Esta chica está buscando…
Chaparrito, castaño, de ojos marrón profundo y piel aceitunada. Alto, moreno, de cabello crespo y ojos verdes. Robusto, pelirrojo, de tez blanca y estatura media… Así de larga y más pareciera ser la interminable lista de deseos que cada chica tiene en mente sobre el “hombre ideal”; sin embargo, habría que decir que en la vida real ni las listas, ni el ideal funcionan.
Buscar y encontrar una pareja no es similar a presentar un currículum tipo “Esta empresa está buscando” y esperar a que éste sea evaluado para ver si tú o él cumplen con las expectativas de su futuro amor; eso, lo único que hace es proteger tu corazón de lo inevitable: las experiencias, y encerrarte en una mazmorra gélida de razonamientos.
Lo más interesante del amor es precisamente lo contrario: lo incontrolable, casual y fortuito que resulta. El sentir esa cosquilla en el estómago cuando esperas verlo, aquella sonrisa que te cuelga oreja a oreja, del tamaño de una sandía, que no puedes quitar por más que lo intentes y que, literalmente, te hace brillar. Esas y algunas otras cosas más, son parte de lo que ni aún la mejor página de citas de internet, sea cual sea, puede predecir.
En la actualidad la forma de conocer personas es mucho más vasta de lo que antaño las personas pudiesen haberse imaginado. Las relaciones presenciales establecidas con familiares, amigos y colegas son sólo una parte de la extensa red de interacciones se amplia al tener contacto on-line con diferentes personas a lo largo del mundo borrando, así, fronteras espaciales y temporales, rebasando con ello casi todo límite, por lo que la “competencia” por ganar un corazón se vuelve más ardua que hace algunos años.
La buena noticia es que la búsqueda de esa persona especial, ya sea en línea o de manera presencial, el factor de la química sigue siendo ineludible e innegable, pues ya sea por su forma de ser, pensar o, incluso, escribir, sabes que esa persona te agrada o definitivamente no. Por ello la lista y el prototipo ideal no funcionan.
Prefigurar sobre una persona la serie de características que te agradaría que tuviera no lo hacen mejor sobre de otros, ya que en realidad lo que hace que te quedes con alguien no es lo ideal, sino lo real, contemplando dentro de ello sus defectos y aquellos pequeños detalles que hacen que le des una oportunidad o que, bien, él se la gane a pulso a base de esfuerzo y de perseverar al máximo.
El irlo conociendo y descubriendo es quizás la mejor parte de todo, a pesar de que no cumpla con todos los requisitos que minuciosamente colocaste en la convocatoria de tu corazón. Aún así, vale la pena darle y darte la oportunidad de construir, poco a poco, un futuro juntos. A fin de cuentas en el camino del amor no importa quién llega más rápido, sino quien perdura más. Piensa que un gusto o un lujo, como en los postres, se lo da cualquiera; en cambio, un compromiso se va construyendo día a día, con base en acuerdos, comunicación asertiva, confianza y pleno conocimiento del otro. Ahora sí, ¡a buscar a un tipo real y no ideal!
* Mireille Yareth, Comunicóloga e Historiadora, contáctala en: [email protected]