El reportaje de boda

Cada vez más parejas, en la actualidad, buscan en los fotógrafos de
bodas una visión artística y emocional, capaz de despertar en la mente recuerdos
vivos e incancelables.


La noche fue tranquila y al despertar la novia está serena. Todo está
listo para dar inicio a su Gran Día

En la entrada de la iglesia su mirada traiciona la emoción; pero,
sostenida del brazo de su padre se dirige tranquila hacia el altar en donde él
la espera con gozo y estupor. Su encuentro después de tanto tiempo está lleno
de esperanzas, sus manos y sus miradas se descubren en un saludo cómplice.

La ceremonia es breve y alegre. A la salida los espera una lluvia de pétalos;
él la protege con sus brazos, ella sonríe.

Finalmente solos, en el coche, se conceden un momento de intimidad.

Entre bailes y risas la tensión se disuelve. Es el momento de festejar.

Siguiendo este tipo de relato nace el reportaje de matrimonio, todo es
espontáneo, auténtico; sin preocuparse por posar y sin tener que dejar amigos y
familia, los novios pueden ser ellos mismos y gozar cada momento del día más
hermoso e importante, quedando en el fotógrafo la mayor dificultad, pero
también la mayor satisfacción: la de capturar cada emoción, cada gesto, cada
momento de manera discreta y elegante.

Moviéndose en el evento, por toda su duración, el fotógrafo logra vivir
y, por lo tanto, inmortalizar el alma del matrimonio: una caricia, un beso, una
lágrima. Particulares que pueden parecer insignificantes; angulaciones y cortes
al límite del error; tomas con luz natural y con las cámaras fotográficas en su
máximo potencial, para transformar simples imágenes en una historia viva y
emocionante que transmitirá mediante las fotos las sensaciones y la atmósfera
de ese día único e irrepetible.

Ya no basta la experiencia técnica y descriptiva, lo que ahora buscan
los novios es la espontaneidad y lo que hace único su mayor día, porque en el
fondo cada matrimonio, desde el más sencillo hasta el más chic, es a su manera
único y estupendo, aún en sus pequeñas imperfecciones.

No es sólo una moda pasajera, sino una verdadera revolución en la
concepción de la fotografía de boda que llevan cada vez más a los fotógrafos de
reportaje a actualizarse en las tecnologías más recientes y a crear nuevos
modos de interpretar y describir aquellos momentos, creando así, estilos nuevos
y originales.

Realizando un análisis estructural y detallado del evento, en relación a
la actualidad y a los status simbol,
el fotógrafo de reportaje crea el álbum como un proyecto editorial que relata
la historia de la boda, los preparativos, la ceremonia, la fiesta, la felicidad
de una nueva vida que inicia.

Un trabajo difícil y exigente, pero al mismo tiempo lleno de emociones.
Una gran responsabilidad.

Observar, vivir y describir a través del propio arte, un matrimonio
único y diferente se convierte para el fotógrafo en la satisfacción más grande
cuando la mirada de la esposa se ilumina con los recuerdos, ahora eternos,
sobre el papel.

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