Solo amigos, ¿te suena?
A todos, alguna vez nos han mandado a ese místico paraje llamado zona de amigos o friendzone. Hoy es muy común que chicas y chicos seamos amigos; pero, qué tan peligroso puede ser caer en esta zona de… ¿confort?
Con el paso de los años, las relaciones entre hombres y mujeres han cambiado. El club de Toby hace un tiempo fue desplazado por La Pandilla y el Club Moomin. Con mayor frecuencia vemos como los grupos de amigos han dejado de ser exclusivamente para un solo género. Incluso, espacios de la ciudad se han abierto al ingreso de uno y otro género, cosa que antaño ni siquiera se hubiese planteado, por ejemplo, las universidades ya no son exclusivas de hombres, ni las clases de cocina o de bordado, lo mismo con las porras de futból donde ya hay mujeres y las cantinas de tradición, antaño guarida de exclusiva de hombres que hoy han abierto sus puertas para recibir a las mujeres. Cada vez son más las actividades que compartimos juntos y donde nos podemos conocer de una forma más libre. Interactuando como lo que somos, más allá del género: seres humanos definidos no sólo por nuestra inteligencia, sino por nuestros sentimientos.
La amistad entre hombres y mujeres nos permite acercarnos de una manera más natural y derribar fortalezas mentales prefabricadas, mitos y tabús sobre uno y otro género; pero, cuidado, no todas las amistades son iguales. Hay amigos hombres y mujeres que podemos ser los súper amigos del alma sin sentir nada a nivel físico o sin que intervenga el factor sexual porque única y exclusivamente tenemos una afinidad especial con esa persona y no buscamos llegar a nada más. Nos gusta su compañía y su presencia. En este tipo de relaciones, desde un inicio, las reglas quedan claras y no hay una segunda intención por ninguna de las dos partes. Amistades como estas son del tipo de hermanos.
Sin embargo, hay otro tipo de relaciones que no son así y que son las más tendientes a caer en el abismo de la friendzone. Estas son cuando una persona te agrada más de lo habitual por algún factor en particular y generas hacia ella o él un gusto, ya sea por su belleza física, inteligencia o simplmente no te lo explicas, pero te es tan atrayente como un imán. Sólo que existe un detalle, que la otra persona no desea que se dé otro tipo de interacción. La zona de amigos es un lugar emocional te hace sufrir por aquello que no puedes tener.
En algunas situaciones, la cultura occidental nos hace ver a las personas como objetos, desde la publicidad que muestra maniquís perfectos hasta los programas televisivos que crean estereotipos irreales. Lo mismo sucede con los que se encuentran en la friendzone, sufren porque deshumanizan a la persona sin preocuparles lo que el otro esté sintiendo o pensando, se vuelven egoístas y obsesivos y en su carrera por lograr obtener ‘su objetivo’ se olvidan de lo principal: el sujeto, que se supone que “aman”. Si desde un principio te dijeron que no, lo mejor es no insistir. Recuerda que en este caso el dicho de “el que persevera alcanza” no aplica y puede ser más nocivo de lo que piensas.
¿Qué hacer?
1.- Sé honesto contigo mismo y preguntarte, ¿qué quieres? y ¿por qué lo quieres?
2.- Reflexiona no sólo en lo que tú piensas y sientes, sino en lo que la otra persona puede estar sientiendo y pensando al respecto.
3.- Apela al sentido común para hablar con esa persona del tema, total “hablando se entiende la gente”. Quien no enfrenta sus miedos y planta cara a su cobardía no gana. Si esperas a que las cosas se resuelvan solas nunca va a suceder nada.
4.- Si, definitivamente, esa persona te dijo que no, acepta que de plano no es para ti. Contemplando entonces lo siguiente: toma la decisión de quedarte con esa persona como amigos y nada más o deja que ambos continúen con sus vidas de manera que si se llegan a encontrar posteriormente sea agradable y no incomodo o insufrible.
Estas son sólo algunas opciones, ¡existen muchísimas más! Tantas como las personas, sus personalidades y sus corazones. Ahora sí, ¡a salir de la zona de amigos! Por motu proprio corta esos lazos que te atan y sientente libre de asumir decisiones valientes.
* Mireille Yareth, Comunicóloga e Historiadora, contáctala en: [email protected]