¡Sí, acepto!
Tu mal humor, tu fantástica habilidad para cocinar, tu obsesiva forma de acomodar las cosas, tu puntualidad, tus virtudes y defectos. Acepto que nadie es perfecto y que podemos negociar nuestras manías.
Declarar que se ama a alguien no sólo es un acto de honestidad, sino una gran responsabilidad. El matrimonio requiere de estos dos valores, por eso no debes perder de vista que al compartir la vida con tu pareja, debes aceptar sus cualidades y defectos. Hay ciertos comportamientos que podemos más o menos controlar, pero hay que estar conscientes de que por algo son “defectos”. La tolerancia, el amor y el respeto son los valores que la mayoría de las veces ayudan a sortear esos “inconvenientes”.
Un error clásico que cometemos las mujeres, e incluso algunos hombres, consiste en que en la mayoría de las ocasiones damos más de lo que podemos, pareciera que no se tienen límites. Esto, además de ser un error puede traer serias complicaciones. Primero hay que aceptarse como individuo para después intentar que alguien más lo haga.
La psicoterapeuta individual y de pareja del Instituto de Psicoterapia Sistémica Humanística y Sexualidad, Eva Escobedo, comenta: “En primer lugar se transgrede a sí misma, corre el enorme peligro de destruir su propia autoestima y felicidad, y a la larga tener un enorme resentimiento hacia la pareja y ‘cobrárselo’ de manera abierta o encubierta. También puede traer consecuencias físicas como problemas gástricos, de estrés, depresión continua o insomnio”.
¿Cuáles son sus reglas?
Es un gran error creer que los límites son algo negativo. Exponer y tener bien claras las limitantes que cada quien tiene en lo que a la vida de pareja se refiere, ayudará a que ambos conozcan las “reglas” bajo las cuales se rige o regirá su matrimonio.
Resulta esencial que tanto tú como tu novio hablen abiertamente sobre los que consideran sus defectos y virtudes, no sean complacientes con ustedes mismos; expongan su forma de ver las cosas y háganle saber a su casi cónyuge si están dispuestos a tolerar esas actitudes, cómo pueden hacer que sean más llevaderas o si no tienen ningún problema al respecto. Esta plática previa a la boda les ayudará a establecer una comunicación más abierta, lo cual propiciará un mejor entendimiento y también los auxiliará al momento que entre los dos establezcan el “reglamento” de su unión.
A continuación te presentamos una serie de preguntas para que tú y tu novio las respondan de manera individual y, posteriormente, las compartan, así sabrán si van a poder con la forma de vida y el manejo de la cotidianidad del otro. Su plática posterior a la reflexión será básica para definir los parámetros que seguirán en el futuro y lograr que la convivencia sea armónica.
Acerca de los principios
¿Me respeto, veo genuinamente según mis propios valores y mis propios lineamientos o trasgredo algunos? ¿Acepto conductas abusivas de mi pareja con tal de estar juntos?
Sobre las expectativas
¿Qué es lo que yo de verdad quiero en términos de mi vida? Esto tiene relación, entre muchos otros, con el tema de la sexualidad y el manejo del dinero. En este sentido la especialista agrega: “De repente no nos atrevemos a decir lo que fundamentalmente esperamos de una pareja en términos sexuales o económicos. No tiene nada de malo decir lo que esperamos, lo que sí es dañino es no decirlo y no vivir en la honestidad”.
La cotidianidad
¿Cuáles son mis expectativas de la vida cotidiana? ¿Cómo nos vamos a organizar para dedicar tiempo a nuestra relación y enriquecerla? ¿Cómo nos apoyaremos para que cada uno pueda crecer personal y profesionalmente? ¿Dónde quiero vivir, cómo quiero hacerlo, qué cosas quiero pagar, qué forma de vida quiero? ¿En qué forma me gustaría administrar el dinero?
Lo que disgusta
¿Me siento molesta con las cosa que hace mi pareja o me siento herida? Es imposible vivir una relación cercana sin que haya cosas que nos molesten, pero hay una gran diferencia entre: “Me molesta que de repente llegue tarde o que ronque” a “sus conductas son hirientes, me siento lastimada con lo que hace”. Si la respuesta es sí, entonces vale la pena preguntarse: ¿qué hago yo, o de qué manera contribuyo para que esto suceda?, ¿quiero permanecer en una relación así?
La aportación a la pareja
¿Qué de mi conducta favorece o destruye mi relación? Muchas veces somos muy capaces de ver la paja en el ojo de nuestra pareja y no ver la viga en el nuestro. Si él es hostil o me irrita ¿tendrá que ver con algo que yo hago?, ¿será que descargo mi mal humor en él o ella?, ¿hago cosas que hacen crecer nuestra relación, o más bien la debilitan?
La respuesta a estas preguntas te ayudará a ver desde una mejor perspectiva su futuro como marido y mujer. Además, al definir las prioridades de ambos podrán entablar una mejor relación basada en la honestidad y el conocimiento de lo que espera uno del otro. El amor y la confianza en la que basen su matrimonio hará que los límites dejen de ser un problema y que su vida se convierta en una verdadera oportunidad para amar y crecer.