Huitzitzilin: el mensajero de amor

Los antiguos nahuas los llamaban huitzitzilin o huitzilin. Sus colores brillaban por todo el valle del Anáhuac haciendo gala de su valentía y recordándole a quienes les viesen que su pequeño cuerpo era portador de la esencia mística de los más valientes guerreros caídos en batalla o valerosas mujeres muertas en parto.

 

Entretanto, al sur del territorio, los mayas, quienes les habían nombrado x ts’unu´um, les veían volar tan rápido que pensaban que habían sido creados por los dioses con cuerpos de jade y flechas para transportar rápidamente los mensajes de los dioses a los mortales.

Actualmente, sabemos que estas pequeñas aves, casi inalcanzables, cuyo corazón alcanza la velocidad de hasta 12,00 latidos por minuto y un aleteo de 90 veces por segundo, según lo señala Alonso Monroy en “La Leyenda del colibrí”, se encuentran distribuidas de Alaska hasta Chile. En México son símbolo de valentía, fieros guerreros asociados con Huitzilopochtli, dios de la guerra; balanzas de equilibrio y fertilidad, según Miriam López Hernández en su texto “El colibrí como símbolo de la sexualidad masculina entre los mexicas”, por desempeñar una función clave dentro del ecosistema al polinizar con su pico las flores, y mensajeros de buenos deseos y augurios de los dioses hacia los humanos de acuerdo con la leyenda maya.

 

En México son apreciados ampliamente como aves de la buena fortuna asociadas al amor, valoradas por su extrema vitalidad y belleza. Se dice que si en tu camino encuentras a uno de ellos es porque alguien piensa en ti y, al atravesarse el colibrí en tu camino, éste te está dando un mensaje de algo que tu alma necesita saber, posiblemente algo relacionado con el amor o la fortuna que los dioses te envían.

Sin embargo, y pese a todo este fuerte anclaje cultural, es de notar que muchos de ellos están desapareciendo, víctimas del comercio ilegal, el tráfico de especies y la magia clandestina dejando de cumplir su función ecológica, histórica y cultural.

 

Estas aves símbolo del amor, la fuerza, valentía y fertilidad en México, merecen vivir tranquilas, lejos del peligro, la amenaza y la extinción que amenaza su legado.

Tan importantes son para el medio ambiente que sin ellas el daño ecológico sería irreparable, la memoria de múltiples pueblos se vería mutilada, arrojada al abismo del fuego dejando increíbles historias de amor inconclusas. Por eso, si en tu camino vez una de estas aves, agradece el mensaje de amor que los dioses te han enviado, admírala, ámala, pero no la dañes.

 

Recuerda que al igual que sucede con las lenguas cada vez que una se extingue una, muere con ella un fragmento de nuestra historia, memoria y cultura que jamás regresará.

Para conocer más  de las 57 especies que existen en México échale un vistazo al siguiente enlace de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), el vídeo se titula “Colibríes de México y Norteamérica” y el fondo musical es una verdadera delicia auditiva: http://bit.ly/2DvbAgm

 

* Mireille Yareth es comunicóloga e historiadora, contáctala en [email protected]

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