Reprogramar la boda no es tan malo como parece

Es difícil aceptar que lo planeado y esperado durante tantos meses, no se realizará tal como lo habías soñado pues, en nuestro mundo, hasta hace solo unas semanas, desear era obtener. Desear era recibir, conseguir, disfrutar y tirar. Así de pasajero se volvió nuestro gozo.

 

Pero, hablando de una boda, donde se comienza la planificación con tanto tiempo, con tanto cuidado, ilusión y esmero en cada detalle, pensando en que cada invitado quede más que contento, sorprendido, apantallado… Ahora que se nos pide que, por salud, evitemos todo tipo de reuniones en grupo, que pospongamos la alegría de una boda, es difícil aceptarlo y acatarlo.

Me recuerda ese dicho tan sabio y popular: «No hay mal que por bien no venga». Como sociedad, creo que nos vendrá bien aprender a valorar la vida, establecer prioridades, aprender a vivir momentáneamente, al menos sin planes ni proyectos. Estábamos tan acostumbrados a programarnos y lograrlo, y ahora todo cambia, son momentos que nos están transformando.

 

Estoy completamente segura de que, cuando estas bodas que dolorosamente se han reprogramado, se lleven a cabo, serán bodas más sentidas con el corazón, pues nada se valora más que lo que amenaza con ser perdido. También, creo no equivocarme cuando afirmo que las parejas que reprograman su boda a causa de este virus, serán más sensibles, más compasivas, más tolerantes y con la resiliencia capaz de sortear los obstáculos que la vida les ponga por delante como pareja.

Esto de reprogramar lo ya cuidadosa y meticulosamente programado, les ha demostrado que, si lo desean, podrán sortear las olas que la marea les depare. Este ejercicio es un gran ejemplo de lo que la vida matrimonial tiene preparado para ustedes, no todo será fácil, no todo será como se espera, vendrán grandes sorpresas, unas agradables y muchas amargas, pero si su objetivo de permanecer unidos es claro, tan claro como que ahora quieren casarse, trabajarán duro de nuevo para obtener la manera de lograrlo, no obstante, las pruebas que crucen su camino.

 

¡Qué maravillosos momentos estamos viviendo! Hace solo unas semanas parecía que el ser humano era capaz de controlarlo todo, de saberlo todo, de tener todo bajo control y, de pronto, llega un virus y lo pone todo de cabeza. Un virus nos recuerda lo frágil que somos. Nos recuerda que el mundo y la vida no están bajo nuestro control.

Son momentos que, si lo permitimos, nos transformarán de tal forma que, a imitación de la primavera, comenzaremos de nuevo renovados, dispuestos a dar día a día lo mejor de nosotros mismos.

 

Para los invitados, también, este virus tiene algo que enseñarles. Confirmar con responsabilidad la asistencia a la boda será, de ahora en adelante, más importante, pues los costos de las inasistencias serán para los novios en las próximas bodas aún más pesados, recordemos que no solo no hay bodas, tampoco hay trabajo, el comenzar de nuevo nos hará ser más cautos en los gastos.

Que estos tiempos de reprogramar las bodas y las celebraciones jamás se nos olviden, ¡nos están enseñando tanto!

 

* Elizabeth Uribe de Petersen es directora de educación por parte de International Association of Destination Wedding Professionals (IADWP); wedding planner certificada por The Wedding Planners Institute of Canada, y directora de Specialty Cleaners, centro de renovación, adaptación y limpieza de vestidos de novia. Contáctala en: www.specialty.mx [email protected]

Deja un comentario