¿De qué se enferman los casados?

En esta ocasión, el tema de mi colaboración tiene como propósito
responder algunas incógnitas que
los recién casados o quienes deciden vivir en pareja me hacen en el
consultorio: “Doctor, ¿de qué se enferman los casados?

El estado civil es sólo eso, no es un condicionante para adquirir
enfermedades. Casados y solteros se enferman de lo mismo, aunque estudios
recientes han demostrado que en los primeros se acentúan ciertos padecimientos,
sobre todo los de origen psicosomático.

Es una realidad que la vida en pareja exige un nuevo
estilo de vida, estos nuevos roles sin duda provocan alteraciones físicas y
psicológicas ya que el nuevo estatus requiere de una adaptación a las nuevas
circunstancias.

Al decidir vivir en pareja estamos adquiriendo una
serie de nuevas actividades y responsabilidades que antes, en la soltería, no
teníamos, muchas de ellas exigen ser llevadas a cabo con todo rigor, tal como
vivir en un nuevo espacio, asistir al trabajo puntualmente pues éste se vuelve
el sustento de la familia, ayudar en las labores del hogar, entre otras.

Estas nuevas condiciones, nos obligan a realizar una
serie de ajustes, no solo en la estructuración de nuestro tiempo, sino también
en la realización de proyectos de vida en común, como adquirir una casa, un
automóvil, los muebles y los gastos de educación de uno de ellos o de ambos y
de los hijos, de alimentación, servicios básicos, actividades de recreo,
vacaciones, obligaciones que entre ambos sobrellevarán.

  El rol de proveedor en el hogar, ahora se comparte con mucho más
frecuencia que en otros tiempos, algunas veces derivado de las circunstancias socioeconómicas
del país, otras por el deseo de la mujer de ejercer su profesión lo que le
reditúa grandes satisfacciones personales que la ayudan a continuar su propio
desarrollo como persona y lo que, de paso, le permite aportar una parte, y a
veces la totalidad, del sustento familiar.

Este nuevo esquema de vida está provocando el
incremento de ciertos padecimientos según datos epidemiológicos de algunos
países, incluyendo el nuestro. En Chile las autoridades de salud señalan que
las mujeres entre 25 y 44 años de edad padecen más frecuentemente estados
depresivos, pero el grupo de 45 a 66 años está creciendo, esto sin importar la
condición socioeconómica de las mujeres en el estudio.

Uno de los principales focos de estrés para las
mujeres, es el hecho de que siempre están disponibles para los demás: «La mujer siempre está disponible para los otros, para saciar sus
necesidades, para mediar entre los conflictos al interior de la familia, y eso
la estresa mucho”, señala la pisiquiatra Graciela Rojas, directora de la Clínica
Psiquiátrica de la Universidad de Chile, es
decir, la mujer brinda apoyo, pero nadie la apoya.

Continuando con las mujeres, ellas presentan una
mayor predisposición a la depresión durante su etapa fértil, es decir, antes de la pubertad y después
de la menopausia. De igual manera, la llegada del primer hijo o el regreso al
trabajo posterior a la maternidad, sobre todo en mujeres jóvenes, son
situaciones que provocan un mayor grado de estrés, lo mismo durante la
menopausia debido a los cambios hormonales y emocionales. En la etapa adulta,
la pérdida de la juventud y el alejamiento de los hijos constituyen factores
que alteran el ánimo provocando etapas de depresión.

Los trastornos de ansiedad en la mujer suelen
acompañarse de angustia, tristeza, dificultad para respirar y para dormir
provocando incluso insomnio recurrente.

Por su parte, los hombres jóvenes padecen con más
frecuencia gastritis, migraña, insomnio, dolor bajo de espalda y,
recientemente, enfermedades como diabetes e hipertensión. Los caballeros en la
etapa adulta suelen presentar transtornos o enfermedades de origen
psicosomático: insominio, gastritis, colitis, incremento en el consmo de
tabaco, alcohol, drogas y, por supuesto, estrés.

El sobrepeso, tanto en hombres como en mujeres, es la
principal causa de enfermedades como diabetes e hipertensión arterial, males
que han comenzado a presentarse en edades cada vez más tempranas a consecuencia
de un estilo de vida plagado de malos hábitos alimenticios y sedentarismo,
generalmente acarreados desde la niñez.

  En resumen, los trastornos de alimentación, sueño y enfermedades
psicosomáticas tienen una mayor incidencia en el grupo de personas que viven en
pareja.

La vida en pareja es muy gratificante y los
beneficios son innegables, pero también existen enfermedades que harán su
aparición en cada uno de ellos en la medida en que se presente su
vulnerabilidad, esto ocurrirá como a cualquier otra persona independientemente
de su estado civil. Es decir, sin importar si somos solteros o casados, si no
llevamos un estilo de vida sano nos enfermaremos.

Los factores protectores para ciertas enfermedades
existen, y hacer uso de ellos requiere de asertividad, pero sobre todo
desarrollar y utilizar comportamientos como el apoyo, la comprensión, la
empatía, el compromiso, la fidelidad, la comunicación y la demostración de
cariño y amor. Siempre será muy importante saber que se cuenta con la pareja de
manera permanente.

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