Aspira a la salud
Dicen que después de un buen taco sigue un buen tabaco, pero ahora que estás embarazada, ¿tu bebé pensará lo mismo?
Ningún cuidado es exagerado cuando se trata de proteger la salud inmediata y futura de tu pequeño, además de considerar aquellos que son naturales como la visita periódica al médico, una alimentación adecuada y evitar el contacto con sustancias que resultan dañinas para la salud de ambos, es necesario buscar apoyo especializado cuando tienes hábitos nocivos permanentes como el tabaquismo.
La doctora Guadalupe Ponciano, coordinadora de la Clínica contra el tabaquismo, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), advierte que desde el primer trimestre de embarazo se presentan riesgos: “Se trata de una etapa extremadamente importante, ya que a partir de dos células se forma un ser humano, por esto pueden presentar malformaciones congénitas. Algunos estudios epidemiológicos han mostrado un mayor riesgo para fisuras orales (labio y paladar hendido) y malformaciones cardiacas, en hijos de mujeres fumadoras”.
En tanto avanza el embarazo son distintas las alteraciones que se presentan, y es justo en el segundo trimestre cuando además de estar latente la posibilidad de un aborto espontáneo, también su crecimiento se afecta y por consecuencia empieza a transcurrir de manera más lenta, como una respuesta a la inhalación de nicotina y monóxido de carbono del humo del tabaco, mientras que para el tercer ciclo de gestación existe la posibilidad de un parto prematuro.
Herencias que pesan
Los efectos que tiene la nicotina hacia el bebé son nocivos e ilimitados, ya que a pesar de que en tu vientre se encuentra protegido por la placenta, la nicotina es capaz de atravesarla y tener contacto con el sistema nervioso de tu hijo, que apenas está en proceso de formación.
Al estar en contacto con dichas sustancias tóxicas, se determina una alteración en el sistema nervioso central, por lo que está expuesto a presentar una serie de desórdenes a todos los niveles, como es el caso de la conducta, pues se vuelven hiperactivos.
“No se ha comprobado científicamente, pero se tiene la hipótesis de que los hijos de madres fumadoras en el futuro cuando tienen contacto con drogas como la cocaína, la heroína y la misma nicotina, serán más susceptibles a ser adictos y este proceso se presentara más rápidamente”, sostiene la especialista. Y agrega que fumar durante el embarazo es la peor forma de tabaquismo pasivo e involuntario que representa un alto costo a nivel de salud y calidad de vida.
Otra de las alteraciones que se conocen es la relacionada a la talla y al proceso de aprendizaje. Según un estudio realizado con 9 mil niños ingleses expuestos al humo de 10 cigarrillos diarios, eran un centímetro más bajos de estatura en comparación de aquellos que vivían en un ambiente libre de tabaco; además presentaban un retraso de aproximadamente entre 3 y 5 meses en lo que se refería a su desempeño en la lectura, matemáticas y otras habilidades en general.
Sin culpas, pero con tratamiento
El doctor Raúl Sansores, director de la Clínica de Tabaquismo del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), en su artículo “Tratamientos para dejar de fumar, disponibles en México”, publicado por la referida instancia, advierte que el tabaquismo es una enfermedad, “y el fumador es un enfermo. Es un padecimiento que es más fácil definir como un síndrome de daño multisistémico, asociado con la adicción a la nicotina, por lo tanto se requiere de una intervención terapéutica, aún cuando nadie, en forma específica o personal, reclame o pida tal tratamiento”.
Seguramente ahora te encuentras planeando cómo decorarás el lugar que será su habitación, incluso estás en proceso de negociación con tu pareja para determinar el nombre de tu bebé, hay una emocionante lista de pendientes por realizar; el primero y más importante es que el ambiente en el que tu hijo se va a desarrollar le garantice bienestar físico y pueda disfrutar de la vida, tal y como te lo imaginas.