El puente de las Artes o puente del amor

El puente de las Artes o pasarela de las Artes, se ubica en París sobre el río Sena, tiene uso peatonal y une el Instituto de Francia con el Museo del Louvre. Desde los albores del nuevo milenio, esta estructura se convertido en refugio de los enamorados.

Pont des Arts o Passerelle des Arts, el puente de las Artes o pasarela de las Artes, fue construido de 1801 a 1804 y fue el primer puente parisino metálico. Comúnmente usado como sede de exposiciones artísticas, lo que lo ha vuelto un lugar atractivo para turistas y toda clase de artistas, entre ellos pintores, dibujantes y fotógrafos. Pero no sólo eso, además, se ha convertido en fiel testigo del amor.

Hacia el año 2000 la emblemática construcción se convirtió en refugio de los enamorados quienes decidieron que ése, era un buen lugar para dejar huella de sus sentimientos. Fue así como las parejas decidieron colgar candados cerrados en las rejas del puente, la mayoría de ellos grabados con nombres o iniciales, el ritual incluía lanzar la llave al Sena para sellar el pacto.

Una década después, justo en el 2010, los candados desaparecieron misteriosamente, se rumora que la alcaldía los mandó retirar para evitar que dañaran el monumento histórico. Por fortuna, los amorosos resultaron muy persistentes y en la actualidad los candados han vuelto a apoderarse del enrejado del Pont des Arts.

Esta práctica ha resultado muy común en diferentes ciudades del mundo, tal es el caso del puente Milvio, situado en Roma sobre las aguas del Tiber, donde los candados grabados se colocan sobre uno de los postes de luz que se ubican a lo largo del puente, la llave se lanza simbolizando la feliz unión y fidelidad de la pareja. Se dice que en Roma la costumbre surgió de la novela Ho voglia di te (Tengo ganas de ti), de Federico Moccia, cuyos protagonistas inauguraron la tradición en el 2006 dentro de sus páginas. Quizá sea cierto, pero eso nos lleva a pensar que, tal vez, Moccia se inspiró en las costumbres parisinas.

Fotografía. Puente Milvio, Roma, cortesía Noantri