Expresa tus emociones

Desde muy pequeños experimentamos emociones y sentimientos; pero, difícilmente, sabemos ponerle nombre y expresarlos correctamente. Crecemos sin identificarlos clara y oportunamente, y no sólo eso sino que creemos que la manera en cómo nos sentimos es causada por alguien más: dejamos de responsabilizarnos de nuestros propios sentimientos.

                                                                                                                                    Por: Margarita Orozco Peña / Fotografía: Gatag.net

Ahora que estás pensando y planeando unir tu vida con esa persona a la que tanto amas, te has preguntado ¿qué tanto hablas con tu novio de lo que sientes?, ¿te ha pasado por la mente que tu novio es el único culpable de tus sentimientos negativos? A mí me pasaba algo similar, hasta que me fue cayendo el “veinte” de que uno es autónomo, es decir, que tenemos la capacidad de controlar hasta dónde llega lo que sentimos. Los sentimientos positivos o negativos, llegan, se viven, cambian nuestro estado de ánimo y son reales; pero, el cómo reaccionas o cómo permites que crezca en tu interior, depende sólo de ti. Tú decides cuánto lo dejas crecer. De esta manera, te digo: está en ti ser plenamente feliz o medio feliz.

Es cierto que las relaciones de pareja no son nada fácil; hay ocasiones en que ciertas actitudes o comportamientos del otro nos hacen sentir “mal”, o al menos así lo decimos, con ese adjetivo: mal; pero, ¿que quiere decir “mal”? Mal no es un sentimiento. Es importante que podamos  descubrir qué es lo que está detrás de esa palabra, por ejemplo, al decir que nos sentimos mal puede ser que nos invadan emociones de tristeza, enojo, desilusión, desconcierto, confusión, decepción, frustración, rechazo, etcétera. Identificar cuál es esa emoción será fundamental para saber qué sentimos y por qué.

Te voy a platicar cómo puedes expresar a tu novio tus sentimientos sin provocar un problema mayúsculo:

1. Identifica claramente cómo te sientes; recuerda que decir “bien” o “mal” es insuficiente. Ya vimos lo que podría ser “mal”. “Bien” también es relativo, sé más específico: feliz, emocionado, ilusionado, alegre, entusiasmado…
2. Piensa qué acción o situación te hizo sentir así. Racionaliza tu sentimiento.
3. Exprésalo hablando de ti y de tus emociones; cómo te sientes tú. No enlistes lo que el otro hizo, provocó o causó para que tu sintieras eso.
4. Describe el hecho, la acción, la situación por la cual te sientes de esa manera, pero, ¡ojo!: sin culpar al otro de tu sentir. Es indispensable que describas el hecho evitando juzgar a la otra persona.

Volvamos a los ejemplos: estás esperando a que tu novio llegue para ir a una cena súper importante para ti, y tu novio no llega —o desde la perspectiva de ellos: llegas y tu prometida aún no sale porque todavía se está arreglando—, pese a que tu pareja había quedado muy formalmente de llegar o estar lista temprano, simplemente no llega  o no sale. Para cuando se le ocurre aparecer tú ya estás pensando que es un desconsiderado, que no piensa en ti y que no le importa cumplir con lo que habían quedado. Y ¿qué pasa? Cuando llega tú estás evidentemente molesta, él lo nota y sólo atina a preguntarte cómo estás. Simplemente no respondes. Después sigue la rigurosa pregunta del qué tienes y tu respuesta es un simple: “Nada”, esperando a que él lo descubra, lo adivine. ¿Sabes qué sería más valioso y efectivo para evitar esas molestas horas de silencio y enojo? Que tú identifiques qué fue lo que te hizo sentir molesta y lo digas claramente. Siguiendo con el ejemplo, en lugar de gritarle y decirle que es un desconsiderado, que no le importan tus compromisos y que no es capaz de cumplir con su palabra —porque eso, créeme, no solucionará nada—, dile cómo te sientes sin atacarlo:

1. Descubre qué sentimiento es el que te invade: desesperación, molestia.
2. Describe la situación que te hizo sentir así y luego expresa tu sentimiento. Por ejemplo: “Acordamos que llegarías a tal hora y al ver que no llegabas me he sentido desesperada y molesta, por eso estoy enojada”, o en el caso de ellos: “Cuando quedamos en una hora y no estás lista, me desespero y eso hace que me irrite”. Deja en claro lo mucho que lo quieres y pide que, por esa misma razón, evite esa clase de situaciones que te inducen a un sentimiento negativo, como enojarte.
3. Exprésale qué es lo que te gustaría que hiciera: “Me hace muy feliz el hecho de que llegues a la hora que quedamos; cada vez que te surja un compromiso inevitable, por favor avísame, así sabré que llegarás después de la hora y no estaré esperándote enojada”, por supuesto, háblale siempre con amor y tú también cumple lo que pides que él haga.

Lo importante es identificar claramente lo que sentimos y pensar qué fue lo que nos llevó a sentirnos así, para expresarlo de manera asertiva, es decir, describiendo el hecho y no juzgando, criticando o inculpando a la pareja. Nadie es perfecto, ni tampoco esperemos que el otro lo sea.

Así es que, ¡ánimo! Resultará más sano expresar tus sentimientos en un diálogo positivo que nos permita proponer soluciones y acciones, gobernando siempre nuestros impulsos. Esto los llevará a una relación más madura y plena.

* Margarita Orozco Peña es coordinadora de Enamorados, curso  prematrimonial con validez Eclesiástica, impartido por EMANAS, centro de formación. Más información: http://www.emanas.com.mx, mailto:[email protected]. [email protected].