Cinco tips para aprender a ser feliz en pareja, sin enloquecer en el intento

Quizá más de alguna vez te habrás preguntado, ¿qué es la felicidad?, ¿cómo llegar a ella?, ¿cómo hacer para que dure? Además de leer mil y un libros, artículos, escuchar conferencias, ir a cursos, ver películas, etc., tal vez deberíamos empezar por lo más sencillo: vivir y enfrentar que nuestra realidad no siempre nos da la posibilidad de ser felices en pareja todo el tiempo y que los baches por los que a veces atravesamos son parte importante de las relaciones y de la misma felicidad, pues aunque no lo parezca nos hacen valorar y luchar por las personas que amamos a capa y espada, día con día.

 

Dicen que las generaciones millennials y centennials estamos acostumbrados a experimentar mil y un sensaciones, emociones y vivencias, que por ello vivimos algo absortos. Lo cierto es que somos tan normales como cualquier otra generación de seres humanos, a diferencia de que hemos tenido la oportunidad de ensanchar nuestras mentes y mundos a través de la red, la cual ha puesto una mayor cantidad de deseos y ambiciones en nuestras vidas; pero, ¿qué tan bueno resulta eso al momento de conseguirlas y lograr la tan esperada felicidad cuando decidimos emprender una vida en pareja? Aquí, cinco tips para aprender a ser feliz en pareja, sin morir en el intento.

#1 El dinero no da la felicidad: lo complica todo

Es verdad que el dinero es maravilloso cuando lo tenemos. Se vuelve nuestra vía de acceso para comprar todo cuanto queremos, mayoritariamente caprichos, y para demostrar que en este mundo material “valemos algo”. Pero, ¡error!, una persona no vale más por cuanto dinero tenga, ni es más feliz por ello. Con frecuencia suele suceder en las relaciones que al luchar por tenerlo “todo”, materialmente hablando, descuidamos lo valioso: nuestra pareja.

A todos nos gusta que nos regalen y regalar, salir de viaje, ir a cenar y experimentar mil y un vivencias; pero, ¿y si el precio de tantas experiencias fuera tu relación, estarías dispuesto a pagarlo? Quizás no te has percatado de que entre más trabajas, menos tiempo tienes, ¡para lo que sea! Ello nos conduce a la temática de los tiempos de calidad en una relación, claro, siempre y cuando uno o ambos miembros de la pareja no caigan absortos en el ciclo infinito de la necesidad consumista donde para “ valer más necesitan tener más” y donde las personas acaban siendo esclavos por decisión, formando así parte de un mecanismo destructivo en el cual, a pesar de estar recubiertos de lujos, por dentro se encuentran solos, vacíos y llenos de miedos. Encontrar la felicidad no radica en cuánto puede poseerse, sino de cuántas maneras se logra ser feliz con tu pareja de manera sencilla.

 

#2 El amor es para valientes

La mayor parte de las personas suelen decir que la felicidad y el amor son inasibles e inalcanzables; dichas aseveraciones suelen ser falsas. Lo que hace falta es ser valiente, aventarse al ruedo, arriesgarse aún a sabiendas de que puedes salir lastimado y luchar con todas las ganas, lo cual, al no ser algo sencillo, es claudicado por una gran mayoría que suele estar acostumbrada al sistema de lo fast. El amor y la felicidad no son producto de algo consumible. Llegar a ellos requiere todo el corazón  y el estar dispuesto a ir de fracaso en fracaso, siendo tenaz y perseverante, sin perder el buen ánimo, hasta lograr encender la bombilla.

Como dijo  Thomas Alva Edison refriéndose a su experimento, pero aplicado a la felicidad y el amor: “No son intentos fallidos, son inventos de mil pasos”.

 

#3 Hacerse responsable elimina el estrés

Que lo haga fulano o zutano, ¿por qué yo? Es la actitud infinita que nos conduce al declive. No se trata de ser el súper “yo lo hago todo, quítense que ahí les voy”, se trata de preparar cada cosa para no estresarse tanto y no vivir en la locura constante.

Una actitud responsable y ecuánime en pareja que reduce el estrés es colaborar con acciones pequeñas, pero significativas; pensar y vivir en el presente, y cumplir con lo prometido en el horario indicado (aplica para citas, pago de cuentas bancarias y gastos mensuales).

Saber decir “No”, también aligera la carga, ya que el comprometerse a una infinidad de cosas bloquea la mente y satura el cuerpo de una demanda incesante de trabajo, ya sea físico o intelectual, además de desgastar las relaciones.

