Las arras
En la celebración del matrimonio católico los novios intercambian trece monedas comprometiéndose, así, a proveer y cuidar los bienes del nuevo hogar, tradición milenaria aún vigente en México y España.
Las arras son símbolos muy importantes en la unión matrimonial, para muchos tan valiosos que requieren de un cofre para su resguardo —recordemos que antiguamente los cofres guardaban objetos de gran valor—. La madrina de arras suele ser la persona encargada de elegirlas y llevarlas al templo, aunque en ocasiones son los novios quienes desempeñan esta labor. Un pequeño baúl, una cajita de madera, cristal o metal, un saquito, un cojín, una charola o hasta una canasta bellamente decorada pueden servir para trasladarlas.
En total son trece las monedas que intercambian los novios, hay muchas versiones sobre el simbolismo del número: para algunos, representa a los doce apóstoles y a nuestro señor Jesucristo; otros más prácticos lo relacionan con los doce meses del año y el número extra para ahorrar o compartir con los menos favorecidos; los letrados atribuyen el número a las doce tribus de Israel y Dios nuestro Padre; otros dicen que el trece es el número de la plenitud.
El sentido de las arras me apasiona. Originalmente, sólo en México y en España se realizaba esta costumbre en la ceremonia de bodas, sin embargo, cada día son más las personas que se suman a esta hermosa tradición.
Respecto a su trascendencia en el Sacramento del Matrimonio, he preguntado a sacerdotes si el intercambio de arras es obligatorio y la respuesta siempre es la misma: no es indispensable. Lo son las alianzas o anillos.
¿Cuál es su verdadero significado? Al momento en que el novio entrega las arras a la novia lo hace dirigiéndole las siguientes palabras: “Recibe estas arras como prueba del cuidado que tendré en que nada falte en nuestro hogar”, y ella cariñosamente responde: “Yo las recibo en señal del cuidado que tendré de que todo se aproveche en nuestro hogar”. Un equipo perfecto: el
hombre provee no solo dinero, también seguridad, tranquilidad, la mujer se compromete a hacer rendir los bienes determinando prioridades; aunque hoy en día ambos llevan el sustento al hogar y en algunos casos es ella quien mayores ingresos percibe o él quien está al pendiente de las labores del hogar. Esta entrega representa la confianza mutua: ambos creen en la capacidad del otro
para lograrlo. En las arras está el éxito o el fracaso del matrimonio, en creer en el otro.
En la actualidad, ambos miembros de la pareja comparten las tareas del hogar; digo esto pensando en que los caballeros deben llegar al matrimonio dispuestos a apoyar en todo a la mujer sin importar quién de los dos sea el que gane más o al que se le facilite la organización y administración del hogar. Aprender a cocinar, tener limpia la casa, cuidar de los hijos, son actividades
que solo requieren voluntad para dominarlas.
Los invito a entregar y recibir las arras no porque ‘así se acostumbra’, sino comprometiéndose a no basar su felicidad en los bienes materiales, en el adquirir y el poseer, sino estando concientes de que todo lo que honorablemente reciban será para el bien de los dos con una administración tan bien organizada y programada que logrará cubrir las necesidades básicas de la familia.
* Elizabeth Uribe de Petersen, Master Wedding Vendor ABC. Directora de la Asociación de Consultores Nupciales en Jalisco,
[email protected]. Directora de Specialty Cleaners, centro de renovación, adaptación y limpieza de vestidos de novia en Guadalajara, Jal.,
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