Cinco prácticas clave para proteger la salud intestinal e integral en esta época del año

Cada invierno, los resfriados, gripes e infecciones respiratorias vuelven a ser parte de la conversación cotidiana. Sin embargo, pocas veces recordamos que la verdadera fortaleza del cuerpo frente a los virus comienza mucho antes de que aparezcan los síntomas, en el sistema digestivo, donde se encuentra una gran parte de nuestras defensas naturales.
Aunque solemos asociarlo únicamente con la digestión, el intestino es en realidad uno de los centros de defensa más poderosos del organismo. Se estima que cerca del 70% de las células inmunitarias habitan allí, donde conviven con billones de bacterias, hongos y virus que conforman un ecosistema complejo y dinámico, según datos del National Institutes of Health. Este universo microscópico no solo facilita la absorción de nutrientes, sino que también regula la inflamación y actúa como una barrera protectora contra agentes patógenos.

La relación entre este microbioma y el sistema inmune ha despertado un enorme interés científico en los últimos años. Investigaciones de la Universidad de Harvard sugieren que mantener un equilibrio saludable entre las bacterias intestinales puede reducir la incidencia de infecciones respiratorias, mejorar la eficacia de las vacunas y disminuir procesos inflamatorios crónicos.
Una de las principales formas en que un intestino sano fortalece las defensas es actuando como escudo protector. Las bacterias benéficas crean una barrera física y producen sustancias que compiten con microorganismos dañinos por el espacio y los nutrientes, impidiendo que estos se adhieran y causen infecciones. Además, mantener este ecosistema equilibrado convierte al intestino en una fábrica esencial de vitaminas, como la K y algunas del complejo B, indispensables para el metabolismo y la función inmunológica.

Cuando ese equilibrio se rompe, el cuerpo pierde parte de su capacidad para reconocer y responder adecuadamente a los microorganismos dañinos. El exceso de antibióticos, el estrés, la falta de sueño o una dieta pobre en fibra pueden alterar este delicado balance.
La disbiosis no solo impacta el sistema inmune, sino también el estado de ánimo y la energía, ya que en el intestino se producen neurotransmisores como la serotonina, vinculada al bienestar emocional. Por eso, hablar de salud digestiva es hablar también de salud integral.

Por ello, el maestro en nutrición Marcos Alvarado comparte cinco prácticas clave para proteger la salud intestinal e integral en esta época del año:
#1 Aumentar la ingesta de fibra
A través de frutas, verduras, legumbres y granos integrales. La fibra actúa como “alimento” para las bacterias buenas del intestino.
#2 Consumir probióticos
Como aquellos que contienen la cepa Lactobacillus casei Shirota, ampliamente estudiada por su capacidad de favorecer el equilibrio intestinal y reforzar las defensas naturales del organismo.
#3 Incluir prebióticos
Como el plátano, el ajo o la avena, que alimentan las bacterias saludables y potencian su acción.
#4 Evitar los ultraprocesados y el exceso de azúcares
Que alteran la flora intestinal y fomentan la inflamación.
#5 Mantener una buena hidratación y un sueño reparador
Fundamentales para el equilibrio intestinal.

En una temporada donde la prevención se vuelve clave, cuidar la microbiota intestinal es una estrategia natural y efectiva de bienestar. Más allá de las vitaminas, los suplementos o los remedios estacionales, el verdadero escudo del cuerpo podría estar en ese equilibrio invisible que habita en el intestino, un guardián silencioso que fortalece las defensas y protege la salud desde adentro, todos los días del año.
Yakult
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Fiancee Bodas
