpar los maravillosos privilegios que tenemos en la vida.