Lo que hay que saber del vino

¿Con qué va cada vino? ¿A qué temperatura se
sirve? ¿Cómo realizar el descorche? ¿Cómo servir las copas? Intentaré ayudarlo
a resolver estas cuestiones de una manera tan sencilla, que nunca lo olvidara.

Es una guía bastante simple, incluso le
prometo que cuando termine de leerla dirá: “Bah, es tan sencillo”. Demos un
vistazo a esas cosas que, por regla general, uno debe saber de los benditos
vinos para no caer en el ridículo.

 

Lo primer: hay que memorizar que los blancos
acompañan carnes blancas como el pescado y mariscos; los tintos se sirven con
carnes rojas (llámele tintas para que lo pueda memorizar); los vinos dulces obviamente
se irán de mano de los postres, aunque también son buenos para abrir apetito
antes de servir la comida a sus comensales.

 

Ahora bien, ¿en qué orden servirlos durante
una comida? Es algo bastante simple, en esto al vino le gusta discriminar, primero
se servirán los blancos, los jóvenes, los más suaves (de menos cuerpo) y los
más secos (cual cadenero de bar), posteriormente podrá servir: los tintos, los
más añejos, los más intensos (de más cuerpo) y los que tengan mayor
concentración de azúcar.

 

Los expertos afirman que un buen menú debe ir
ganando intensidad en sabores, así mismo deberá ser con el vino: se inicia con
los más suaves y le siguen los más elaborados o fuertes.

 

¿Le toca abrir la botella? Mire, seré muy
honesto, si no sabe hacerlo pásela a alguien avezado en el asunto, luego
termina uno destrozando el corcho y es peor la pena (se lo digo por
experiencia). Ya habrá tiempo para ensayar en casa con una botellita de esas
que no pasan los 70 pesos. Y cuando le toque ensayar tome en cuenta que: la
botella debe apoyarse sobre la mesa, en la barra o en una superficie lisa,
plana y sólida, el sacacorchos es el que deberá girar, no la botella. Al
momento de abrirla, hay que limpiar la boca con una servilleta.

 

Si le tocó descorchar la botella, se le
destrozó el corcho y han caído migas dentro, no sufra: éstas saldrán en la
primer copa que sirva (nadie tomará esa copa, se irá al resumidero). Si se
complica la operación y hay que meter el corcho a la botella, sea cuidadoso
pues éste empujará al líquido y podría manchar su atuendo. No se desbarate en
disculpas ni ponga cara de aflicción, solo sonría y tómelo como un momento
jocoso.

 

Dicen los que saben que conviene dejar que el
vino se airee un poco antes de servirlo, en caso de vinos añejos se recomienda
una hora, para el resto unos minutos será suficiente.

 

La temperatura: va de acuerdo al color del
vino, fíjese bien: los blancos son fríos, los rosados son frescos y los tintos
calientes, bueno no tanto, pero si a temperatura ambiente.

 

Para enfriar el vino blanco, basta meterlo en
un cubo con hielos dos horas antes de servirlo. Nunca, ni por error, lo meta a
la nevera o se le ocurra agregarle hielos (lo arruinaría).

 

Cuando sirva las copas evite llenarlas al
borde, sirva un tercio de la capacidad (poco menos de la mitad, si le parece
más fácil). Si es vino blanco, como ha de ser frío, sirva poco y de manera
constante para que se siga disfrutando fresco.

 

Tome la copa por el tallo, eso le permitirá a
su vino mantener la temperatura adecuada.

 

Aunque usted y un servidor no seamos expertos
en vinos, le diré que nuestra opinión siempre es tomada en cuenta por los
avezados, así que cuando le pregunten sobre algún vino, responda con sinceridad
si le ha gustado o no (sin hacer gestos ni exagerar), si su sabor u olor le han
recordado a otro vino, a un fruto, un alimento, una madera, si lo encuentra
ácido, dulce, amargo, no se limite a un: “Yo no sé de eso, oiga”.

 

¿Qué le ha parecido? Espero haberle
facilitado esto de los vinos.

 —

Fotografía: http://morguefile.com 


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