La historia de un milagro
Pocos se imaginaron que Leslie saliera adelante después de sufrir tan aparatoso y grave accidente. El pronóstico era realmente desolador: muerte cerebral y múltiples fracturas alrededor de todo el cuerpo y, lamentablemente, muy poca esperanza de vida.
La tragedia sucedió la madrugada del 24 de junio de 1995, noche en que cambió radicalmente su vida. Al salir de su fiesta de graduación de preparatoria, la joven de 18 años y dos de sus mejores amigos, fueron brutalmente impactados por una camioneta sin luces que se pasó el alto.
Leslie Paola Amado Lomelín, sobreviviente y autora del libro Mi segunda oportunidad, de Editorial Gernika, explica que fue un periodo de 75 días lo que tuvo que esperar para abrir los ojos: “Al día 12 de estar internada en terapia intensiva, hubo una junta de médicos especialistas, neurólogos, neurocirujanos y traumatólogos, en la cual llegaron a la terrible conclusión de que yo tenía muerte cerebral. Por ello, le sugirieron a mi familia resignación, sin embargo, el doctor Paul Paterson tuvo esperanza, los convenció de no hacerlo y gracias a él hoy estoy aquí”.
El siguiente paso: el inicio
Tras salir del estado de coma, Leslie no recordaba lo que le había pasado. Su recuperación requirió del soporte médico, además del de su familia para que ella comprendiera la situación que atravesaba. “Esta etapa fue la más difícil. Tuve que enfrentarme a la torpeza que tenía en todos mis movimientos. De manera especial, recuerdo haber sufrido mucho durante este periodo, esto a causa de mi cuello, el cual seguía contracturado y me generaba mucho dolor”, explica.
A pesar de los muchos sufrimientos físicos a los que estaba sometida, se propuso salir adelante y comparte que las razones que la motivaron para hacerlo eran justamente sus sueños de crecer, así como de ser una profesionista exitosa, una persona alegre y llena de ilusiones, tal y como lo era antes del incidente. “Tuve que enfrentarme a una de las pruebas más difíciles para cualquier ser humano, la recuperación de un accidente automovilístico que me implicó 14 años de rehabilitación física y emocional”.
Leslie afirma que su familia, en especial sus padres y hermana, además de algunos amigos, fueron estratégicos en el camino de su recuperación, ya que estuvieron a su lado apoyándola en todo momento. Reaprendió acciones básicas, a la par de hacer el mayor esfuerzo por comprender por qué estaba pasando todo eso y, más importante aún, qué podía hacer ella ante su situación.
Después de años de una voluntad férrea y un firme propósito de superación, Leslie decidió compartir su testimonio de sobrevivencia por medio de su libro, y con él las reflexiones que la han ayudado a cambiar la mirada hacia sus propios retos. Afirma estar convencida de que la fortaleza interior es básica para afrontar aquello que causa dolor y que no hay razón por la que se deba desperdiciar una sola oportunidad de salir adelante.
“Por años le pedí a Dios salir de problema, sin entender que el problema era yo porque me compadecía en lugar de esforzarme”, hace una pausa y concluye: “no quiero decir que lograrlo sea sencillo o que no se requiere de un gran esfuerzo para vencer las pruebas personales, todo lo contrario, alcanzar una meta en todos los órdenes del quehacer humano requiere de fortaleza interior, disciplina y valor para enfrentar los obstáculos”.
* Luis Yáñez, contáctalo en www.sermexico.org.mx [email protected]