Descubre cuáles son las secuelas que pueden presentar los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) después de la recuperación

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), como anorexia nerviosa, bulimia y atracones, alteran gravemente la relación con la comida y la imagen corporal, afectando principalmente a adolescentes y mujeres jóvenes en México. Según la Secretaría de Salud y el Instituto Nacional de Salud Pública, alrededor del 25% de los adolescentes de entre 14 y 19 años, presenta TCA en diferentes grados. Estas perturbaciones se asocian con problemas mentales como ansiedad o depresión, y menos del 10% de los casos recibe tratamiento oportuno.
Aunque la recuperación es posible en hasta el 60% de casos de anorexia y 45% de bulimia a corto plazo, persisten secuelas crónicas que demandan atención continua, incluso hasta 10 años después. El Día Internacional de la Lucha contra los TCA que se celebra el 30 de noviembre, busca resaltar la necesidad de prevención y disminuir las brechas de atención integral, así como atender los efectos que persisten después de la remisión.

Para poder enfrentarlos es necesario conocerlos, por ello Bib System, programa para la pérdida de peso en dos partes, nos comparte sus principales efectos secundarios y cómo podemos atenderlos.
Insuficiencia renal y hepática
El riesgo de desarrollar afecciones renales o en el hígado, incrementa hasta seis veces después de la recuperación. Esto se debe a la deshidratación que puede volverse crónica y las purgas. Estos padecimientos requieren monitoreo nefrológico anual y diálisis en los casos más graves.
Osteoporosis y fragilidad ósea
Una problemática derivada de estos trastornos es la pérdida de densidad mineral irreversible entre el 40 y 50% de los sobrevivientes. Para atenderla se requieren densitometrías periódicas, ingerir calcio y vitamina D, así como realizar ejercicios de carga.
Control de peso y hábitos alimenticios
La obsesión persistente genera recaídas en el 45% de los casos de bulimia, por lo que es necesaria la terapia psicológica continua y planes nutricionales personalizados. También se pueden emplear apps de tracking y, en casos seleccionados con sobrepeso residual, opciones como el balón intragástrico para inducir saciedad y estabilizar el peso.
Depresión crónica y tendencias suicidas
Este es uno de los principales riesgos, que puede persistir incluso 10 años después de la recuperación. Al igual que la mayoría de las secuelas, esta exige psicoterapia de apoyo y, en muchas ocasiones, antidepresivos, con seguimiento psiquiátrico de por vida.
Problemas cardiacos y gastrointestinales
Cómo resultado no solo de una alimentación irregular, sino también de mala nutrición, afectaciones del sueño y purgas constantes, las arritmias y el reflujo crónico suelen persistir. Por ello es importante realizar electrocardiogramas regulares, endoscopias y un manejo gastroenterológico multidisciplinario.

La mayoría de las veces romper el ciclo de los TCA no termina con la remisión, sino que exige una vigilancia permanente con atención proactiva. Es importante mantenerse informado y acercarse a las personas que los padecen de manera comprensiva en aras de buscar soluciones. Aunque pueden impactar considerablemente a los pacientes, no es imposible llevar una vida plena después de la recuperación.
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Fiancee Bodas
