¿Sabías que el intestino también envejece? Los expertos nos lo cuentan todo

El envejecimiento no solo se refleja en la piel, los huesos o la memoria; el intestino también experimenta cambios que pueden marcar la diferencia entre una vejez activa y una vida llena de limitaciones.

 

De acuerdo con SemMéxico, la combinación de malos hábitos alimenticios a lo largo de la vida y el deterioro progresivo de las funciones digestivas con la edad vuelve a la microbiota intestinal más vulnerable. Esta situación afecta al sistema inmunológico, que depende en gran medida de la salud intestinal, y eleva el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o problemas metabólicos que hoy aquejan a buena parte de la población mayor en nuestro país.

Selecciones México reporta que cerca del 70 % de las personas mayores de 65 años presentan un desequilibrio en su microbiota intestinal, conocido como disbiosis. Esta condición, lejos de ser un problema aislado, se ha vinculado con padecimientos neurodegenerativos como el Alzheimer y con mayor vulnerabilidad a la depresión y la ansiedad. Investigaciones del Cinvestav y la UNAM refuerzan este panorama: la salud digestiva no solo repercute en lo físico, también impacta de manera directa en la salud mental y en la calidad de vida integral de los adultos mayores en México.

 

La buena noticia es que nunca resulta tarde para cuidar el intestino. Estudios recientes demuestran que cambios simples en la rutina favorecen un microbioma más diverso y resistente. Una dieta rica en fibra, frutas, verduras, leguminosas y alimentos fermentados equilibra la flora intestinal y fortalece las defensas naturales del cuerpo. A ello se suma la importancia de hidratarse, reducir ultraprocesados y realizar actividad física ligera para ralentizar el envejecimiento intestinal y, con ello, el del organismo en su conjunto.

Por ello, Angélica Díaz, nutrióloga y especialista en el tema, sugiere las siguientes acciones clave para mantener la salud intestinal en los adultos mayores:

 

-Incluir probióticos de calidad: incorporar cepas como Lactobacillus casei Shirota en la dieta mejora el equilibrio de la microbiota, reduce los episodios de diarrea relacionados con antibióticos y fortalece el sistema inmunológico.

-Aumentar la ingesta de fibra: frutas frescas, verduras, leguminosas y cereales integrales promueven un tránsito intestinal adecuado y nutren a las bacterias benéficas.

-Mantener una buena hidratación: consumir entre 1.5 y 2 litros de agua al día activa la digestión, protege la mucosa y previene el estreñimiento crónico.

-Reducir ultraprocesados y azúcares refinados: eliminar refrescos, embutidos y frituras disminuye la inflamación intestinal y previene desbalances en la flora.

-Practicar actividad física ligera: caminar, hacer yoga suave o ejercicios de movilidad estimula el tránsito digestivo y favorece un microbioma más diverso.

Preguntarnos si nuestros abuelos cuidan su salud digestiva es también una manera de honrarlos y de apostar por su longevidad con calidad. El intestino, muchas veces llamado “el segundo cerebro”, guarda una estrecha relación con el bienestar emocional y físico.

 

Reconocer que también envejece nos permite tomar medidas preventivas y acompañar a nuestros mayores hacia una vida más plena, en la que sumar años signifique también sumar bienestar.

 

Yakult

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