 

#4 La buena alimentación, el ejercicio y la paz mental

“Menos estrés, más lechuga”, dice Anna Johnson en su Manual de supervivencia para la mujer moderna, ¡y es cierto! Te parecerá increíble lo que una buena alimentación (que no dieta) puede hacer por ti. Desde despertarte de buen humor hasta que tu organismo se encuentre más limpio, fuerte y saludable. Incluyendo, de paso, que tu mente esté más despierta y tu carácter más dulce.

El ejercicio, por su parte, contribuye de manera determinante a eliminar el estrés, incentivar los estímulos de hormonas que brindan felicidad, sin mencionar que mantiene en buen estado toda la maravillosa maquinaria del cuerpo para todo tipo de actividad.

La paz mental: luchar contra la propia mente es la batalla más ardua a enfrentar, ya que con frecuencia la loca de la casa suele salirse de control y crear mil y un historias. Nada más sencillo de creer que los hombres son sencillos y las mujeres complejas. En una relación de paraje dicha moraleja no aplica, ambos nos volvemos complejos. En realidad, deberíamos hacerlo simple y sobre todo confiar él uno en el otro porque, de entrada, sí decidimos que esa persona sea nuestro compañero/a es por un buen motivo (el que quieras). Así que, “pensar en lo que estás pensando”, tal y como Walter Riso dice en su libro Ama y no sufras, se vuelve indispensable.

 

#5 Los BFF, amigos en las buenas y las malas

Una parte indispensable de toda relación, para bien o para mal, son los BBF (best friends forever) de cada uno de los integrantes de la pareja. Todos tenemos nuestro angelito consejero o nuestro diablito pervertidor, el asunto radica en hasta qué punto escuchar consejos y hasta cuál ponerles un alto.

Los amigos son parte esencial de nuestra historia y cuando se construye una relación forman parte de nuestra familia de corazón. Pero, una advertencia es cierta en este cuento: no pueden usarse como aliados dentro de un partido de ajedrez porque tarde o temprano muchos saldrán lastimados y múltiples relaciones laceradas. Así que, por salud mental, los amigos en su lugar y tu pareja a lado tuyo. Ello no quiere decir que eres tú y tu pareja contra el mundo, sino que son ambos con sus respectivas historias, mundos y pasados aceptando que ahora forman parte de un mundo mucho más extenso donde todos caben y que tus amigos, los BFF, son aquellos hermanos que tu decidiste tener y que no es negociable su salida de tu vida, están incluidos en el paquete.

Felicidad: nos han acostumbrado a ver esta palabra como equivalente del éxito y enemigo jurado del fracaso, sin entender que antes de llegar a una meta, cualquiera que esta sea (desde la estrellita que te pegaban en la frente en el kínder, pasando por la medalla de una carrera atlética, hasta la obtención de algún título o reconocimiento a nivel profesional y laboral), hay siempre un sendero que recorrer y que en el camino por fuerza vamos a encontrar obstáculos y una que otra subida. Lo importante hasta este punto es advertir la diferencia entre éxito, meta y felicidad.

El  éxito es una etiqueta social de reconocimiento público que ha sido construida para decir que algo está bien y que entre más se posea más feliz serás; sin embargo, eso no siempre es verdad ya que en el camino al éxito (ficticio, porque es el que los demás te imponen), puedes llegar a perder la felicidad: el amor, la amistad, la lealtad (cosas que en verdad son indispensables).

Las metas son sueños, ilusiones o anhelos que hemos construido en nuestras mentes como banderitas de camino al éxito, que como likes, nos harán acreedores a la palmadita pública; sin embargo, lo realmente importante de ellas no es, a pesar de lo que pudiera parecer, el llegar a ellas, si no el no llegar solos y aprender de los obstáculos y cuestas que se presentan en el camino a las metas.

La felicidad ha sido descrita por muchos como inasible o inalcanzable cuando lo cierto es que es hay que ser valientes para luchar por ella y, las más de las veces, el camino es mucho más sencillo de lo que parece. La felicidad verdadera radica en disfrutar cada cosa a cada momento, al mil, sin atrasarse, ni adelantarse, valorando a cada persona y  suceso experimentado. Ahora sí, ¡a emprender estos cinco consejitos!

 

* Mireille Yareth, comunicóloga e historiadora, contáctala en: [email protected]

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