¿Cómo saber si es el único, la única?
¿Recuerdan la primera vez que vieron al amor de su vida, aquel instante en el se detuvo el tiempo al fijar su mirada en ese ser tan especial preguntándose cómo sería? Cuando por un rasgo tan particular como una mirada, una sonrisa, su cabello, incluso un pequeño o delicado movimiento, supieron que aquella era una persona única y que apartir de ese momento nada volvería a ser igual porque algo más allá del entendimiento los atraía como un imán.
Quizá piensen que algunos idealizamos el amor, y tal vez es así. Lo cierto es que cuando conoces a ese alguien especial con quien quisieras compartir el resto de tu vida, toda tu historia cambia. En ese momento te das cuenta que, si lo dejas entrar, nada será igual, pues te tocará las fibras más sensibles transformándolo absolutamente todo.
¿Reconoces la sensación? Entonces sabrás que no hay nadie más y que estás frente al amor de tu vida. Por más experiencias que vivas, algo dentro de tu corazón te lo dice: es la única persona que hace brillar tus ojos y que hace resplander tu sonrisa llenando tu cuerpo de esa aura tan peculiar que, literalmente, te hace sentir que vuelas.
Una vez que encuentras este gran tesoro de la vida, hay que luchar por la relación. Y si, por inmadurez, miedo o adversidades termina la historia, hay que buscar una solución a las diferencias pues, cuando el amor es verdadero, no se rinde, al contrario, lucha y vence los obstáculos.
¿Listo para respirar profundo, encender los latidos de tu cardio-GPS y hacer que todo suceda? Entonces recuerda clarificar tu intención, desearlo con toda tu alma y prepárarate para que las serendipias de la vida te conduzcan de nuevo a él, o a ella, recordando que nada ni nadie puede quitarte tu destino, y aunque la vida a veces toma diversos caminos —porque algo necesitabas aprender—, si algo o alguien es para ti, como dicen: “Aunque te quites”.
Decir que alguien es único pueden ser palabras al aire cuando una persona falsa lo ponuncia; sin embargo, más allá de la palabrería donjuanera hay algo que nunca nos falla ni nos engaña: el corazón, quien sabe reconocer a esa persona más allá de la idea, físico o cualquier otro atributo pasajero.
Cuando esa persona es realmente el único o la única, por más confundido o atemorizado que estés, tú sabes que es la persona correcta pues al mirarlo a los ojos sabes reconocer en ellos la otra parte de tu alma. Que quede clara una cosa: que sea el único no exime de que puedan tener toda clase de diferencias, eso es normal. Esa es la parte del encanto que te retará toda la vida a continuar complementando tu relación, estirando y cediendo en algunos momentos, siendo humilde en otros, pero eso sí, aprendiendo el uno del otro cada día.
¿Cómo saber que es el único, la única? Porque, pese a todo lo que sucede alrededor, tu intuición ya lo sabe. Es el compañero de viaje que quieres para este largo trayecto llamado vida. Si antes de la boda sientes esos nervios entonces sólo cierra los ojos, recorre cada recuerdo: buenos, regulares y malos. No omitas nada. Y entonces fluye, date el permiso de sentir y, con base en ello, poder elegir.
Recuerda que no existe elección equivocada, sólo aprendizajes y diversos caminos por recorrer que tarde o temprano te conducirán a tu destino. Así que, no te juzgues, ni culpes, sólo toma las riendas de tu vida, comparte el camino con la única persona que hace de tus días algo maravilloso y crece cada vez más en los lenguajes del amor que sustentarán a lo largo de toda la vida su relación, pues esta frecuentemente suele será como la energía que no se crea, ni se destruye, sólo se transforma.
* Mireille Yareth es comunicóloga e historiadora, contáctala en [email protected]