Kilos de más: un problema… de peso
El sobre peso y la obesidad han aumentado a proporciones de epidemia. Una de cada cuatro personas está obesa.
Fotografía: Photl.com
El peso ideal es subjetivo, hay quién está extremadamente delgado y no se siente cómodo y otros con kilos de más y parecen felices. El peso correcto no sólo depende de una tabla preestablecida, sino de un estado de bienestar. En cuestiones corporales tenemos extremos: la delgadez de los que padecen anorexia y, en el otro, la obesidad, en nuestro país la obesidad en niños y adultos se convirtió en un problema de salud pública.
El lenguaje corporal dice más que el verbal. El cuerpo es un milagro de la ingeniería biológica, la perfección está siempre presente, las funciones más importantes son: la comida, la respiración, la digestión, el metabolismo, la eliminación y el movimiento de conciencia, la base de todas las demás. Bajar de peso se convirtió en un negocio: las anfetaminas para bajar rápido producen psicosis y la reducción del tamaño del estómago causa desnutrición, vejez y hasta la muerte. El pez por su boca muere, versa el dicho popular. La obesidad tiene varias causas: biológicas, psicológicas, emocionales y del entorno social. Veamos cuáles son las causas que influyen en el sobrepeso.
El apetito
Cuando se come sin hambre el organismo no está preparado para metabolizarlo. Se aprende desde el nacimiento: el bebé llora por diferentes causas, especialmente porque desea contacto físico, y la respuesta es darle comida, sigue llorando por la incomodidad en su estómago y la respuesta, más alimento. De esta manera quedamos confundidos entre hambre y emoción. El estómago requiere espacio para la digestión, si no hay espacio, sentirás malestar, distensión, pesadez y digestión difícil, se crean toxinas metabólicas y causa obesidad.
El satisfactómetro. Es un parámetro para tomar conciencia del nivel de las satisfacciones internas. Cuando sientas deseos de comer, coloca la mano sobre el abdomen, toma conciencia de tu cuerpo, se llama el valor de la atención. Recuerda lo que comiste. Puede ser ansiedad, emociones no resueltas, no siempre es hambre, puede ser hambre de afecto. La indicación es simple: come cuando tengas hambre, pero cuando no tengas hambre, no comas.
Herencia
Se dice que la obesidad tiene un factor hereditario; sin embargo, no siempre está en los genes, el hecho es que los malos hábitos se aprenden de los padres. La falta de límites, de reglas, los alimentos chatarra, las recompensas y castigos basados en comida, beber refresco en lugar de agua, son modelos aprendidos en la sociedad, por algo somos el país número uno en consumo de refrescos y de diabetes.
Culpa y estrés
Para los que han hecho dietas en donde cuentan las calorías las dietas implican tensión, esfuerzo, malestar, incremento de apetito y culpa. La culpa por comer un pedazo de pastel o cualquier golosina incrementa el cortisol, químico que liberan las glándulas suprarrenales y que ocasiona acumulación de grasa y reduce el metabolismo. El estrés engorda, causa ansiedad y deseos de comer de manera compulsiva, además, incrementa la cantidad de ácido clorhídrico. El incremento de ácido ocasiona problemas digestivos: gastritis, colitis, ulceras y reflujo, afecta el sistema respiratorio, causa alergias, dolor de garganta y bronquitis.
Las hormonas
El balance hormonal se lleva a cabo entre dos hormonas, estrógeno y progesterona; el estrógeno se produce en los ovarios, sin embargo la grasa del cuerpo también produce estrógenos con la ayuda de una enzima: la aromatase. Es la razón por lo que los hombres obesos desarrollan senos y se feminizan hasta en su tono de voz. En la menopausia el estrógeno domina el ambiente, baja el metabolismo incrementa el peso corporal, por esta razón cuesta trabajo bajar de peso.
La autoestima
Las bases de la autoestima se originan en la infancia, dependen de la aceptación de los padres; los adjetivos que utilizan como ‘el gordito’, ‘el tragón’, ‘la corajuda’, ‘el huevón’, entre otros, son producto de la falta de aceptación en la familia, definen el concepto de sí mismo en la vida adulta. Posteriormente, para protegernos del ambiente fabricamos la armadura caracterológica para esconder los sentimientos, kilos de más y tensión muscular como medida de protección. Por miedo a comprometerse o para no ser lastimado, la obesidad esconde la libido y la sensualidad, un cuerpo obeso esconde el conocimiento de sí mismo.
Las enfermedades y la vida sedentaria
La depresión y la ansiedad alteran el apetito, causan aumento o disminución de peso. La tiroides, la diabetes, además, los fármacos para el tratamiento de varias enfermedades como trastornos mentales, producen incremento de peso. El estilo de vida actual y la tecnología nos evitan hacer esfuerzos físicos, la tendencia actual es mover menos el cuerpo y más la mente y los sentidos, comemos más y hacemos menos esfuerzo físico que las generaciones anteriores, además, los alimentos están más industrializados. Los niños ya no juegan en la calle, en la escuela le dan más importancia a las materias de conocimiento que a la actividad física.
El sueño
El estrés y las preocupaciones causan insomnio. Dormir pocas horas o más de ocho, con luz o con la televisión prendida impide la producción de hormonas como la melatonina, leptina y grelina que controlan el apetito. La grelina se segrega en el estómago, la leptina crea satisfacción y ayuda a quemar calorías. Para conservar el peso se necesita un nivel elevado de leptina y uno bajo de grelina.
Recomendaciones
- Comer saludable cinco veces al día, en lugar de uno de manera abundante, incrementa el metabolismo.
- La canela, los frijoles, los cítricos, la avena, las espinacas y las acelgas, aumentan la leptina; la jamaica es depurativa, baja la presión arterial y el colesterol.
- Comer seis o siete nueces, una fruta, un vaso de agua con un poco de fibra, unos 30 minutos antes de la comida principal, influye para qué los niveles de grelina vayan disminuyendo el apetito al momento de ingerir el plato principal.
- Comer lento, con conciencia: qué huelo, qué saboreo, la comida es uno de los actos más seductores, sobre todo si lo hacemos con una agradable compañía, así como brindar chocando las copas de un vino de mesa.
- Las personas que comen rápido son más propensas a servirse más comida, la conciencia no registra y los niveles de grelina no han disminuido lo suficiente por lo que se quedan con apetito.
- Por favor, ¡no ingieran refrescos!
* Dra. Rosa Chávez Cárdenas es psicóloga, homeópata y terapeuta. Consultorio: Tenochtitlan No. 361, Jard. del Sol, Zapopan, Jal. Tels. (33) 3631 8312 y 3632 3166, Cel. 333 166 92 72, [email protected].