Solo si es contigo
En la vida hay muchos cambios: cuando dejas de ser niño para pasar a la adolescencia, cuando llegas a la juventud y de ahí a la madurez y después a la vejez… Un puñado de libros reduce estos cambios a algo tan simple como un conjunto de experiencias; sin embargo, vivir va más allá de eso, es más de lo que se vive, de lo que se construye y de la mano de quien se hace.
Encontrar a la persona correcta puede llevarnos tiempo, horas de sueño perdido, lágrimas, experiencias, sonrisas perdidas y corazones rotos; pero, encontrar a ese ser especial que transforma nuestro mundo completo, lo voltea de cabeza, nos impulsa a innovar retándonos a reinventarnos cada día para ser mejores, vale la pena.
Claro, todo esto no pasa en un día. Crear algo especial implica invertir tiempo, paciencia y, sobre todo, amor para superar los obstáculos más difíciles. Hoy les hablaré de dos etapas de transición por superar, como cantaría Bombai y Bebé: “Solo si es contigo”.
Etapa #1 De solo, a acompañado
La transición de estar solo a estar acompañado varía no sólo de palabra, sino de hechos, de hábitos, incluye planes a futuro y hasta nuevos objetivos de vida. Contemplar una vida caminando con alguien de la mano implica, como reglas básicas, dejar de ser egoísta, interesarse verdaderamente por la vida del otro y escuchar.
Es en este punto donde por más independiente que seas comienzas a ceder o, dicho de otra manera, ‘doblas las manitas’, sometes a tu orgullo y te olvidas del ego porque sabes que tu vida sin esa persona jamás será igual y más vale cuidarla. Por ende, gran parte de tu rutina, tus tiempos de ocio, tus preferencias, comienzan a modificarse para adaptarte y disponerte a compartir, consensar y acordar.
De aquí en adelante, no hay más exclusividad para el yo egoísta, en individual. Comienzas a hablar y a pensar por dos, el “nosotros” es vital (y va en plural). Ojo: no te asustes, ello no quiere decir que pierdas tu personalidad ni individualidad, por el contrario, el compartir reafirma quién eres y te hace mejor.
Etapa #2 Dejar de ser dos, para ser uno
Pasar de dos a uno no quiere decir que te pierdas en el abismo y te transformes en un clon de tu pareja. Este paso implica comprender que, aunque cada uno tiene su respetable individualidad, ambos deberán pensarse como la unidad de lo diverso, una célula donde dos hacen equipo y se unen para crear algo mejor en compañía.
El amor es un trato y sólo funciona si los dos forman parte de él equitativamente. Los excesos, la desatención, la hostilidad, terminan con este sentimiento más rápido que el conflicto mismo, porque los problemas se pueden resolver y enfrentar siempre que existan dos voluntades dispuestas a remprender el camino.
Cuando afrontas estos dos retos y te avientas a decir “Solo si es contigo”, créeme que te vuelves más valiente que cualquiera de los que se lanzan en paracaídas, porque tú estás asumiendo una postura ante un reto, pero sobre todo, porque asumes un compromiso con una persona tan especial que se vuelve parte de tu corazón y de tu alma.
Si ese ser maravilloso ha llegado a tu vida a transformar todo, ¡felicidades! Tienes un gran tesoro en tu manos. A cuidar su corazón y a ser mejor cada día.
* Mireille Yareth es comunicóloga e historiadora, contáctala en [email protected]