Presupuesto supuesto
Cuando por fin te encuentres ya en tu nidito de amor, despertando apenas de las delicias de la luna de miel, una de las primeras situaciones que te traerán de vuelta a la realidad serán las facturas de los gastos de tu nuevo hogar.
Gastos, gastos y más gastos que aún cuando un día estuvieron presupuestados, empiezan a desfalcar su cuenta en el banco o a incrementar peligrosamente el saldo de la tarjeta de crédito. Una cosa es presupuestar y suponer que vamos a gastar tal o cual cantidad y otra muy diferente es vivir los gastos a los que —quizás— por primera vez en tu vida te vas a enfrentar, como la renta, el pago de los servicios mensuales y las idas al mercado o al súper.
Cuando presupuestamos sin conocimiento de fondo basados en los supuestos de cuánto costará qué, es muy fácil que se dé un desfase económico que, si no se ataca con prontitud, podría tener considerables desenlaces.
Los básicos
Conocer de antemano los costos reales de tu vivienda les ayudará bastante para crear un presupuesto real. Esto podría basarse en los gastos que se efectúan en la casa de tus papás o en la de tu novio, o hasta en los de tu amiga la que vive sola, porroteándo podrán tener un aproximado mucho más exacto.
Por ejemplo, hay que tomar en consideración el costo de una reconexión o en su caso conexión de luz, teléfono, agua o del sistema de televisión por cable ya que aún cuando estés rentando, en muchas ocasiones, los dueños cesan estos servicios para no generarse gastos extraordinarios. Esas conexiones nuevas, forman parte de los ‘piquitos’ que nunca se contemplan y que, definitivamente, desfasan el gasto de los recién casados de manera considerable.
La compra de cilindros de gas o el llenar el existente, también es otra de las inversiones que pasan desapercibidas en los presupuestos iniciales y que al momento de verte en la necesidad de bañarte con agua caliente o usar esa preciosa batería que te han regalado, resultan trascendentales.
A veces, hasta comprar los garrafones del agua y el despachador, son gastos nunca imaginados y, obviamente, llegado el momento de adquirirlos, se convierten en un nuevo desembolso no contemplado en el presupuesto supuesto.
El supermercado
El que a mi consideración es el gasto no presupuestado más riesgoso es la ida al súper. A menos de que tú hayas sido la encargada de los víveres en casa de tus padres, la experiencia será totalmente nueva. Y ¡ojo!, las visitas esporádicas por insumos para una elegante cena o una carne asada, no cuentan.
Al ir por primera vez al súper verán un sin fin de cosas que creerán necesarias para su nuevo nidito de amor, pero que muy probablemente, nunca en su vida utilizarán. Evita caer en la tentación realizando una lista de todo lo realmente útil para la preparación de los alimentos y la limpieza del hogar. Tu vida de casada está empezando ahora y no por ello vas a comprar todas las toallas que usarán tus hijos.
Carrito lleno, cartera vacía. Las cuentas del súper pueden ser todo menos económicas y más cuando están llenas de cosas que consideras necesarias, pero que al llegar a casa, resulta que ya tenías porque te las dieron en la despedida de soltera o por que las llevó tu mamá para dotarte de lo básico. No hay prisas, no es necesario llenarte de productos que no serán útiles en el día a día.
Los fijos
A todos estos gastos, hay que sumar aquellos que se hicieron al momento de preparar la boda, como el tarjetazo por olvidar comprar a tiempo los zapatos de tu novio o tus accesorios que, aunque carísimos, te hicieron ver hermosa. Además consideren aquellos compromisos económicos que adquirieron cada uno por su cuenta a periodos largos y que deberán ser liquidados en su nueva vida de pareja.
Esas son erogaciones que aún cuando tú o tu novio hayan olvidado, los acreedores no las pasarán por alto; a ellos no les importará si se acaban de casar y vienen llegando de Arabia feliz y con la cartera desgastada.
Como verás, hay muchos ‘gastitos’ que no se consideran en el primer presupuesto y que afectan considerablemente la nueva economía de pareja. Toma nota de ellos y comienza a presupuestarlos, recuerda que aunque ahora serán dos sueldos, también serán dos los que gastan.