¿Malos modos o nervios?

Es cierto, tanta emoción y el flujo de sentimientos nos puede poner al
límite cuando estamos a un paso del altar. ¿La consecuencia? Respondemos de
manera poco amigable lastimando a las personas que nos rodean sin darnos cuenta
de ello. Lo importante ante estas situaciones es estar consciente de una cosa:
¿actuamos así por la tensión o nos hace falta cuidar nuestros modales?

1. Asistes al salón de eventos a dar el visto bueno del acomodo de las
mesas y te das cuenta de que los empleados entendieron mal tus instrucciones e
hicieron todo de manera distinta. ¿Cómo reaccionas?

a) Empiezo a pegar de gritos dejándoles muy en claro que su atención y
su capacidad de respuesta es súper limitada.

b) Les hago ver mi molestia; pero, la calma retorna cuando el
responsable del lugar me asegura que todo se arreglará.

c) Les explico cuidadosamente, una vez más, qué es lo que quiero y me
pongo a su disposición por si tienen alguna duda.

 

2. Aunque ya le dijiste a tu cuñada que no es necesario que te
recomiende a su estilista, ella insiste, y una tarde llega a tu casa con el
susodicho para que te haga una propuesta de arreglo para tu Gran Día. ¿Cuál es
tu reacción?

a) Le dices con tono de enojo que qué parte de “no me interesa tu ayuda”
no ha entendido, y los despides argumentando que tienes cosas qué hacer.

b) Aceptas la prueba de mala gana y conforme te vas relajando eres capaz
de reconocer que su estilista puede hacer un excelente trabajo.

c) Con cortesía le pides al estilista que te exponga su oferta de
servicios y que te deje sus datos para que, en caso necesario, lo contactes.

 

3. Tu pareja, a dos días de la boda, te confiesa que no ha llevado a
ajustar el traje que utilizará para la boda y tampoco ha comprado los zapatos.
¿Qué haces?

a) Le reprochas airadamente su indiferencia y le adviertes que de tener
esa actitud en el matrimonio lo que les espera es todo menos la felicidad.

b) No lo puedes negar, realmente te enoja su actitud; pero tan pronto se
te pasa, te ofreces a ayudarlo.

c)  Le haces saber lo
importante que es para ti que ambos atiendan sus pendientes para que todo salga
tan bien como lo esperan.

 

4. Siempre has estado dispuesta a quedarte más tiempo del necesario en
tu trabajo, pero no en los días previos a tu boda, y aún cuando ya lo habías
platicado con tu jefe, él actúa como si lo ignorara. Tú:

 

a) Le adviertes una hora antes de tu salida que si necesita algo te lo
diga de una vez o que se aguante hasta el día siguiente, porque ya casi te vas.

b) Haces berrinche cuando te pide que te quedes, pero al día siguiente
tomas tus previsiones y te sales tan pronto se descuida.

c) Hablas con él y le explicas nuevamente lo importante que es para ti
respetar el horario, así que le propones una eficiente mecánica de trabajo para
poderte ir a tiempo.

 

5. Tu modista te citó a cierta hora para la prueba del vestido, y aunque
llegaste puntual ella no te puede atender por lo que tendrás que esperar. Tú:

a) Estallas contra todos, reclamas en voz alta la falta de organización
de su agenda y le exiges al ritmo de un chasquido de dedos que te atiendan en
ese momento, porque no puedes darte el lujo de perder tu valioso tiempo.

b) Inhalas aire con toda la intención de que se note tu enojo, le dices
que no hay de otra y que esperarás lo que haya que esperar.

c) Le preguntas cuánto tiempo calcula que se tardará y aprovechas ese
lapso para cumplir con otros compromisos.

 

Mayoría A

Si bien es cierto que en este momento eres un volcán de emociones y que
deseas que el evento salga mejor de cómo lo soñaste, también lo es que la
actitud con la que puedes sortear y responder a los contratiempos que se te
presenten puede ser la gran diferencia entre que te rodees de un ambiente
amable y cordial, o uno en el que todos deseen que ya llegue el Gran Día para
evitar problemas contigo. Esta ilusión que tienes úsala en tu favor y
demuéstrale a todos que siempre tienes los modales de una reina que se vestirá
de blanco para ese momento tan especial.

 

Mayoría B

Tienes una gran oportunidad por delante para analizar tus actitudes y
aprender a controlar tus nervios. Si lo notas, al final de cada una de tus
reacciones terminas por comprender el origen del problema y pones lo mejor de
ti para encausar el camino de manera positiva; ahora lo que tienes que hacer es
no dejar que el nerviosismo te domine para que no solamente tengas una linda
boda, sino también dejes una buena impresión en las personas con las que estás
conviviendo.

 

Mayoría C

Tú ya comenzaste a celebrar y se lo demuestras a todos ya que nada es
capaz de afectar tu estado de ánimo y quitarte la sonrisa de tu rostro. Con
esta actitud que tienes hacia la planeación del evento confirmas que tu novio
eligió a una mujer que no solamente es capaz de amarlo, sino que tiene la
inteligencia necesaria para darle a cada situación su justo valor.
¡Felicidades!

 

* Ana Paula Plinka, contáctala en www.sermexico.org.mx,
[email protected].

 

Fotografía

PhotoFeelings Riviera Maya

Osvaldo Dorantes

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