Tratamientos de belleza
Los estragos del tiempo, las desveladas, el estrés, la contaminación y los malos hábitos alimenticios siguen siendo los principales enemigos de la piel; no basta con lavar la cara o aplicar cremas para conservarla en perfecto estado, actualmente, hay tantos tratamientos como tipos de piel.
Entre los principales tratamientos que es posible aplicar en casa encontramos cinco, aquí te damos sus principales funciones así como una serie de consejos para que su aplicación sea perfecta. Elige el que más te convenga.
Tratamientos
Limpieza: una limpieza diaria logra eliminar la suciedad, el maquillaje y la grasa que produce nuestra piel. Existen varias presentaciones en función del tipo de cutis: pieles secas, aceites y cremas; pieles grasas, gel, mousse o espumas; pieles mixtas, leches limpiadoras hidratantes; pieles sensibles, productos hipoalergénicos o calmantes.
Vaporización: su función primordial es abrir los poros, aumentar la circulación de la sangre y limpiar a fondo la piel.
Mascarillas o peeling: eliminan los residuos de los poros, nutren y reponen las vitaminas y los minerales esenciales de la piel.
Tonificar: tensa los poros y prepara la piel para la hidratación.
Hidratación: repone el fluido de la piel y la cubre con una fina capa protectora.
Consejos
Al aplicar un tratamiento en el rostro no te olvides del cuello.
La vaporización facial se realiza una vez por semana para limpiar los poros, aumentar la circulación e hidratar. Antes de realizarla, es conveniente lavar bien el rostro.
Al momento de aplicar la mascarilla o el peeling usa toallas de color oscuro que ya algunos ingredientes pueden manchar los tejidos.
La vitamina A cura la piel, procura que esté presente en tu dieta comiendo alimentos como espinaca, melón, zanahorias y calabaza.
La vitamina E estimula la elasticidad de la piel, trata de añadir cereales enteros, huevos, verduras con hojas y brócoli a tu dieta.
No olvides hidratar la zona del labio superior y la que se encuentra debajo de los ojos y por encima de los pómulos.
El rostro, además de ser una de las zonas más sensibles, será siempre nuestra principal carta de presentación, recordemos que es la única parte de nuestro cuerpo que no podemos ocultar a los demás.