Edulcorantes en la alimentación de los niños
“El verdadero problema con lo dulce, así como con cualquier alimento, bebida o producto alimenticio, son las cantidades que se consumen”, señala la Nutrióloga del Deporte Raquel Pérez de León y agrega que “en realidad, no hay alimentos prohibidos, pero sí cantidades adecuadas para que no generen un efecto nocivo en el organismo”.
“El consumo de azúcares de un modo equilibrado en la alimentación diaria tiene propiedades importantes, ya que favorece el aporte rápido de glucosa al cerebro y al músculo, siendo un glúcido imprescindible para el desarrollo de las funciones cognitivas y de la actividad física. El azúcar debería consumirse de forma natural con los alimentos que lo contienen, ya que además se aportan otros micronutrientes”, Señala la Asociación Española de Pediatría.
Sus principales fuentes alimentarias, además de las frutas y jugos de frutas, algunos vegetales y la leche (llamados azúcares intrínsecos), son los alimentos elaborados con azúcares añadidos, como las bebidas refrescantes, el pan, los dulces y postres (azúcares libres).
Edulcolorantes
Con base en lo anterior, un consumo moderado de azúcar nos da la oportunidad de incluir alternativas en la alimentación como los edulcorantes (mejor conocidos como sustitutos) para la preparación de alimentos dulces. La pregunta es, ¿son seguros para los niños? El Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios de la OMS y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) los ha declarado como “aptos para el consumo humano”. Y en esta afirmación también se incluye a los niños.
Pero veamos exactamente de qué estamos hablando. De acuerdo con la Asociación Española de Pediatría, el término edulcorante se refiere a “aquel aditivo alimentario que confiere un sabor dulce y que, habitualmente, no aporta o proporciona muy poca energía. Se utiliza para endulzar alimentos, medicamentos y complementos alimenticios cuando se persiguen fines no nutritivos”.
Estos son seguros, no se bioacumulan y se eliminan en 24 horas, ya sea por medio de materia fecal o por orina y en distintas cantidades, dependiendo del edulcorante del que se trate.
Desde que su uso se popularizó, hablar del tema es motivo de polémica, y más cuando se trata de niños. En el artículo “Características de los edulcorantes no calóricos y su uso en niños”, difundido en el Acta Pediátrica de México, del Instituto Nacional de Pediatría, sus autores, encabezados por el Dr. Raúl Calzada-León, presentan los resultados del análisis de algunos de ellos respecto a su nivel de seguridad y posible toxicidad, entre otros aspectos, y concluyen que todos son seguros para el consumo por población infantil.
El aspartame, por ejemplo, que muchas veces ha sido señalado como el causante de tumores cerebrales, de la aparición o incremento de crisis convulsivas, de dolores de cabeza, así como de alteraciones en la conducta y una disminución en la capacidad de aprendizaje en niños, en los estudios epidemiológicos y estudios de casos que citan los investigadores “no se ha encontrado una asociación entre su consumo y la generación de cáncer en ningún tejido, ni con neurotoxicidad, cefalea, convulsiones, alteraciones del comportamiento, cambios ni alteraciones en la capacidad de aprendizaje, cambios ni alteraciones en el humor ni la conducta, reacciones alérgicas ni teratogénesis”. Esto lo avalan instituciones como la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Por su parte, El Comité Técnico en Nutrición de la Asociación Canadiense de Diabetes recomienda a los edulcorantes no calóricos como parte de un programa multidisciplinario en niños con sobrepeso y obesidad (siempre como una herramienta de apoyo y no como un remedio para bajar de peso). Así mismo, señalan que no hay que temer respecto a efectos secundarios y que no estimulan el apetito ni afectan los mecanismos que regulan el hambre y la saciedad.
Cómo incluirlos en su plan alimenticio
El uso de edulcorantes es una buena alternativa que podríamos considerar en el plan de alimentación correcto de nuestros pequeñitos, pues son inocuos. Teniendo en cuenta esto, te compartimos, además, algunas estrategias para que pongas en práctica todos los días en la mesa, y para que, en esas ocasiones de fiesta, los chicos se la pasen muy bien.
- Es muy difícil, si no es que imposible, que un niño pudiera tener un consumo excesivo de edulcorantes, pues con poca cantidad realmente proveen un dulzor importante, así que, ¿por qué no prepararle un arroz con leche, una gelatina o un pay con frutos rojos para que disfrute con sus amigos?
- Si bien lo ideal es acostumbrar a los niños a consumir alimentos y bebidas con su sabor original, sin necesidades de agregar el dulce, “los edulcorantes pueden ser de gran utilidad en el manejo de una dieta equilibrada o con disminución en las calorías totales para conservar el peso adecuado o controlar la ganancia y mantener los niveles de glicemia lo más cercano a lo normal”, sugiere la nutrióloga Adela Isabel Herrera, del Grupo de Investigación de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (GASTROHNUP) de la Universidad del Valle de Colombia.
- Lo principal es fomentar los buenos hábitos alimentarios desde que son pequeños. La nutrióloga Pérez de León dice que, por ejemplo, si los acostumbras a desayunar todos los días de manera saludable, será más difícil que consuman alimentos innecesariamente.
- Hay que recordar que cuando se tiene un balance energético (la misma cantidad de energía que consumimos a través de los alimentos es la misma que debemos gastar) se puede comer de todo con moderación, y los papás somos los primeros en enseñar a nuestros hijos a lograrlo.
- Es preferible no emplear edulcorantes en niños de 1 a 3 años, recomienda el Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría, pues los pequeñitos no necesitan una reducción de calorías a estas edades.