La obesidad: un problema de peso
La obesidad conlleva un aumento de la mortalidad que corresponde entre 9-13 años de vida perdidos, según explica una experta de la UOC.
Seis de cada diez personas adultas en América Latina son obesas, según indica el último informe del Banco Mundial sobre obesidad en la región 2020. Liderando México, Argentina y Perú, el listado de la alta prevalencia de la enfermedad en su territorio. Y, aunque relacionamos su presencia a poblaciones urbanizadas con elevados índices sociodemográficos y, en concreto, a países con malos hábitos alimentarios como Estados Unidos con más del 70% de prevalencia, lo cierto es que, “las políticas para luchar contra la ganancia de peso no deben centrarse en países o núcleos concretos ya que, entre otros, las zonas rurales están incrementando su prevalencia y, en países con patrones presuntamente saludables la población presenta un peso superior al deseado” explica Diana Díaz Rizzolo, Profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
¿De qué hablamos cuando hablamos de obesidad?
Lo cierto es que la obesidad, a pesar de estar incluida en la Codificación Internacional de Enfermedades (ICD-10-PCS International Classification of Diseases 10th Revision Procedure Classification System), es considerada, por muchos sanitarios, como una esperada respuesta fisiológica a una ingesta excesiva de calorías y/o un gasto de energía diaria bajo, lo que la convierte en una consecuencia previsible.
Pero, dejando de lado su clasificación, lo cierto es que a pesar de que la obesidad es una predisponente para sufrir otras enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2 o las cardiovasculares, también influye en otros procesos inflamatorios como hasta 13 tipos diferentes de cáncer. “Es una condición per se, que aumenta el riesgo de mortalidad global del que la presenta” explica la experta de la UOC. En concreto, la obesidad conlleva un aumento de la mortalidad que corresponde entre 9-13 años de vida perdidos.
La obesidad es una de las enfermedades crónicas asociadas a un mayor coste económico que incluye los directos, es decir, atribuibles al tratamiento de la obesidad y de las complicaciones crónicas asociadas a la misma; y los costes indirectos como lo son la pérdida de productividad, el absentismo laboral y la mortalidad prematura.
Tratamiento y prevención de la obesidad
La obesidad no es exclusivamente una decisión individual sino que es el resultado de factores genéticos, conductuales, ambientales, fisiológicos, sociales y culturales que resultan en un desequilibrio de energía y promueven el depósito excesivo de grasa. “De hecho, un proyecto realizado por el Programa de Previsión del Gobierno del Reino Unido creó una red interactiva en las que se muestran más de 100 variables que influyen de manera directa o indirecta sobre el desarrollo de la obesidad”, explica la docente del máster universitario en Nutrición y Salud y del máster universitario de Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de la UOC.
Todas esas variables responsabilizan a diferentes personas y áreas que identifican a quienes deben encargarse de su tratamiento y prevención:
1.- Existe un gran compromiso sanitario para promover la pérdida de peso y su tratamiento debe enfocarse de forma integral con diferentes estrategias: dieta, ejercicio físico, modificación de estilos de vida, tratamiento farmacológico, cirugía, etc. y sin limitarse a un único abordaje. Sin embargo, aún teniendo en mente todas las medidas posibles, el plan dietético constituye un pilar fundamental, sin el cual el resultado del tratamiento está prácticamente condenado al fracaso.
2.- La responsabilidad individual también juega un papel importante pero existe una infraestimación de su presencia ya que entre el 70-80% de los sujetos con obesidad no consideran que la tengan. Por ello, el último de los puntos requiere poner especial atención:
3.- Los gobiernos, la industria, los comercios de alimentos y los medios de comunicación tienen un papel esencial que desempeñar para promover cambios efectivos en la dieta y los niveles diarios de actividad física, pero también para concienciar, arraigar y visualizar los riesgos; según un informe de la Organización Mundial de la Salud redactado en Ginebra el año 2000.
La obesidad es una condición o patología de origen complejo que debemos exigir que se abordaje de la misma forma: “a través de la actuación de distintos ámbitos – sanitario, urbanístico, económico, político, periodístico, etcétera- con el fin de consensuar planes de actuación en prevención y tratamiento de una forma integral” concluye Díaz.
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