Matrimonio duradero
Cuando se les pregunta el secreto de la felicidad de su matrimonio, muchas parejas en esta gozosa situación lo atribuyen a la suerte; pero, ¿fue realmente la suerte?, ¿no habrá sido, más bien, que esta situación es el claro reflejo de lo que ellos vivieron en sus hogares?
Un matrimonio feliz se debe en gran parte a una buena elección de la pareja, y esto se da a raíz de lo que cada individuo vivió en sus hogares. El responsable de esta acertada elección es el inconsciente, gracias al modelo que aprendió en su familia de origen, donde —la mayor parte de las veces— los propios padres tuvieron un matrimonio feliz. También aprendieron en su primer hogar a ser tratados con respeto y cariño, fueron acogidos con amor y luego se les impulsó a ser libres. De ahí que hayan logrado hacer una elección sana.
¿Qué pasa, entonces, cuando no se contó con la fortuna de un hogar feliz? ¿Será, acaso, que quienes vienen de un hogar desintegrado o una familia disfuncional no tienen posibilidades de lograr un matrimonio feliz?
Claro que pueden lograrlo; pero tienen que lograr primero una madurez básica para, posteriormente, ser conscientes de las dificultades que enfrentan, de las necesidades propias, las del cónyuge y las de la relación; de este modo podrán salvar los obstáculos que se les presentan.
Estos son algunos de los secretos de los matrimonios felices, según los expertos en el tema:
Nutrir constantemente su relación.
Respetar la individualidad del otro, su ser, su personalidad, su desarrollo en el mundo.
Respetar la libertad del otro.
Reiterar día a día el compromiso que tienen el uno con el otro.
Ser, el uno para el otro, los mejores amigos.
Tener un intercambio flexible de posiciones de poder. Según las situaciones y de acuerdo con las capacidades de cada quien, a veces uno y a veces el otro ejerce el liderazgo.
Aún con el paso de los años se mantiene la atracción física.
La relación sexual es libre, espontánea y satisfactoria.
Tocarse, abrazarse, besarse y acariciarse.
Tener sentido del humor, especialmente cuando se trata de enfrentar sus diferencias.
Expresar lo que sienten y sus sentimientos son validados por el otro.
Decir lo que se les ocurre; no se avergüenzan de parecer tontos o ignorantes.
Decir claramente lo que piensan cuando algo no les parece correcto.
Tener gestos como llamarse al trabajo, comprarse flores o pequeños detalles; decirse “te amo”, halagarse mutuamente, planear encuentros juntos, momentos especiales.
Practiquen todos los días estos pequeños detalles en su relación y verán como a la larga el amor que se profezan se convertirá en una fortaleza indestructible.