Naturaleza en casa
Dicen que hoy en día resulta un lujo pensar en tener un jardín en casa pues además de que no contar con una zona adecuada, el ritmo de vida no nos permite darnos el tiempo suficiente para brindarle los cuidados adecuados. Sin embargo, tenemos una segunda opción: hacer de nuestra casa un jardín.
Además de beneficiar nuestra salud y renovar nuestro estado de ánimo, las plantas dan vida a los interiores, permiten un flujo adecuado de energía y su extensa gama de colores crea espacios confortables y agradables. Por si esto fuera poco, son la mejor opción para dividir espacios y delimitar zonas. ¿Te animas a llevarlas a tu casa?
De macetas
Las macetas no sólo son tiestos donde depositar la planta, sino todo un recurso con el se potenciará su desarrollo y crecimiento. La recomendación es optar por macetas de diferentes formas y colores para crear una atmósfera llena de luz y creatividad; olvídate de uniformar todos los tiestos eso sólo logrará restar vivacidad a tu hogar.
En materiales tienes un amplio abanico de posibilidades: barro, cerámica, vidrio, metal, etcétera, y en formas ni se diga: jardineras, cestas, macetas de pared, cuadradas, cilíndricas, lo importante es dar color y alegría a tu hogar.
Lograr equilibrio entre planta y tiesto será un factor fundamental. Cuando se trate de flores vistosas o muy coloridas, opta por maceteros en una sola tonalidad, así estarás permitiendo que destaquen ambos elementos. Los diseños estampados o con dibujos son más apropiados para plantas de hojas oscuras y sin flores o, bien, que éstas sean muy pequeñas. Lo que se debe lograr es que el conjunto no sea ni demasiado colorido ni demasiado pobre.
El lugar ideal
Recibidor: suele ser un lugar donde las corrientes de aire abundan mientras que la iluminación resulta escasa. Te recomendaos las plantas que destacan por su resistencia como la aspidistra o la sanseviera.
Sala: en general esta zona fusiona elegancia, comodidad y alegría, además de ser muy concurrida. Por sus grandes dimensiones permite plantas de mayor tamaño, como palmeras, troncos de Brasil o pequeñas macetas con flores.
Escaleras: aprovecha los descansos para colocar macetas de gran tamaño o si sus dimensiones son reducidas opta por tiestos colgantes en las paredes.
Pasillos: lo idóneo son las plantas de elevada altura y hojas grandes, como el ficus, pues las constantes corrientes de aire afectan a las de menor tamaño.
Baño: ventanas pequeñas o inexistentes, poca ventilación y alta humedad, aquí la mejor opción son los helechos, la cheflera o la chamaedorea, dependiendo del grado de luminosidad.
Cocina: un lugar un tanto delicado por la presencia de humo, corrientes de aire y elevada temperatura. Lo aconsejable son las hierbas culinarias cultivadas en pequeñas macetas y cercanas a la ventana para aprovechar la luz del sol y la ventilación. El perejil y la albahaca son buenos ejemplos.
Habitaciones: áreas relajadas y confortables, requieren tranquilidad y serenidad; los ejemplares apropiados son las orquídeas, la violeta africana o el ciclamen.
Sus cuidados
Riégalas una vez por semana o cuando notes la tierra seca, lo que comprobarás introduciendo tu dedo en la maceta. En épocas de baja temperatura espacia más los riegos, siendo suficiente una vez cada diez días. Asegúrate de que la maceta tenga orificios en su base para el drenaje, que el agua filtre bien a través de la tierra y que no quede agua acumulada si es que se colocó algún plato debajo. Riega al atardecer para evitar la evaporación inmediata. Los arbustos riégalos con abundante agua una vez por semana.
Afloja la tierra más superficial para que penetre bien el agua y el oxígeno.
Tan importante como regarlas es mantener a las plantas libres de hojas y flores secas, que seguirán absorbiendo agua y frenarán el desarrollo de las partes sanas. Lo mismo con el polvo y la suciedad, no las dejarán respirar. Pulverízalas con agua jabonosa enjuagando después abundantemente. Además, este método alejará a los parásitos.
Las de hojas peludas como cuerno de alce o saintpaulia, no hay que mojarlas sino limpiarlas con un pincel.
Cortar las puntas estimula el crecimiento de las hojas y hace que crezcan más grandes y espesas.
Para su buen crecimiento es indispensable observarlas y ver si hay cambios, lo que obliga a moverlas si, por ejemplo, comienzan a secarse o sus hojas se torna amarillas. Ubícalas cerca de ventanas para que reciban luz y ventilación. De no ser así, es bueno rotarlas, ubicándolas en diferentes ambientes hasta encontrar el lugar donde se adapten mejor.
Proporciónales alimento extra, como abono orgánico o químico: orgánico cada seis meses o químico cada dos. Para este último es recomendable primero mojar la tierra y luego enterrar un poco de este lejos de la raíz para no quemarla.
Evita colocar las plantas cerca de una corriente de aire o fuente de calor.
Las plantas que necesiten más luz sitúalas cerca de las ventanas, pero sin corrientes de aire. Acerca las cestas colgantes a las ventanas, evitando el sol directo.
En lugar de usar los abrillantadores que venden en spray, vierte en un cuenco un poco de leche con otro tanto de cerveza y bate la mezcla, o si lo prefieres usa un poco de jugo de naranja. Aplica con una esponja en cada hoja y saca brillo. El resultado es estupendo.
Déjalas que respiren un poco de aire fresco llevándolas a la terraza, a la sombra o abriendo las ventanas.
Busca esos lugares de la casa para poner temporalmente plantas que estén en problemas hasta que se recuperen. El cuarto de baño es un buen lugar por el calor y la humedad, siempre que tenga una ventana que proporcione luz natural.
Las plantas de interior de reciente adquisición o que te regalen pueden contener insectos u hongos, inspecciónalas bien o aíslalas un tiempo del resto.
Más plantas…
Palmas recomendadas para interiores son: Washington, bambú, raphis, areca, cola de pez, Phoenix y botella enana. Otras opciones son el bambú de la suerte, hortensia, calanchoe, cheflera, calatea, coleus, gloxinia, bromeliáceas, clivia, helechos, nephrolepis exaltata, parietaria, así como los bonsáis, aunque estos requieren una mayor atención.
Háblales, consiéntelas, riégalas, no las olvides, dedícales tiempo porque ellas también son seres vivos. No importa el lugar en que estén, las plantas siempre van a descontaminar, armonizar y embellecer el lugar.