El mejor nombre para el bebé
La decisión tiene una enorme carga emotiva, por lo que es importante dedicarle el tiempo que sea necesario.
Entre el mundo de preguntas que les vienen a la mente a quienes están a punto de ser padres, una de las que ocupa los primeros lugares es: “¿Cómo se llamará nuestro bebé?”. Para algunos es muy fácil decidirlo, pero para otros, significa una tarea que llevará varios días o, incluso, meses hasta encontrar el nombre adecuado; sin embargo, lo importante es que en ambos casos se tome en cuenta que esta determinación trascenderá durante toda la vida del niño, por lo que hacer una elección cuidadosa, es una muestra de amor y de responsabilidad.
Existen diversas opiniones acerca del impacto que tiene el nombre en la persona. Hay quienes dicen que define su destino, por lo que recurren a libros de historia, esperando encontrar aquellos personajes o héroes mitológicos con los que su pequeño o pequeña pueda identificarse, según sus expectativas.
Por el contrario, hay quienes piensan que no tiene nada que ver con la forma de ser o de comportarse, por lo que eligen uno al azar. ¿Cuántas historias hemos escuchado de personas a las que sus padres les pusieron el nombre completo de su artista o banda favorita, una marca o abreviatura como Aniv. de la Rev. o USA Navy? Esto aunque puede considerarse un acto de buena fe de los progenitores, es probable que conlleve muchos problemas a sus descendientes, debido a que puede afectarle el hecho de que no le sea agradable su nombre.
Una valiosa carga emotiva
Celia Palacios Suárez, catedrática de Psicología Educativa en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que “si bien esto no define la personalidad y la forma de ser de manera absoluta, ni necesariamente va a generar un trauma en el niño, sí es un elemento muy importante en su formación y que influye, para bien o para mal, ya que va a reflejar las expectativas o la dedicación y amor de los padres para con él”.
En otras palabras, esta elección lleva una gran carga emotiva que se va a manifestar en la relación que tienen los padres con los hijos, no importa que se les haya explicado o no el origen de su nombre, siempre van a proyectar algo que puede influir en su personalidad, de ahí la importancia de que tanto la mamá como el papá sientan empatía por éste.
“Tenemos que exhortar a los papás a que piensen bien antes de decidir, que no digan: ‘Es mi hijo y tengo el derecho de llamarle como yo quiera’, sino que reflexionen acerca de las consecuencias a futuro que puede enfrentar, como problemas en los documentos oficiales por tener un nombre complicado de escribir o bromas de sus compañeros”, advierte la psicóloga.
Por esta razón la especialista recomienda considerar uno que les guste, pero que no le vaya a generar dificultades al pequeño. En este sentido, Cecilia Palacios sugiere: “Considerar que sea fácil de pronunciar, pensar en cómo se leerán las iniciales y la posibilidad de darle dos nombres para que posteriormente el niño elija cómo desea que le llamen”.
Y agrega: “Los padres hacen su mejor esfuerzo en el momento de la elección; sin embargo, el resultado puede ser opuesto al que esperan, ya que no hay garantía de que el niño lo acepte”, asevera la especialista.
Tomando en cuenta lo anterior, el mejor criterio para decidir cómo llamar a su hijo lo decide la pareja y lo más importante es el amor que se le dedique a tan importante decisión y a la relación afectiva que se lleve con él durante toda la vida.
* Celia Balmori Olea, contáctala en www.sermexico.org.mx, [email protected].
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