La mano del hombre
Aún cuándo en apariencia muchos creemos que la mano del novio es la que menos se necesita en la organización de una boda, las cualidades inherentes a su género son sumamente útiles en esos momentos en que la novia está llena de estrés y urticaria porque las cosas no salen simple y llanamente, como ella quiere
Ustedes como hombres tienen maravillosas cualidades de las cuales algunas mujeres no disponemos en su totalidad, como la fuerza, el valor, el arrojo, la objetividad y la practicidad; características tan únicas que debemos aprovechar no sólo en la vida cotidiana sino en la perfecta organización de la boda porque, claro, con su ayuda, todo será no menos que ¡genial!
Visión realista
Por muy interesado y activo que te encuentres en la organización de la boda, jamás tendrás en mente ese día como la materialización de uno de tus sueños, ya que los sueños de hombres y mujeres son tan diferentes que nos harían llenar miles de páginas, y no es propiamente el caso.
Ese desapego emocional en la planeación del festejo será muy útil para resolver situaciones de conflicto que a la novia le ponen los pelos de punta. Por ejemplo, establecer un presupuesto realista, aplicándolo desapasionadamente y de una manera más equitativa sin despegar los pies del suelo y cubriendo todos los aspectos que ambos desean.
Tú, como novio, podrás enfocarte a situaciones que muchas veces las novias pasan desapercibidas, como elegir la mejor alternativa —real— basada en precio, calidad, profesionalismo y los servicios que prometen las empresas cotizadas; las legales en el caso de los contratos; las fechas de pagos; acordar mejores descuentos o conseguir promociones, entre otros, ya que, a veces, por estar tan fascinadas de haber conseguido el lugar de sus sueños, las novias se olvidan de todos verificar estos puntos.
Esto no quiere decir que las novias no sean bien organizadas o buenas para regatear o pedir servicios extra por el precio que están pagando, claro que no, las mujeres somos excelentes para eso, sólo que en la planeación de la boda, hay tantos sentimientos involucrados que a veces ese factor se queda de lado con tal de conseguir el día perfecto. Por otra parte, siendo realistas —y muy a nuestro pesar—, recuerda que la mayoría de las veces no es el mismo trato el que se le procura a una mujer que a un hombre en cuestión de negocios.
Básico: el apoyo
Cada novia es diferente y obvio es que conoces perfecto a la mujer que será tu compañera por el resto de tu vida. Así que más o menos sabes de las necesidades emocionales que ella tendrá durante este periodo tan conmovedor y a la vez efervescente, lleno sentimientos —unos buenos y otros no tanto.
Si ella te pide que la acompañes para ver todos los salones de eventos de la ciudad y tu agenda lo permite, ¡hazlo!, ella se sentirá apoyada al cien por ti, lo mismo para ver al de la música, o el banquete, o las invitaciones o lo que sea. Haz un pequeño esfuerzo, recuerda que para ella tu opinión es la más importante en este mundo y conociendo tu punto de vista —objetivo y práctico—, podrá ver las cosas de diferente manera y, dado el caso, serás el único que la podrá hacer cambiar de parecer.
A veces no se puede por cuestiones propias del trabajo; sin embargo, sé sumamente prudente al decirlo y ofrece otra clase de ayuda para que ella se sienta apoyada. Si tú no la acompañas en este proceso ella sentirá que no la comprendes y si a eso le sumas los nervios y el estrés generado por la planeación, tendrás un calvario antes de llegar al altar.
Como dice una amiga, a veces las mujeres somos tan fáciles de complacer que es sólo cuestión de ver las cosas desde una óptica diferente. Y para complacer, los hombres se pintan solos. Aquí lo recomendable es que respires hondo y profundo y entiendas que para ella la boda es un momento trascendental en su vida.
Un poco de tu tiempo
El día la boda gracias a que tu arreglo personal será cuestión de minutos, tendrás tiempo para verificar que todos los detalles que con tanto tiempo han planeado estén correctos. Así, podrás darte una vuelta por el templo para ver si ya colocaron las flores, o por el salón para ver cómo está quedando su arreglo, o hasta llevar los vinos y entregarlos al capitán de meseros, y si tienen invitados foráneos quizás puedas apoyarlos en el traslado al hotel e incluso pedir a tu mejor amigo que te ayude a realizar esta clase de actividades.
La gran ventaja como hombre es que tu estado de ánimo, aún cuándo esté alterado por los momentos tan trascendentales que estás por vivir, conserva por naturaleza mayor tranquilidad logrando así un mejor control de tus emociones.
Por otro lado, los hombres, por género, suelen ser desesperados. Entonces, si te enfocas en alguna actividad el tiempo pasará volando y no estarás peleando con las mujeres de tu casa o con el tráfico o con la mosca que pasa en tu cuarto mientras trascurren las horas para que llegue el momento de la boda.
El estar al pendiente de los detalles será un delicioso regalo para la mujer con la que compartirás tu vida, ya que te convertirás en sus ojos y sin decirlo, le estarás demostrando lo mucho la amas y cuánto te importa que todo lo que han planeado sea perfecto, tal como ella lo desea.