Aprender a mirarte con más cariño

Hoy, desde San José de Costa Rica y delante de una preciosa escultura de Jiménez Deredia, titulada Sí mismo, me viene la siguiente reflexión. Cuántas veces, de manera consciente o inconsciente, nos miramos a un espejo y nos preguntamos: ¿cuánto nos gustamos?

No hablo del espejo de la vanidad o de la arrogancia, sino de ese espejo más íntimo; el que refleja nuestra autoestima: cómo nos vemos, cómo nos apreciamos. Más allá de ese espejo, existe un mundo extraordinario. Quizás haya aspectos de ti que no te gustan; en mí, también los hay. Pero lo importante es atreverse a mirar más allá; si lo hacemos, descubrimos un universo lleno de posibilidades y oportunidades.

¿Y cómo se logra?

Dejando de juzgarnos. Cultivando una mirada contemplativa, que se deja sorprender; que se asombra ante lo oculto, ante lo que todavía no se ha manifestado.

Y es entonces, bajo esa mirada apreciativa y libre de juicios, cuando en nuestra vida empiezan a brotar la alegría, la serenidad, la claridad mental y la confianza.

Porque cuando uno se mira en un espejo y logra reconocer todo lo hermoso que hay en su interior, es difícil no empezar a quererse un poquito más.

Espero que esta reflexión te sea de utilidad.

Escultura «Sí mismo», autor: Jiménez Deredia.

P.D. Si alguna vez has sentido el deseo de mirarte con más confianza y cariño, te invitaría a descubrir el curso Reinventarse; para muchas personas, se ha convertido en un espacio donde abrir esa mirada más profunda y reconocer lo mejor que hay en ellas. Estoy convencido de que a ti también te puede ayudar.

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