La pareja que crees merecer
Quizás alguna vez hayas escuchado aquella frase de “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, si es así, te sorprendería saber que, tal y como sucede en las sociedades, en las parejas también se da una especie de simbiosis que hace que las personas afines se correspondan y encuentren a su igual.
Cuando “elegimos” a nuestra pareja no muchas veces nos detenemos a evaluar pros y contras de la persona, simple y sencillamente caemos rendidos ante los efectos del enamoramiento dejando así que las hormonas hagan lo suyo; pero, te has detenido a reflexionar, ¿por qué la mayor parte de personas se encuentran en una relación con alguien parecido?
Ya sean creencias mágico-religiosas, correspondencias, atracción biológica o simple y sencillamente afinidades, una cosa es cierta, tal y como reza la sabiduría popular: “Dios los hace y ellos se juntan”. Cada persona tiene a su igual en diferente gradación, desde las parejas en las que sus integrantes son muy parecidos físicamente hasta aquellos en los que su carácter o conducta los mantiene unidos por ser tan similares.
Lo cierto es que dicha elección no queda sólo a nivel físico o emocional, sino que está sumamente relacionado con patrones psicológicos aprendidos dentro de los primeros espacios de sociabilización, como la familia, y con la construcción de quién es el sujeto y cómo se debe enfrentar a la vida, por lo que escoger a alguien para compartir nuestra vida se complejiza cada vez más.
A nivel psíquico muchos refieren que se atrae lo que se es, y que nuestra pareja por tanto, es reflejo de lo que en verdad somos. Sucede así que al construir las relaciones buscamos a nuestra otra parte del rompecabezas, aquel o aquella que encaja con lo que pensamos, proyectamos, sentimos y somos.
El yugo desigual
El estar en una relación es tener una individualidad, como sujetos, pero a la vez formar parte de algo más grande que se va construyendo día a día; sin embargo, en ese edificar es necesario observar que la elección de la persona con la que quieres estar sea adecuada para ti y no te desgarre el corazón y la vida.
Cuando se habla del “yugo desigual” se hace en referencia al arado que efectúan dos animales de campo para trabajar la tierra y dejarla lista para que el campesino posteriormente pueda sembrar. Cuando dicha labor se efectúa, por lo complejo y ardua que es, resulta necesario que dos animales lleven a cuestas la yunta; pero, ¿qué sucede cuando uno de ellos es más débil que el otro? El arado termina en mayor tiempo y lastimando al animal más débil. De igual forma sucede en las relaciones cuando no sé está a la par, uno de los dos resulta herido y la relación fracasa.
Dos halcones al vuelo
Ahora veamos la otra cara de la moneda. Cuando la mano del hombre no interviene y la asociación entre animales es libre, entre ellos eligen a su pareja. Entre las aves sucede que por más veloces o rapaces que sean, tal y como sucede con los halcones y la águilas, ellas eligen y una vez que lo hacen su vuelo es infinito, dinámico, magistral, porque están en equilibrio. De igual forma una buena pareja es aquella que por más diferencias que tenga elige acoplarse y emprender el vuelo sin rezagarse o adelantarse, sino unidos y a la par de las exigencias de la vida.
El hilo rojo
Finalmente, recuperando una antigua leyenda asiática que cuenta que las almas están destinadas a encontrarse en la tierra para concretar misiones por medio de un hilo rojo colocado en sus dedos meñiques, sin importar lo lejos que se encuentren y más diferentes que sean, cabría decir que el amor está a la espera de ser encontrado siempre y cuando uno esté dispuesto a buscarlo.
Con base en lo anterior, cierra los ojos, siente y pregúntate, ¿con qué tipo de persona estas?, ¿es un yugo desigual, son halcones al vuelo o quizás un hilo rojo del destino los une? Sea como fuere, una cosa es cierta, la elección siempre es tuya, así que si eres feliz disfrútalo y ama intensamente; pero, si no, entonces piensa que la elección de una pareja es un equilibrio entre el corazón y la mente en la que lo más importante es el elegir no con base en lo que crees merecer, sino en lo que realmente mereces.
* Mireille Yareth, comunicóloga e historiadora, contáctala en: [email protected]