Luna de miel en la nieve

Desde la ventana del avión puedes empezar a disfrutar el hermoso paisaje que ofrecen las montañas nevadas. Al acercarte a tu destino, puedes percibir un mosaico de  colores verdes, ocre y blanco ante tus ojos. Puedes sentir el frío exterior, incluso dentro de la cabina. Abrazas a tu ahora esposo, te acurrucas en su cuello y le das la oportunidad de que te proteja con sus brazos.

El grueso abrigo de lana te cubre del gélido aire que sopla al llegar al resort, donde pasarás la primera semana de tu nueva vida en pareja. Tus botas impermeables se hunden en la blanca y suave nieve, te percatas que la nieve es fresca y te imaginas lo increíble que será deslizarte por la montaña con la nieve recién caída.

 

Al llegar a la habitación te despojas del gorro y guantes de cashmere que llevabas puestos. Desatas tu cabello, que llevabas trenzado, para dejar que las suaves ondas se deslicen por tu espalda. Ahora llevas solo un suéter de cuello V en color azul, el cual resalta el tono de tu piel que luce especialmente clara con el resplandor de la nieve que se filtra por la ventana.

 

Tu esposo, vestido en tonos café y gris, lleva en el cuello una bufanda en color beige, el movimiento que hace al quitársela te lleva a pensar en lo que les espera la noche de hoy.

 

Salen a las seis en punto a su cena en el restaurante más elegante del lugar, vestidos ambos de color negro, con detalles en diferentes tonos, los tuyos en color verde, que contrastan con tu piel y tus ojos, los de él en tonos grises, que le confieren un aire maduro y sexy.

 

Los ventanales del restaurante te ofrecen un paisaje inigualable, a lo lejos puedes ver los ríos que poco a poco se van juntado para formar el majestuoso lago que descansa frente a ti. La armonía de tonos verdes, azules y rojos del cielo le da a tu alma un respiro y te permite descansar de los ajetreados días que antecedieron a tu boda.

 

Notas provenientes del pianista local acompañan su cena. El vino que producen en la comunidad hace perfecta armonía con la deliciosa cena.

 

Al llegar al hotel los espera una cálida habitación construida toda de madera, con grandes ventanales que se abren hacia las montañas; la chimenea ya está ardiendo y una botella de champaña les da la bienvenida. Alguien se encargó de poner música de fondo para ustedes, lo cual aprovechan para acercarse poco a poco y bailar al ritmo de las suaves notas…

 

Te despiertas envuelta en sábanas de seda y mullidos cobertores, el aire huele a manzana y canela, cubres tu bata de seda con un albornoz de cashmere y te diriges al ventanal. Te llenas de energía al ver tanta belleza. Él te abraza por la espalda y te invita a tomar una ducha para ir a dar una caminata por el pueblo, ya habían decidido que el primer día lo dedicarían solo a conocer y a descansar. Ya habrá tiempo para hacer otras actividades.

 

El pueblo, una serie de casitas alineadas, construidas en madera y piedra que se extienden a lo largo de avenidas llenas de pequeños pinos y candiles tipo medieval, te recuerda a un cuento navideño en el que los pequeños foquitos que adornan las fachadas están encendidos todo el año, como si se tratase de una eterna Navidad.

 

Al caminar por las tiendas, tus sentidos son invadidos por una cantidad de aromas y sabores, canela, manzana, chocolate, hojas de pino, lavanda, todo un festín para tus sentidos.

 

Las damas, vestidas con ceñidos pantalones y gruesos suéteres cubiertos por largos y mullidos abrigos, botas altas y vistosos gorros, lucen como sacadas de una revista de moda. Te sorprendes por la elegancia que se destila en este pequeño lugar y te alegras de haber escogido tu atuendo: leggings negros con botas de piel del mismo color, una blusa de cuello alto beige y un abrigo del mismo tono, tu gorro preferido, el de color rosa palo, y unas grandes gafas de aviador. Tu esposo te dice al oído que, sin duda, eres la más guapa de todas las visitantes.

 

Los días pasan entre pláticas frente a la chimenea, visitas a las casas de té, caminatas al bosque, paseos en trineo, deportes de montaña, anocheceres en su alcoba. Experimentas todo tipo de emociones y al final, la más importante de todas, la felicidad de empezar una nueva etapa con tu pareja, de construir un porvenir juntos, y de haber creado momentos inolvidables en un lugar lleno de romance, calidez y belleza.

 

A partir de hoy crearán nuevas historias, nuevos recuerdos, pero nunca olvidarán su primer viaje como esposos, su primer historia, su luna de miel en la nieve.

 

* Mary Nevárez, Stylist Guide y miembro fundador de la Intercoiffure Mondial México, www.marynevarez.com, [email protected].

 

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