Las Creencias
Las creencias son un camino trazado por donde otros ya caminaron. El científico norteamericano, Albert Einstein, ilustra muy bien el poder de éstas: “Es más fácil desintegrar un átomo que deshacer una creencia”.
Desde que nacemos nos encontramos con un mundo plagado de reglas y convicciones morales que a lo largo de nuestra vida son inculcadas y aceptadas sin ponerse en cuestión. Padres, maestros, guías, familiares, amigos y quienes nos rodean se encargan de infundirlas como verdades universales. Si tienes dinero la gente te trata bien; si estudias y te preparas tendrás éxito; la vida siempre va a ser difícil; los niños no lloran; las mujeres deben ser sumisas, y un largo etcétera de generalizaciones y pautas que rigen nuestro comportamiento, las más de las veces, de manera inconsciente.
Algunas de estas creencias pueden ser potencializadoras, no obstante, existen otras que se vuelven limitantes restándonos energía y credibilidad, limitándonos para afrontar determinadas situaciones e impidiendo con ello potenciar otras habilidades.
Las creencias son capaces de moldear, influir e incluso determinar aspectos como nuestra inteligencia, salud, creatividad, relaciones afectivas y hasta el éxito y la felicidad de cada individuo. Adaptando un poco la célebre frase que Honoré de Balzac pronunció sobre las leyes, bien podríamos decir que las creencias: “son como las telas de araña a través de las cuales pasan libremente las moscas grandes y quedan enredadas las pequeñas”.
Luis Villoro Toranzo, filósofo mexicano, señala dos tipos de creencias: las básicas y las secundarias.
Básicas: conforman el trasfondo y el supuesto de nuestro entendimiento del mundo. Son creencias evidentes, herederas de la sociedad en la que se vive y compartidas por todos sus miembros, aquellas de las que no se dan razones explícitas, pero están supuestas en todas las opiniones que tenemos. Se les conoce también como creencias globales y son generalizaciones que hacemos sobre la vida y las personas: el mundo está lleno de violencia, la vida es muy difícil, las mujeres bonitas son tontas.
Secundarias: son las que se adquieren por propia voluntad, por razones o por nuestra experiencia en el mundo; por el saber y conocer. Pautas que rigen nuestro comportamiento: si obtengo buenas notas en la universidad conseguiré un buen trabajo; si no pienso igual que mis amigos me rechazarán; me corren de los trabajos porque soy un fracaso.
Las creencias tienen su propia ética, no se cuestionan porque ello podría generar angustia. Vienen de la infancia y son la base de la educación que recibimos en la familia, de la religión que profesan los padres, del enfoque del sistema escolar y del grupo social en el que vivimos. Creer significa aceptar un enunciado por verdadero, o un hecho por existente.
Patricia sufrió la primera violación a los ocho años y se repitió en dos ocasiones a los diez. La creencia de que a las mujeres que no son vírgenes no las quieren los hombres, marcó su comportamiento. A los 17, conoció a un hombre veinte años mayor que ella, al sentirse aceptada, sin pensarlo, se fue a vivir con él. El abuso y el maltrato fueron lo cotidiano en su relación, la falta de confianza y el miedo la paralizaron para abandonarlo. Más muerta que viva, permaneció con él hasta su muerte quedando sin dinero y con cinco hijos que mantener.
Luis tenía veinte años de casado. Se enamoró de otra mujer y tenía intenciones de separarse, sin embargo su esposa al conocer sus planes se embarazo para retenerlo. La solución fue llevar una doble vida. Todo iba viento en popa hasta que un amigo lo hizo sentir culpable señalándole que su castigo sería el infierno. Sin darse cuenta se aplicó él mismo la penitencia: surgieron problemas de erección. Acudió a terapia y se dio cuenta que no podía permanecer más con su esposa y que tenía derecho a ser feliz. Al cuestionar las creencias inconscientes la función sexual se recuperó.
Los prejuicios
Son aprendizajes emocionales de las primeras etapas de la vida, por lo que resulta muy difícil erradicarlos; son inculcados por el medio social o surgen basados en alguna experiencia particular con algún individuo. Es una opinión o idea sobre cierto grupo o clase social. La antipatía o rechazo surge por conveniencia para discriminar, descartar o dominar a otras personas, e incluso para aceptarlas, en ambos casos sin remordimientos ni culpas y sin analizar si el juicio emitido es o no correcto. Las emociones del prejuicio se forman en la infancia, mientras que las convicciones que se utilizan para justificarlo surgen después. Un claro ejemplo es el rechazo a personas que padecen sida aún cuando se conocen las vías de contagio. Cuando se quiere cambiar los prejuicios es más fácil optar por las convicciones intelectuales que por los sentimientos profundos.
Las creencias son en gran medida procesos inconscientes de pensamiento que resultan difíciles de identificar. Tienen una estructura consistente de imágenes, sonidos y sensaciones que operan de manera inconsciente. Analizar cuáles son nuestras creencias esenciales y cambiar aquellas que nos limitan nos ayudará a tener pleno control de nuestra vida.
Recomendaciones
Si algunas de tus acciones te generan vergüenza, angustia o culpa, es importante que revises las creencias acerca del hecho. Acude con un terapeuta. Recuerda que: “Un sistema no se puede evaluarse a sí mismo”, es difícil vernos a nosotros mismos.
La ciencia no escapa al desenvolvimiento individual, ante ella el marco de nuestro pensamiento puede convertirse en un elemento que no acepta críticas. Incluso los profesionales pueden convertirse en esclavos del conocimiento científico.
Un error muy grave y común es creer que cuestionar las creencias nos convierte en rebeldes. Sé es rebelde siguiendo al pie de la letra la doble moral que se aprende en la sociedad, como ser muy respetado por tener bienes materiales sin importar su origen: robo, estafa, narcotráfico o falta de ética en la profesión que se desempeña.
La pertenencia a un marco de pensamiento muy estricto, la ausencia de crítica, la obediencia ciega a la autoridad, ocasiona la renuncia total a lo propio y personal.