El amor como elección
es una experiencia peligrosa, sensorialmente encantadora, atractiva y cuando no
fructifica muy dolorosa.
atrevidos y sumamente amenazante para los inseguros, especialmente cuando crean
un esquema mental de permanencia, de posesión y de seguridad en la pareja. Es
necesario hacer una distinción entre el amor como emoción y el amor como
elección.
El amor es más conocido como una
emoción, se le ubica en el área erótica sexual. Uno de los secretos para ser
feliz, y su verdadero propósito en la vida, es elegir amar como elección y no
sólo sentirlo como emoción, es decir convertirse en una persona amorosa. No es
sentir amor, sino elegir amar.
El amor como emoción tiene que
ver con la química cerebral, el enamoramiento está dado por opuestos, es
inconsciente y fluye en ambas direcciones. El amor como elección tiene que ver
con la voluntad, cuando se actúa
de manera amorosa el ser se vuelve humano, se transforma en persona compasiva.
Para amar son necesarios tres
requisitos: amarnos a nosotros mismos, amar al entorno —familia, amigos,
compañeros, a las raíces, a la patria— y amar lo que hacemos.
Amor a sí mismo
Las personas con baja autoestima pueden aferrarse a
las relaciones destructivas, aguantan y aguantan, se dejan llevar por el
pensamiento mágico de que la relación va a cambiar de la noche a la mañana,
viven con el sueño romántico de que serán eternamente felices. “Es que lo amo”,
escucho con frecuencia relatos de pacientes hombres y mujeres que permiten el
maltrato.
Si una persona no se quiere a sí
misma, pensará que nadie puede quererla. El “león cree que todos son de su
condición”, dice un refrán muy conocido. Si no se quiere a sí misma, no podrá
confiar en quien se acerque, menos pensar que esa persona tiene buenas
intenciones. “La admiración es la antesala del amor”, descubrir cualidades, habilidades, elogiar
el ego, son la mejor manera de abrir paso al romance, una conexión que se
establece entre admirador y admirado. Si no nos queremos a nosotros mismos, no
podemos amar a otros, nadie da lo que no tiene. Amarse a sí mismo es aceptarse
tal cual es.
Actuar con amor
Actuar con amor es una de los intenciones que nos
hace felices y nos llena de satisfacciones. Todo lo que se hace con amor lleva
un propósito, un sentido de trascendencia. Este principio se refiere a la
capacidad de reconocer los talentos naturales que posee. El que actúa con amor
desarrolla la capacidad creativa, despierta esa parte sabia llamada intuición,
la que dirige nuestros pasos a la mejor dirección, es la voz interior que dice
lo que nos conviene.
Las personas que han encontrado
su vocación y se apasionan por lo que hacen, su energía vital los abre a nuevas
experiencias, hasta la salud se encuentra en equilibrio. La pirámide de Maslow
explica cómo satisfacer las necesidades para pasar al nivel de los deseos
superiores, para actuar con amor. El primer nivel es el de las necesidades
fisiológicas como beber, dormir, alimentarse y la práctica de la sexualidad. El
segundo nivel es la seguridad, la salud, el trabajo y la protección. El tercer
nivel es el de afiliación y afecto, la necesidad de asociación y participación,
todos tenemos la necesidad de relacionarnos, el sentido de pertenencia, a la
familia y a la sociedad. El cuarto nivel es el de la estima, el respeto a uno
mismo y sentimientos como la confianza, la competencia, la independencia, la
libertad, la necesidad de atención, el reconocimiento y el estatus. El déficit
en este nivel se refleja en baja autoestima y complejo de inferioridad. El
quinto nivel es el de la autorrealización, o necesidad de ser, en este nivel se
encuentran las necesidades más elevadas, el sentido a la vida y la
trascendencia. Pocos seres humanos llegan a este nivel, sin embargo, cuando se
cumplen las otras necesidades se siente el deseo de trascender a través de
apoyar a causas sociales, se eleva el nivel de generosidad.
Amar lo que hacemos
Si lo que emprendes te agrada, ya lograste uno de los
propósitos en la vida, que recibas recursos por lo que haces y disfrutas, eso
ya es un placer. Elegir actuar con amor nos transforma. Las personas que han
encontrado el sentido de la realización y que poseen fortaleza espiritual, no
hacen caso de los pesimistas, se muestran con seguridad y confianza en sí
mismos. Cuando se ama como elección, las acciones que se emprenden resultan de
mejor calidad, fluyen los proyectos, se incrementa la compasión, incluso los
alimentos tienen mejor sabor. Los hijos hechos con amor tienen mayor confianza
en sí mismos.
La forma de aprender a amar es
amando y para ello es necesario: disciplina, constancia, aprender a escuchar,
paciencia y compromiso.
Vencer el miedo
El miedo es un freno que impide avanzar, el miedo se
apodera de las personas con baja autoestima, de las que no tienen seguridad
para tomar decisiones, para emprender situaciones desconocidas, por lo que se
aferran a lo conocido. “La costumbre es más fuerte que el amor, la costumbre se
hace ley”.
Detrás del miedo está el dinero
Una frase que si se lleva a la práctica te darás
cuenta que es muy efectiva. La Sra. Pérez tiene unos departamentos en renta, se
queja de que estan deshabitados desde hace meses. Cuando le compartí la frase se dio cuenta de su actitud:
cuando aparece un inquilino le pone tantos peros, que el cliente acaba buscando
otro lugar. Le pregunté dónde estaba el miedo, comentó con coraje que los
anteriores inquilinos dejaron de pagar la renta por varios meses, tuvo que
recurrir a un abogado, además de invertir una buena cantidad en reparar los
desperfectos. El miedo es real, sin embargo, lo tiene que enfrentar.
Marco y Natalia estaban muy
enamorados, empatía, sintonía, comunicación, intereses en común. Los amigos
comentaban que nunca los habían visto tan felices, los planes de vivir juntos eran un sueño a
punto de llevarse a cabo. De pronto, Marco desapareció sin dar explicaciones,
Natalia sentía que moría de dolor, por más que intentó comunicarse, Marco no le
volvió a dar la cara: de niño sufrió abandono y de manera inconsciente tuvo
miedo de que se repitiera la situación, antes de que lo abandonaran prefirió
retirarse, “lloró antes de que le pegaran”. No se sintió merecedor de ser
feliz.
El secreto de la felicidad:
alguien a quién amar y un trabajo qué realizar.