Aprender de la vida
Un sabio dijo un día a sus discípulos: “Este pasaje de mi vida ya lo he vivido; sin embargo, puedo distinguir que era con otras personas, en otros tiempos, con otros problemas y otras alegrías. Incluso también mi cuerpo era diferente”.
Y el sabio continúo: “Hoy descubro que lo que no ha cambiado es mi capacidad de percibir los cambios que la vida nos ofrece. Ante esta nueva circunstancia, lo que más me sorprende es mi fuerza para soportar cambios personales, ya que he aprendido que la vida se repite a cada momento, en cada persona, en cada familia, solo cambian los personajes y el entorno. Esta vez, a diferencia de mi juventud, no me agita ni me atemoriza lo que en un futuro la vida me depare, a mi edad he aprendido y también comprendo que la vida nos da y nos quita lo que necesitamos”.
La vida cuenta con etapas que parece hemos vivido con anterioridad; independientemente de las emociones que esto despierte en nosotros, esta situación se explica desde la óptica de las neurociencias: la capacidad de la mente de asociar experiencias ya vividas. Lo que hay que tener presente es que tenemos la capacidad de aprender de todas ellas. Cada etapa deja una serie de aptitudes que nos permitirán continuar con nuestra evolución: la infancia nos prepara para la adolescencia y ésta para la juventud y edad madura, todos estos periodos, en conjunto, se repiten con más claridad durante nuestra tercera edad, pero, esta vez de manera más refinada e inconsciente.
Algo parecido le sucede a nuestro planeta. Recordemos que por millones de años en él se han repetido infinidad de cambios de estación, ¡cuántas primaveras, veranos, otoños e inviernos se han dado durante su existencia! En la vida también se repiten experiencias buenas y malas, eso no debe alarmarnos, por el contrario, debemos evaluar nuestra capacidad para vivirlas y superarlas, si se buscan resultados diferentes hay que enfrentarlas con procesos diferentes.
Usted, como yo, debemos confiar en nuestras capacidades para lograr el cambio. Resolver las diferencias de pareja requiere implementar nuevas actitudes en cada etapa de la relación, pues es necesario evolucionar para mantener el equilibrio. Este año que está por terminar, es una buena
oportunidad para evaluarnos como persona y como pareja, analizar lo que hemos logrado y lo que hemos perdido, para valorar lo que tenemos.
Diciembre, como último mes del año, se convierte en un momento para revivir experiencias, enfoquémonos en aquellas que nos proporcionan alegría y tranquilidad espiritual. Trabajemos por hacer de esta época la mejor de nuestra vida, hagamos programaciones mentales para el próximo año donde nuestras metas sean claras y estén al alcance, recuerde que lo más valioso que tenemos es nuestra salud y nuestra familia; si usted es de los que a fin de año hacen propósitos para el entrante, en los primeros inclúyase usted, su familia y nuestro planeta, y agradezca al Creador por permitirle continuar con vida.
Le deseo una feliz Navidad en compañía de su familia, que el próximo año sea el mejor de su vida. Y si le toca vivir experiencias repetidas analícelas a profundidad, si la forma de atenderlas comúnmente no le ha resultado satisfactoria, busque una nueva estrategia o herramienta.
* Dr. Psic. Héctor Ornelas Delgadillo, escritor, investigador, terapeuta y psicotraumatólogo, fundador del Centro de Intervención en Crisis de Zapopan, Jal. Contacto: [email protected]. Consultas: (33) 3656 7572, Cel. 044
333 490 28 13.
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