No olvides

Hay cosas que ni de broma podrás olvidar en tu boda, tal como las zapatillas o el vino, y esto o porque son imprescindibles o porque alguien más está a cargo. Pero, ¿qué cara pondrías si, en plena misa, tus damas te dicen que nadie ha llevado ni pétalos ni arroz?

Pues para empezar habrá que bajarnos de la nube de “la boda perfecta”, ya que literalmente eso no existe. Lo lindo de las bodas es, precisamente, la manera en que los novios y toda su comitiva se encargan de resolver las contrariedades de último minuto que, claro está, terminan convirtiéndose en la gran anécdota. Por supuesto que las chicas lindas e inteligentes como tú buscan a toda costa evitar el mayor número de contratiempos y, ¿sabes qué?, eso sí es posible. Acá te enlisto algunos de los puntos que con frecuencia se le ‘patinan’ a las guapas novias. 

– El invitado “extra”: aunque jures que no olvidaste a nadie, saldrá más de una tía lejana o amigo entrañable. ¿La solución? 15 por ciento extra de invitaciones; del banquete ni te preocupes, más del 10 por ciento de los que confirman no van. 

– Foto y video: claro que no lo olvidarás, es más, ya pagaste por adelantado. Pero ni el fotógrafo ni el videografo se quedarán hasta el final de la fiesta, así que saca la cámara digital y de video y pide a tus hermanos o cuñados que se hagan cargo.

– El auto nupcial: ve pensando quién los trasladará rumbo al hotel o a su nueva casa al finalizar el festejo, pues el auto de los novios termina su cometido cuando los deja en el salón.

– Pétalos, campanitas, burbujas: lo que sea que hayas elegido para que tus invitados los reciban al salir del templo cómpralo a la de ya, o delégalo a una mujer de tu entera confianza.
– Copas, botella y cuchillo: no, no es una porra, son los implementos que podrás pedir que trasladen a tus papás o padrinos para que a la hora del brindis y del pastel no se vuelvan locos pensando en ¿dónde quedaron?
– La liga: ojo, chicas: la liga va con medias, ¡por favor!
– El velo: platica con tu novio en qué momento te gustaría que levantara el velo del rostro, ya sea cuando tu papá te entregue en el altar o, bien, cuando el sacerdote diga la añorada frase: “Puede besar a la novia” o “Los declaro marido y mujer”. 
– Menú especial: pedir a tu banquetero que disponga un par de platos vegetarianos será una buena idea para aquellos que no comen carne.
– Niños: sería un buen gesto ofrecer un menú especial para los pequeñines que los van a acompañar, así como contar con algún tipo de entretenimiento para ellos, tipo brincolines, talleres, payasitos, etcétera. 
– Calor o frío: hay que estar conscientes del horario y época del año en que se realiza el festejo para no exponer a tus invitados a climas extremos. Carpas con cortinas, bebidas refrescantes, abanicos y sombrillas para las tardes calurosas; calentadores, aperitivos calientes y salones totalmente cerrados y climatizados para la época de frío, y más cuando es por la noche. 
– Efectivo: si hay que hacer pagos en efectivo a la hora del festejo, pide a tu papá o suegro que se hagan cargo de ello, claro que antes habrá que entregarles los sobres con efectivo.
– Bolso de novia: si en un festejo cualquiera el bolso te resulta imprescindible, con mayor razón el día de tu boda. Ya sea que lo mandes confeccionar con tu diseñador o que lo adquieras en la boutique, cuida que lleve el mismo estilo de tu vestido. No olvides introducir en él antiácidos, aspirinas, alfileres o mini kit de costura, perfume versión mini, polvo traslúcido, labial y pañuelos desechables. 
 
– Zapatos bajos: ya sea que optes por los famosos tenis de novia, las sandalias tipo cuña, las balerinas o unas sandalias de piso, siempre en el mismo tono de tu vestido, te resultarán una bendición a mitad del festejo. Guárdalos desde un día antes en el auto de papá.
– Depilación: unos tres días antes si es con cera; si es láser hay que empezar con la sesiones desde seis meses antes. 
– Al término del festejo: pide a alguien de tu entera confianza que se haga cargo de trasladar las botellas restantes del festejo, el resto de los alimentos y pastel a la casa de tu suegra o de tu mamá, según acuerden tú y tu novio.

Y si olvidas algo, no te preocupes, ¡es parte de la tradición! ¡Felicidades!

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