Trastornos facticios
Facticio significa que no es real, este trastorno se caracteriza por la aparición de síntomas físicos y psicológicos producidos de manera intencional con el fin de asumir el papel de enfermo. La simulación se lleva a cabo con tan buena actuación que es difícil ser descubierto.
Este tipo de trastorno tiene que diferenciarse de una simulación emergente para evitar una situación desagradable o que causa temor como asistir a una junta de negocios, presentar un examen o evitar un compromiso, dado que quienes lo padecen constantemente simulan enfermedades y fabrican falsas evidencias con el objetivo de mantener
una condición permanente de enfermo.
Los trastornos facticios son el proceso por medio del cual un conflicto inconsciente queda transformado —convertido— en un síntoma físico que permite reducir la tensión y la ansiedad al expresar simbólicamente el conflicto; las reacciones fácticas significan dedicación y sacrificio. Se sacrifica la función de alguna parte del cuerpo al expresar un impulso prohibido como defensa para negarlo o para autocastigarse. Es decir al mismo tiempo significa culpa-inocencia-castigo.
Este tipo de trastorno persiste porque, al igual que las reacciones de ansiedad y las fobias logran algo, de alguna manera permiten cristalizar un síntoma físico de modo parecido a como la fobia permite cristalizar el miedo. El síntoma físico protege al individuo contra la amenaza de desintegración del ego. La ceguera de conversión es uno de los síntomas que mejor permite demostrar un impedimento psicológico en presencia de una total aptitud fisiológica. Un caso clínico: la señora Lupita de 65 años quedó ciega después de un caos en su familia: murió su marido en un accidente y su hijo quedó detenido por venta de droga. Los especialistas concluyeron que no había ninguna causa clínica que confirmara su falta de visión.
Existe un factor muy importante que aparece en otros padecimientos o trastornos y, qué en ninguno es tan obvio como en los trastornos facticios, la “ganancia secundaria”. En el impedimento funcional, el paciente descubre a nivel secundario que goza más su posición privilegiada de invalidez o discapacidad que lo que logró cuando se encontraba en buenas condiciones de salud. La ganancia secundaria es un fenómeno muy complicado, cuando comento a la familia del paciente que el exceso de cuidados y los gastos excesivos en consultas a especialistas están perpetuando el problema, me piden que atienda y controle al enfermo. Les explico que mientras existan privilegios el problema no desaparecerá. Los que trabajan terapéuticamente con la culpa y la lástima logran cambios increíbles tanto para ellos como para el impedido o enfermo.
En nuestra cultura, una enfermedad o un impedimento físico son excusas muy honorables que causan compasión, por el contrario los trastornos neuróticos o sicóticos son altamente discriminatorios, de esta manera es más fácil hablar de una enfermedad o discapacidad que comentar sobre un trastorno mental. Entre los trastornos facticios podemos encontrar: mudez, parálisis, anestesia cutánea, defectos de la vista y oído, perturbaciones del movimiento y de postura y desórdenes en los órganos internos.
Pérdida del habla
No siempre perder la voz es anormal. En situaciones de estrés, casi cualquiera pierde el habla al recibir noticias buenas o malas, al sentir ira, ansiedad, miedo, conflicto o pánico. Como síntoma de trastorno de conversión, la pérdida del habla suele ser completa y duradera. De modo menos dramático, el balbuceo, la tartamudez y la incapacidad de hablar en voz alta tienen significados similares.
El trastorno facticio implica siempre un grado de patología, mientras que un acto de simulación puede considerarse adaptativo bajo ciertas circunstancias. En este tipo de reacciones las energías de los conflictos inconscientes se concentran y alteran el funcionamiento de una parte específica del cuerpo como: una extremidad, un sentido, un órgano interno. Esta alteración expresa el conflicto mediante el lenguaje corporal. La persona acepta voluntaria o al menos pasivamente la alteración en el funcionamiento como la prueba que necesita para considerarse enfermo o impedido. El simbolizar algo a través del lenguaje corporal cae en lo anormal cuando pierde su función expresiva, defensiva o de castigo debido a que se reprime y la persona confunde el símbolo, tomando por señal de impedimento o de una enfermedad corporal.
Criterios para el diagnóstico
- Fingimiento o producción intencionada de signos o síntomas físicos o psicopatológicos.
- El sujeto busca asumir el papel de enfermo.
- Ausencia de incentivos por su comportamiento, es decir, no hay una ganancia económica, no hay que evitar alguna responsabilidad legal ni tampoco se pretende mejorar el bienestar físico como en el caso de la simulación.
Recomendaciones
- Es importante acudir a terapia, en muchas ocasiones, toda la familia está implicada en los síntomas del paciente identificado.
- Descubrir la etiología del padecimiento: cuándo apareció y bajo qué circunstancias, con la finalidad de identificar conflictos o traumas reprimidos.
- La ganancia secundaria hace la diferencia: tener una posición privilegiada derivada de su enfermedad o incapacidad.
* Dra. Rosa Chávez Cárdenas es psicóloga, homeópata y terapeuta. Consultorio: Tenochtitlan No. 361, Jard.
del Sol, Zapopan, Jalisco, Mex. Teléfonos (33) 3631 8312 y 3632 3166, Cel. 333 166 92 72, o contáctala en: [email protected].