Fight Club (1999)

Publicado por Tomás Alatriste en viernes, mayo 3, 2013 · Deja tus Comentarios

“Tú no eres tu trabajo. No eres la cantidad de dinero que tienes en el banco. No eres el coche que conduces. No eres el contenido de tu cartera. No eres tus pantalones deportivos”. Con estas palabras, Tyler Durden (Brad Pitt), define el estilo de vida consumista que El Narrador (Edward Norton) ha establecido a partir de las necesidades que ha creado, en él, el marketing.

Bien, empecemos por el principio. El Narrador es un personaje que trabaja para la industria automovilística, realiza los reportes de autos que tuvieron percances por defectos de fabricación. Es un trabajo monótono y aburrido que le permite mantener un estilo de vida confortable, aunque el precio que paga es el insomnio que no lo deja descansar. Como no quiere sufrir, acude al médico para que le recete unas pastillas, el médico se niega y le sugiere que visite el grupo de autoayuda de cáncer de testículos, para que vea qué es sufrir. Lo hace y sin decir una palabra es aceptado. Llorar en los brazos de Bob (Meat Loaf) le da la tranquilidad necesaria para llegar a casa y dormir como un bebé.

El Narrador se hace adicto a los grupos de autoayuda: cáncer de testículos, tuberculosis, melanoma, linfoma, parásitos, demencia cerebral, cáncer de intestino, etc., y por más de un año se siente feliz porque puede llorar y dormir sin ningún problema; pero todo cambia cuando a los grupos asiste Marla Singer (Helena Bonham Carter), una turista de los grupos de autoayuda que no sufre ninguna enfermedad, pero encuentra bienestar personal. El Narrador empieza a sufrir de insomnio, por lo que le propone a Marla dividir la semana para no coincidir en el mismo grupo, ella acepta, y todo vuelve a la normalidad.

Los acontecimientos toman otro giro cuando El Narrador conoce a Tyler Durden, los dos viajan en el mismo avión y llevan maletines iguales. Tyler es fabricante y vendedor de jabones corporales. Esa misma noche, cuando El Narrador llega a su departamento, se encuentra con la terrible noticia de que su piso explotó a causa de una fuga de gas y todas sus posesiones son pérdida total. El Narrador llama a Tyler, se ven en un bar y después de tomar unas cervezas le pide que le permita quedarse en su casa, Tyler acepta a cambio de que lo golpee, después del golpe viene la primera pelea entre ellos, no hay ganador ni perdedor, y a partir de esa noche El Narrador se queda a vivir en la desvencijada casa de Tyler.

El Narrador es completamente opuesto a Tyler quien es libre, desinhibido, hace lo que quiere, no le preocupa nada en absoluto, vive para sí mismo. De alguna forma estas características las desea El Narrador, pero él tiene un trabajo, una rutina, un compromiso; lo que los mantiene unidos son las salidas al bar y las peleas en la calle después de las cervezas, los parroquianos primero observan luego piden participar; así se forma el club de la pelea, con dos reglas básicas que todas las noches repite Tyler: “La primera regla del club es: ¡no se habla del club de la pelea! Segunda regla del club es: ¡no se habla del club de la pelea!” Poco a poco los clubes se van extendiendo por la ciudad y luego empiezan a surgir otros clubes en otras ciudades.

El Narrador se encuentra bien, descarga toda su furia en las peleas, que vienen a ser como un grupo de autoayuda. Con cierto agrado ve a más socios del club con un aspecto desaliñado, manchas de sangre en la ropa y claras marcas de golpes en la cara. En medio de este equilibrio vuelve a aparecer Marla Singer, que marca una ruptura entre Tyler y El Narrador, empieza a haber conflictos entre ellos. Marla se siente confundida por la actitud tan cambiante de El Narrador, a quien odia y luego ama; por su parte, Tyler le prohíbe a El Narrador que hable con Marla y con cualquier otra persona de él.

Las cosas no terminan con el club de la pelea, Tyler recluta personal para formar un ejército que se dedica a actividades de vandalismo. Con la muerte de su amigo Bob, El Narrador se opone a los intereses de Tyler y su ejército; al parecer es demasiado tarde, porque los miembros del club ya están por todas partes, incluso en la policía, y tienen la orden de detener a toda costa a quien se interponga en los planes de destruir los edificios de los principales centros financieros, por lo que El Narrador tiene que hacer un esfuerzo sobrehumano para frenar lo que inicio.

Fight Club se ha convertido en una película de culto, el director David Fincher, junto con su equipo de producción, hace una propuesta narrativa que rompe el tiempo y el espacio de la cinta, la voz off es el hilo conductor que nos lleva por un paseo cinematográfico sorpresivo y los constantes flash back proporcionan información que van atando cabos a la historia y a pesar de los indicios, para el espectador, la trama se resuelve de manera inesperada.

Bueno, solo me resta decir que dentro de nosotros siempre hay un Mr. Hyde que pide a gritos salir. ¡Disfruten de Fight Club!

FICHA TÉCNICA