Descubre los 3 indicadores más importantes de la presencia de autismo
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que se presenta en las primeras etapas del desarrollo infantil. Por ello hay que estar muy atentos a los indicadores y señales que nos pueden dar las pistas y hacer detectar este trastorno, para de ese modo comenzar cuanto antes con una intervención individualizada que favorecerá el correcto desarrollo del niño.
Por: Federación Autismo Madrid
Desde pequeños aprendemos de manera natural a hacer cosas tan habituales como jugar con otros niños, pedir cosas que queremos conseguir, repetir gestos en las canciones que nos cantan nuestros padres o saber utilizar los juguetes. Cuando somos un poco mayores, también nos acercarnos a otras personas para tener una conversación, comprendemos a otras personas que se sienten tristes o felices, sabemos qué hacer en una situación en público, compartimos aquello que nos interesa y disfrutamos de las novedades que nos presenta la vida. Pues bien, las personas con autismo no tienen la misma facilidad que el resto para hacer este tipo de tareas que normalmente nos resultan sencillas y casi innatas.
Las personas que padecen autismo necesitan que se les enseñe desde que son pequeños, y bajo una forma metódica y sistemática, todo este conjunto de habilidades que tienen que ver con la comunicación, la interacción con los demás y la flexibilidad de los comportamientos e intereses.
¿Cuáles son los indicadores que nos van a hacer sospechar de la presencia del autismo?
Marina es la madre de Adrián, un niño de nueve años con autismo severo. Ella nos narra cómo comenzó a sospechar que algo no andaba bien cuando su hijo era pequeño: “Todo iba normal. Adrián se comportaba como cualquier otro niño de su edad en su primer año de vida. Alrededor de los dieciocho meses, nos dimos cuenta de que su lenguaje ya no era tan normal. Fue esto lo que nos hizo sospechar que algo no iba bien. Adrián seguía siendo el mismo niño cariñoso de siempre, no tenía una mirada huidiza, no alineaba los juguetes, no se centraba únicamente en ciertas cosas (algo común en el autismo), pero por otro lado tenía otros comportamientos atípicos: no señalaba, fallaba la atención conjunta y mostraba un leve aleteo de las manos”.
A continuación mencionamos los indicadores más importantes a los que los padres y madres deben estar atentos y que, de producirse, pueden hacer sospechar de la presencia del autismo:
- A los 12 meses hay ausencia de balbuceo, el niño no señala con el dedo para mostrar algo o para pedir, no muestra objetos, no mira cuando le llamamos por su nombre.
- A los 18 meses no emite palabras sencillas, no comparte con otros niños o con los adultos cosas que les gusta, no comprende órdenes sencillas como “toma”, “dame”, “coge”.
- A los 24 meses no dice frases sencillas de dos palabras, tiene un contacto visual poco adecuado, no hace juego simbólico como hacer que peina a un muñeco o que habla por un teléfono, no imita canciones sencillas, no comparte con los demás niños o mayores sus intereses.
Si se detectan algunos de estos indicadores, se debe informar al pediatra inmediatamente. A partir de aquí, esta información se analizará más en detalle para que, si se estima conveniente, pueda comenzar un proceso de valoración a través de pruebas psicológicas y biomédicas y así confirmar o desestimar un diagnóstico de algún trastorno del espectro del autismo.
¿A qué edad se puede diagnosticar?
A pesar de que el autismo está presente desde el inicio de la vida del niño, su presencia se detecta a lo largo de su desarrollo. En algunos de los casos, como en el de Adrián, la detección y diagnóstico se produce alrededor de los dieciocho meses, pero en otros casos se detecta de forma más tardía, llegando incluso a producirse su diagnóstico más allá de los 6 años de edad, debido sobre todo a unas manifestaciones más discretas y a una mayor capacidad cognitiva del niño.
Es muy importante que la detección y el diagnóstico no se demoren en el tiempo. La atención temprana, pone en marcha la posibilidad de intervenir con el niño cuanto antes, a través de una educación intensiva y específica, acorde a sus dificultades y capacidades. De esta manera, podremos favorecer el máximo de su desarrollo y su calidad de vida.
Para saber más:
Federación Autismo Madrid